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XI

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XI

—Morgan...

Sangre... miedo...

—¿Mamá? —Se me aprieta el pecho—. ¿Mamá?

Ira... traición...

—Eres una buena chica. —La voz de mi madre resuena a mi alrededor en un susurro.

Dolor... Pérdida...

«¿Dónde estás, mamá?».

Oscuridad... vacío...

«Todo estará bien al final, hija».

Soledad...

—Nunca lo olvides, Morgan. Eres buena. —Su voz se desvanece en el viento.

—¡Madre! —grito, abriendo los ojos.

Ha sido solo un sueño. Solo un sueño.

Pero yo no debería poder soñar, ¿qué es lo que me pasa?

Sentada, aparto mechones de mi pelo de la cara. Tengo la respiración agitrada, así que tomo aire profundamente para calmarme. Ese sueño se ha sentido tan real... Me pongo de pie, pasando los dedos por mi desordenado cabello largo. Levanto mi camiseta un poco para comprobar que la herida que Byron me ha dejado se ha ido. Shadow hizo un gran trabajo, la curó. La noche ha llegado y yo ya he tomado mi decisión. Voy a buscar a mi hermano, aunque tengo dos problemas con eso: Aidan y Shadow. Ellos creen que tienen cierto poder sobre mí porque son mis guardianes, pero están equivocados si creen que los dejaré escoger por mí esta vez.

—¿Lista? —susurra Ian, entrando de modo casual en mi compartimento. Me pongo una chaqueta. Él esta completamente vestido de negro—. Les haremos creer que vamos a hacer una carrera como en los viejos tiempos, ¿de acuerdo?

Al salir de la cueva, encontramos a Aidan y Lyla de pie cerca de la orilla. Ellos nos miran, curiosos. Bueno, tiempo de actuar.

—¡Eres una tortuga! —exclamo, golpeando el hombro de Ian. Nuestro líder vuelve a mirar hacia la orilla, aparentemente desinteresado.

—¿Eso crees? ¿Por qué no lo demuestras en una carrera? —propone Ian, guiñándome un ojo.

—Está bien, pero no llores cuando te derrote —lo amenazo, dedicándole una sonrisa.

Él echa a correr hacia el bosque y yo lo sigo sin vacilar. El viento pasa rápido a los lados de mi cuerpo a medida que aumento la velocidad. Puedo escuchar el ruido de las ramas debajo de mis pies mientras avanzo. Es refrescante correr de esta forma. Ian me lleva la delantera; no puedo permitir que gane, incluso aunque solo sea una carrera fingida. Tengo un orgullo que proteger. Respiro hondo y piso el suelo con fuerza para ganar impulso y salto. Paso por encima de Ian en un movimiento rápido y aterrizo delante de él; rápidamente, sigo corriendo.

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