13. Felt

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"Permaneced junto a mí, hermosas estrellas y no permitáis que trate de descifrar esta fusión de luz y sonido, haced que me rinda a él de forma plena e incondicional."

-Armand El Vampiro.

XIII

«Shadow no va a hacerme daño».

Me lo repito una y otra vez mientras lo siento acercarse a mi cuello, su aliento rozando mi piel. Él no va a morderme, no se atrevería. Pero al sentirlo tan cerca, estoy comenzando a tener mis dudas. ¿Cómo se me ocurre provocar al Purasangre más antiguo del mundo de esta forma?

Shadow se separa de mí y yo suelto una respiración de alivio; sus ojos rojos buscan los míos.

—No luches, no te muevas.

No entiendo sus palabras hasta que el peso de su orden cae en mi cabeza y me doy cuenta de que no puedo moverme. ¿Está usando su poder mental conmigo?

—Shadow, no...

—No hables.

La voz se me atasca en la garganta, la impotencia y el miedo corren por mis venas; no puedo hacer nada, nunca me he sentido tan indefensa en mi vida. Este es el verdadero poder de un Purasangre. Shadow pasa su pulgar por mis labios, rozándolos con gentileza. Quiero protestar pero no puedo.

—Ofréceme tu cuello. —Sus ojos parecen atravesar los míos—. Y luego ruégame que te muerda.

Quiero apretar los puños, pero mis extremidades no me responden. Sin tener opción, muevo la cabeza a un lado, ofreciéndole mi cuello.

—Por favor, muérdeme —ruego, las palabras dejando mi boca sin mi consentimiento.

«No. Por favor, no hagas esto, Shadow».

Su boca hace contacto con la piel descubierta de mi hombro, su lengua sube hasta llegar a mi cuello, su voz es un susurro en mi oído.

—No vuelvas a provocarme, esto no es nada comparado con lo que podría hacerte o, peor aun, lo que podría obligarte a hacer mientras internamente lloras y te retuerces de impotencia sin poder emitir una palabra. —Da un paso atrás—. La única razón por la que no te he mordido es porque no quiero crear un vínculo contigo.

Él desaparece ante mis ojos, el peso de su poder mental dejando mi cuerpo, liberándome.

Caigo de rodillas, apretando mi pecho, controlando mi respiración. Mi mirada cae sobre el lugar donde Shadow estaba antes de desaparecer. A pesar de que me ha asustado, no me ha hecho daño realmente. No lo entiendo, Shadow es mucho más complejo de lo que pensaba.

Un asesino frío no se molestaría tanto en demostrar que lo es.

#

Ya en mi compartimento, cierro los ojos y siento la sangre de Shadow corriendo por mis venas. La cabeza me late dolorosamente. ¿Qué pasa? Un recuerdo vuelve a mí.

Abro los ojos y me encuentro sentada frente a una mesa. Miro mis manos y veo unas manos pequeñas.

Levanté la mirada y vi a Milosh sentado a mi lado. Parecía tener unos diez u once años, sino menos. Él estaba comiendo y yo comencé a comer también. Escuché algunas voces viniendo de la cocina.

—¡Come todas tus vegetales! —gritó mi madre desde allí. Vi a mi hermano sonreír maliciosamente. Negué con la cabeza.

—¡Milosh, no lo hagas! —susurré, pero era demasiado tarde, sus ojos verdes se habían puesto rojos.

Levantó la mano y todas las verduras de su plato comenzaron a flotar en el aire.

—¡Detente, Milosh! —le advertí en un susurro.

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