Capítulo 3

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— Así que deshacerte de nosotros al cumplir 6, ¿quien ordeno eso? — preguntó fríamente Sarada caminando de un lado a otro de la oficina.

Shunsuke seguía en a misma posición, amenazando en degollar al anciano si no hablaba.

— Ugh, f-fueron las personas que los trajeron aquí hace casi 4 años — respondió mirando a la azabache con miedo.

— ¿Nuestros padres?

— N-no, f-fueron las personas que los separaron de sus padres

— Un secuestro para desaparecernos — comento frío Shunsuke, su hermana asintió ante el comentario de su gemelo.

— ¿Quienes son esas personas?

Al no recibir respuesta del hombre, ambos gemelos chasquearon la boca, Sarada sacó una caja de fósforos, dirigiéndose a la puerta y salir.
El anciano observo con miedo como desde el pasillo que daba a las escaleras, la azabache encendía un fósforo y lo dejo caer. Iniciando un camino de fuego por el combustible, además de escucharse fuertes pasos salir de la casa.

Volvió a entrar a la oficina cerrando la puerta.

— Tu orfanato se destruirá en llamas, última oportunidad y me pensare en dejarte libre — hablo fría mostrando sus ojos rojos, asustando aun mas a Danzou.

— Esa información no puedo darla — habló nervioso, observo como la pequeña ordenaba degollarlo — P-pero — Shun detuvo su acción — Al entregarlos aquí, les inyectaron una droga que bloquea todos los recuerdos — declaró tembloroso.

Ambos gemelos recordaron en ese instante, a las personas que los habían secuestrado y el piquete de la aguja.

— Gracias por la información — agradeció neutra, el anciano suspiro aliviado de salvar su vida.

— Por favor Shun

— Claro Sarada

Presiono la cuchilla al cuello del hombre degollándolo al instante.

— Ojo por ojo

— Diente por diente

— Y hazte cenizas en el infierno — hablaron al mismo tiempo, llenaron el cuerpo del cadáver con combustible incendiándolo.

Rápidamente los gemelos sacaron los documentos ocultos, entre otros mas del escritorio, pero la oficina comenzaba a caerse en escombros.

No supieron como, pero saltaron por una ventana, sin sentir el golpe, quedando inconscientes.

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— Encontramos una pista sobre sus hijos — entre de repente a la oficina de Sasuke, un hombre pelirrojo.

El azabache mostró sorpresa, levantándose estrepitosamente de su asiento, escuchando toda la información recavada.

Unos gemelos de nombres Shunsuke y Sarada sin apellido en el orfanato Raíz de Kyoto.

Sonrió esperanzado, llamando a su esposa para darle la gran noticia.
Llamando al aeropuerto para separar unos boletos a Kyoto de emergencia.

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Empezaron a abrir sus ojos ónix, observando el lugar con rareza, se levantaron de la gran cama y miraron con detenimiento al hombre que se encontraba mirándolos fijamente.

— ¿Ustedes incendiaron el orfanato?

Ambos asintieron si temor alguno, observando en una mesa los papeles que obtuvieron.

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