La adrenalina corría a través de su venas; llenando sus cuerpos de energía pura, los reflectores brillaban depositando una azulada luz tenue sobre sus cabezas, el público estaba totalmente excitado, las fans aplaudían y los gritos resultaban ensordecedores, a simple vista se observaban carteles con sus nombres y una que otra propuesta de matrimonio, incluso las coloridas cartulinas con la frase “Larry is real” se divisaban por doquier.
A pesar de tener casi 4 años de carrera, haberse presentado en los escenarios más imponentes y ser poseedores de los premios de mayor relevancia en el codiciado mundo de la música, los integrantes internacionalmente famosos de One Direction “La boy band del momento”, seguían siendo esos chicos en busca de un sueño, LA COMPLETA FELICIDAD.
Pese al dinero, la fama, la aceptación entre la gente más rica e influyente del status quo.
El quinteto tenía sus propios problemas, gozaban de buena salud, tenían fama y fortuna, ¿Qué más podrían desear?
Exacto.
Amor.
No el amor de sus familias pues ese lo tenían sin excepción, mucho menos el “amor” que millones de fanáticas profesaban tenerles, no, a ellos les faltaba, el amor de pareja, su otra mitad, la chica de sus sueños y todas las frases cursis y bobas que te puedas imaginar.
Pero que en efecto, todo ser humano, desean tener.
Todos fueron criados por familias muy conservadoras y tradicionales, no obstante, quizás su corazón no les pertenezca a una chica ideal, tal vez, solo tal vez, UN CHICO sea el dueño.