Capitulo 20

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Llore por quinta vez en la noche, estaba en mi habitación a obscuras llorando como si de una niña pequeña se tratara, recargada aun lado de la cama con los brazos puestos en la cama escondiendo mi cara entre ellos, llovía como si él cielo se fuera a caer él escenario perfecto para esta situación

— Vamos levántate — me dijo Sebastián y por su voz supe que él al igual que yo había llorado

— No quiero, no quiero dejarlo — llore mas y mi voz se hizo mas rota de lo que ya estaba

— Sabes que lo tenemos que hacer — negué

— Sabes, siento odio, odio ser esto y por eso no poder estar con el, ¡lo odio! — grite — me odio

— Tenemos que ser fuertes en esto princesa

— No puedo, no quiero abandonarlo en ese lugar

— Sabíamos desde un principio las consecuencias — ahora él era él que lloraba

— Si, pero no tan pronto, por dios Sebastián solo han pasado 9 meses

Después de eso él no se separo de mi en toda la noche.

Y ahí fue cuando desperté y por lo visto llorando.

— ¿Qué pasa? — me miro Sebastián preocupado — ¿Tuviste una pesadilla? — Lo abrase con todas mis fuerzas, empece a llorar en su hombro mientras él correspondía a mi abraso

— La maldita pesadilla regreso, regreso él recuerdo mas doloroso de mi vida

— Tranquila todo estará bien — me beso la frente con ternura, yo sólo negué

— Sabes que eso no es cierto, aunque hayan pasado años, años de no tenerlo cerca, años de no poderlo abrazarlo, años de sufrimiento, nunca estará todo bien

— No quiero que te atormentes así

— Eso es casi imposible

— Solo intenta dormir ¿si? — solo asentí

Sebastián me hacia caricias para poder dormir cosa que no logre, toda la noche me mantuve despierta, fingía estar dormida, pero al cerrar los ojos llegaban las imágenes del recuerdo

Por lo visto Sebastián se quedo un poco preocupado y él tampoco durmió, en ningún momento de la noche dejo de hacerme caricias tiernas, pasaron las horas y era hora de ir al instituto pero siendo sincera no quería ir, mi animo esta por lo suelos

— Buenos días, princesa ¿pudiste dormir? — negué

— Es hora de que te vistas para ir a él instituto

— ¿No iras?

— No, no tengo ánimos de nada

— Bien, le iré a avisar a los chicos que no iremos

— ¿Cómo?¿No iras?

— No, no te dejare sola y menos con ese idiota, sólo voy a avisarles y volveré con helado — Sonreí un poco

— Aquí te espero

Salio de la habitación y unos minutos después regreso con lo prometido y él desayuno preparado para ambos, me acomode en la cama para así él sentarse a un lado mío y entregarme mi desayuno

— ¿Cómo preparaste todo esto? — lo mire sorprendida, era poco tiempo para que hiciera fruta picada, huevos estrellados con tocino, jugo de naranja, etc. Para los dos

— Un mago nunca revela sus secretos
— solté una pequeña risa y él sonrió

— ¿Mis padres no te vieron?

— No, heche un vistazo a sus habitaciones y tus padres estaban roncando mientras que la de Ruiz estaba cerrada

— Esta bien, gracias por todo te... te quiero mucho — por un momento diría que lo amo aunque no se si sea así

— Yo también te quiero mucho mi niña, así que cuando acabes tu desayuno nos iremos

— Sebas no tengo animo, aunque suene un poco estúpido él recuerdo me hizo sentir mal

— Vamos, te llevaré a un lugar ¿si?

Suspire resignada — Esta bien tú ganas

— Bien entonces a desayunar

Desayunamos tranquilamente y por lo menos me hizo subir un poco de animo

— Sebas, no quiero vestirme como nerd

— No lo haras, te llevaré a la mansión a que nos cambiemos de ropa, y llevaremos en él baúl del auto ropa de nerd para de regreso

— ¿Planeaste todo esto?

— Tal vez sí o tal vez no — me cargo como recién casados, no dejaba de reír y él tampoco

— Nos vamos a caer, Sebas — dije riendo mientras caminamos hacia la entrada del departamento

Abrió con facilidad la puerta y de la misma manera la cerro, entramos en él ascensor y Sebas no me bajaba

— No me bajaras ¿cierto?

— Nop — dijo como niño chiquito, las puestas se abrieron y entraron un señor y una señora quienes parecían esposos y se nos quedaron viendo con ternura

— ¿Por qué no eres así conmigo? — la señora le dijo a él señor y este solo rodó los ojos a lo que me dio un poco de gracia y por lo visto a Sebas igual

— Que bonita pareja hacen — dijo la señora antes de salir de ascensor

Salimos al estacionamiento, me bajo y me subí a su auto, Sebas se subió en él lado del piloto y manejo hasta llegar a la mansión



Sujuycaballeros

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