Capitulo 41.

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—Sólo dime donde es, Yael. — Tomo el iPad y me lo entrego mostrándome donde era. Mi boca no pudo resistir a soltar una maldición en voz baja.

—¿Dónde es, Tn_____? —Dijo Sebas despejando un poco su mirada del camino para mirarme a mi, tome la iPad y se lo mostré, abrió los ojos de sorpresa y pareció volverse algo más pálido. No dijo nada, siguió manejando en silencio hasta llegar a la casa en la que se encontraban Iris y Lio.

Estaciono la camioneta y todos bajamos. Nos adentramos a la casa donde estaban Iris y Lio.

Al mirarnos entrar rápidamente se acercaron y comenzaron a hablar.

—Tn_____, la DEA apareció cuando esperábamos a Jiyong en la bodega, intentaron dispararle a Lio pero fallaron y sólo le rozaron el brazo. — Señalo a Lio, quien estaba sentado en el sofá, me acerque a él, me arrodillé a su lado y lo revisé, afortunadamente ya se había tratado la herida.

—¿Qué más hicieron?— Me levante del suelo y cruce los brazos.

— Iris les disparo a unos cuantos desde el otro extremo, nadie vio nada que nos comprometa.— respondió Lío. — Teníamos los disfraces puestos, luego subí a la camioneta y salimos de ahí.

—¿Y la camioneta?

—La destruimos y quemamos en una zona desierta donde tuvimos que robar otra para llegar aquí.

Les dedique una mirada de aprobación y camine a la cocina por un vaso de agua, estaba mal, definitivamente todo estaba mal. ¿Cómo era posible que la DEA haya dado con ese lugar y el mismo día de la entrega? y lo que me ponia peor aún era ¿Por qué carajos Jiyong había comprado justo ese lugar?

Terminé el vaso y en ese mismo me serví un trago de whisky seco. Volví a la sala donde ellos estaban.

— ¿Qué haremos ahora?

— Ya es tardé, enviale un mensaje a Jiyong diciéndole que se lo daremos en la madrugada. — Conteste a Yael.

Sin más, lleve la maleta al sótano, abrí la puerta ingresando un código, baje las escaleras y volví a poner un código en la siguiente puerta. Todos venían detrás de mi. Las luces se encendieron cuando entre, el sótano era grande, las paredes eran blancas, cubiertas de diferentes armas, en el centro había una mesa larga donde podían sentarse más de diez personas, en una pared había una pantalla.

Acomode las maletas en la mesa y comencé a cargarlas de balas que sólo aquí había.

Desperté, me vestí con lo que siempre usábamos para hacer entregas.
El traje era negro con una toga negra y capucha además de las mascaras.
Todos usaríamos ese traje como siempre.

Las camionetas en el garaje estaban listas junto con los paquetes de droga. Cada quien salía en una diferente.

El camino era como lo recordaba y siendo sincera no quería volver ahí pero por desgracias en menos de media hora ya me encontraba estacionando cerca de la entrada.

Todos se dispersaron en diferentes puntos de ahí. Saqué una maleta y camine hacia la puerta que estaba abierta.
Camine el largo pasillo para entrar a la casa, varios recuerdos llegaron a mi mente mientras caminaba.

«La muerte de Kris.»
«Mi boda. »
« Su voz. »
«El disparo.»

Jiyong esperaba en la puerta de la casa esperándome. Camine hacia él y me llevó hacia una mesa que estaba ahí.

—Aquí tienes. — Hable con el distorsionador de voz que tenía la máscara y lance la maleta a la mesa.

—Y ¿lo demás?. — Dijo al abrí la maleta.

—Está en tu patio trasero. — Señale atrás de él sin embargo no volteó. —¿No miraras?

—Confío en ti. —Sonrió complacido.

—Mi dinero. — Dije y sin más sus capos me dieron otras tres maletas con el.

—¿No lo revisaras?

—Confío en mi mejor cliente. —Las tomé y antes de irme dije. — Ha propósito que lindo lugar, GD.

—Lo sé, se la compré a un chico.

Sin más me fui de ahí. Me subí a la camioneta y maneje, los demás se integraban al camino después.

Recordaba ese lugar, no había cambiado tanto como pensaba.
Las paredes seguían del mismo color y todo lo demás.

Sin darme cuenta llegue hacia la casa, entre sin decir nada y fui a la cocina a tomar un vaso con agua, después de beberla entró mi hermano y detrás de él todos los demás.

—Fue más rápido de lo que pensaba.

—Sí, hermanito. —terminé lo que había de agua.— Pero por desgracias la casa en la que estábamos me hizo recordar cosas.

—No deberían de afectar, ni siquiera lo amabas, así que no es para tanto.— dijo detrás mío.

—Tu hermano tiene razón, no amabas a la basura de Kris, así que no tiene por qué importarte. — dijo Sebas, recargado en la puerta.

—Cómo sea, solo volvamos a casa.

—Iré a decirle a Lio que prepare el jet. —Se fue dejándonos solos.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2020 ⏰

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