Capítulo 5

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N A R U T O


Naruto regresó a su casa unas dos horas más tarde, dejando a Hinata, Hanabi y Kiba con sus propios asuntos. Aún quedaba un poco de tiempo hasta que fuera realmente tarde. Pero le sorprendió ver las luces prendidas del comedor, así que se apresuró a entrar, temiendo que algo le haya sucedido a su madre o su primo. Abrió la puerta y al llegar al salón vio a su madre, sentada en el sillón. 

--¿Mamá? ¿Que sucede? 

Kushina salió de su trance y observó a Naruto, tratando de decir algo. 

--Mi... Llamó... Cena... --balbuceó con algo dificultad.

--Respira mamá, luego habla. 

Por suerte, ella le hizo caso y entre largas bocanadas, por fin pudo hablar con normalidad y al mismo tiempo, dejar a Naruto con la mandíbula por el suelo.

--Minato llamó, me llamó... quiso invitarme a una cena... --de la nada, ella abrió los ojos, como si se hubiese dado cuenta de algo. --¡Mierda! ¡Lo rechacé! ¿Que carajo hice? --dijo, justo antes de subir las manos a su rostro y cubrirse para evitar que su hijo la viera derramar sus lágrimas. 

--Puedes arreglarlo. --le aseguró Naruto, que parecía agotado. --Mamá, solo dale tiempo a papá, sabes que cuando tiene una idea en la cabeza, no parará hasta conseguirlo. --y era cierto, su padre era un hombre amable, metódico y simple, tanto en objetivos como en venganza. Su madre lo sabía de primera mano. --Y si el se ha decidido a invitarte a cenar, entonces seguirá insistiendo, pero... mamá...¿Tu quieres verlo?

--Sí. --le respondió, con firmeza saliendo de su voz. --Sí quiero. 

--Entonces ten paciencia. 

--Lo haré, no te preocupes. --entonces su mirada cambió, pasando al que Naruto llamaba, con exactitud, "El modo madre preocupada". --Te ves muy cansado... ¿Todo bien? ¿Pasó algo en la cena hijo?

--Pues casi mato al novio de mi amiga sin querer. --"Pero no me ha importado." se abstuvo de decir. 

--¿Qué diablos? ¿Cómo es que pasó?

--Larga historia. --Naruto se dio la vuelta hacia su habitación. --Mamá, iré a dormir, estoy agotado y mañana tendré un día pesado en el trabajo. 

--Está bien hijo... --le dijo en un susurro. --¡Que descanses! 

Naruto se acostó poco después de eso. Pero se levantó dos veces para ir al baño, antes de que su alarma sonase y le indicara que era hora de ir a trabajar. No desayunó, porque estaba apurado, sin hambre y pensando delicadamente en si debía llevar una pistola y volarse los sesos enfrente de la oficina, para sentir que hacía algo. Al menos la paga era poco más que aceptable. Una hora después, se encontraba sentado en su cubículo, tratando de imaginar si Kiba ya habría salido de observación. ¿Que haría Hinata con él? Era un día hermoso en realidad, templado, con la nieve apenas asomando por los albores del otoño. El sol lamía las paredes de su oficina, pero Naruto no las disfrutaba y daría todo por tener una jodida ventana por la cual sentir el calor de la estrella caliente que se veía resplandecer a millones de kilómetros. Hinata probablemente lo haría, sacaría a Kiba del hospital e inmediatamente pasearían por alguno de los parques que había en la ciudad. Tan ensimismado estaba Naruto en sus pensamientos sobre la chica de ojos perla, que no se dio cuenta de la presencia de su superior hasta que un pesado manual cayó frente a sus ojos, casi sobre su mano. 

--Naruto. --Jiraiya tomó aire. --Estás realmente jodiéndome con esto, como si me hicieras la de la "caña de pescar", con este puñetero manual. 

¿Solamente amigos? - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora