El hechizo del conejo blanco

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Estaba tan cansado que aunque sólo dormí un par de horas caí profundamente dormido... Hasta que sentí un fuerte puntapié en mi costado que fue lo que me despertó temprano en la mañana:

—¡Realmente eres un detective que tomas muy a pecho tu trabajo! ¡Pero que admirable tu devoción y tu entrega!

Desperté sobándome las costillas mientras Matty me miraba con intenso odio. En un principio no comprendía por qué me pateó y a qué se debía su sarcasmo, hasta que me di vuelta y vi unos rubios cabellitos rizados que sobresalían bajo mi frazada...

—¿¿¿Charlie??? ¿Pero qué haces aquí? —Dije sorprendido descubriendo al chico que se había colado bajo mi frazada.

—¡Me voy a la universidad! Así podrán estar "solitos" y seguir en los suyo.

—¡Matty! ¡NO! ¡Lo juro! ¡Yo no sabía que estaba durmiendo a mi lado! Yo lo acosté anoche en el sofá, y por eso yo dormí en el suelo... ¡MATTY!

Me levanté y corrí tras Matty, pero este salió del departamento y me cerró la puerta en la cara. Literalmente mi nariz chocó contra la puerta. Me regresé entonces a la sala y Charlie se cubría con mi frazada como tratando de esconderse después del lío en el que me metió. ¿Pero cómo podía reprocharle algo a un chico que estaba aún afectado después de todo lo que pasó? Sólo me acerqué a él y traté de ayudarlo a iniciar el día.

—¡Menudo susto me diste, Charlie! Espero que al menos hayas descansado algo. ¿Quieres salir de ahí?

Charlie se mantenía cubierto por entero. Levanté un poco la frazada y estaba acurrucado mirándome, entonces le sonreí y volví a hablarle:

—Supongo que tienes ganas de ir al baño. ¡Ven! ¡No tengas miedo! Bueno, creo que ya no me tienes mucho miedo si dormiste a mi lado anoche, aunque ahora mi novio se muere de celos y me detesta por eso. Pero, ¿tú no lo hiciste a propósito? ¿Cierto? ¿No? Te creo... Ahora, vamos al baño.

Charlie ya no me tenía miedo, pero tampoco es que era de su absoluta confianza. Evitaba mirarme al rostro y permanecía con una actitud muy seria. A todas estas no sabía si él podía hablar adecuadamente o si comprendía todo lo que yo le decía, pero hasta cierto punto me obedecía...hasta cierto punto.

—Supongo que quieres hacer pipí, ¿no? Y aquí tengo un cepillo dental, crema y jabón. ¿Necesitas ayuda?

Le levanté la tapa del excusado y él me miró como enojado. Comprendí que quizás no me quería allí a su lado en ese momento así que salí del baño para dejarlo a solas.

Yo me fui a la cocina y me lavé la cara en el fregadero. Entonces escuché el ringtone de llamada de mi teléfono y corrí a responder. Era Gus:

—¡Despierta, "Bello durmiente"! ¿Dónde demonios estás?

—En mi departamento, con Charlie... Despertamos hace poco.

—¿Ha dicho algo de lo que sucedió? ¿Le has interrogado? ¿Cómo le ves?

—Es...complicado. No es que sea muy conversador, ¿sabes? De hecho no sé todavía si habla, pero menos está tranquilo.

Tienes que traerlo a Medicina Legal, tiene que evaluarlo el médico forense.

—¿No es suficiente con el informe de Green?

—No. Encontramos al chico en el maletero del auto y todo en referencia al asesinato de sus padres es medio confuso. El médico forense debe revisar al muchacho, buscará lesiones que pudo haber sufrido por parte de quienes cometieron el crimen, e inclusive descartar si pudo haber sido víctima de abuso sexual. Además van a evaluar su situación psicológica, supongo que ya hay un especialista que puede interrogarlo adecuadamente. Todo es parte de la investigación. Por cierto, aquí ya hay un gran revuelto por el asesinato de los Peterson: El padre del chico era muy amigo del alcalde y un empresario muy conocido y de influencias en la comunidad. Hay mucha gente que les estimaba y ahora están indignados por lo sucedido. Ya tenemos a medio mundo encima de nosotros pidiéndonos esclarecer las circunstancias de los hechos.

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora