—¿Charlie...? ¿Qué es esto?
Pat se sentó a su lado y le señaló lo que había dibujado. Charlie tenía los ojos llorosos, y evitando ver lo que dibujó, escondió la cabeza entre sus brazos.
—¿Por qué dibujaste esto? ¿Qué es...?
Aún con la cabeza escondida, y en voz muy baja, Charlie le respondió:
—Eso...mató a mi mamá y a mi papá.
Charlie no quiso decir más nada. Pat respiró profundo, decidió no presionarlo.
—¿Y esto...?
—Lo dibujó Charlie anoche. Dijo que eso fue lo que mató a sus padres.
Pat le entregó el dibujo a la doctora Swan. Ella lo observó en silencio y con mucho detenimiento por unos minutos: Lo que Charlie dibujó fue una especie de serpiente de tres cabezas. Las cabezas eran aterradoras, con enormes y filosos colmillos; parecían sonreír y amenazar al mismo tiempo. Su cuerpo estaba enroscado, y daba la apariencia que podía saltar para atacar.
—¿Por qué Charlie dibujó esa serpiente? Él nunca había dibujado nada, por más que lo motivé muchas veces, nunca le atrajo dibujar. Y ayer de la nada, tomó un lápiz y dibujó este horrible monstruo.
La doctora Swan rompió el silencio en el que estaba absorta:
—Quiere expresarse. Yo lo motivé a que lo hiciera, y lo hizo. Supongo que este dibujo puede expresar lo que le es difícil decir con palabras. Muchos niños y jóvenes que han vivido situaciones traumáticas pueden dibujar "monstruos", esto para transmitir sus emociones, o como la forma en la que visualizan a sus victimarios.
—¿Y qué debo hacer? —preguntó Pat muy preocupado.
—Seguir a su lado como el buen amigo que eres. Motívalo a que se exprese: Si quiere hacerlo dibujando, está bien. Si quiere hablar, mejor. Y si no quiere hacer nada, no lo presiones; lo más importante es que Charlie sepa que no está solo.
Pat asintió y dejó a la doctora Swan con sus labores, para regresar con su amigo.
—Es tarde ya... ¿Y si no viene, Marco?
—¡Claro que vendrá! No le conviene quedar mal con nosotros.
Dos hombres estaban recostados de un auto, a la orilla del viejo muelle; en la zona industrial abandonada.
Pocos minutos después, un sedán se estacionó cerca. Isaac Peterson descendió del vehículo. Se notaba muy incómodo y nervioso al acercarse.
—¡Hasta que al fin aparece!
—Tuve algunos contratiempos...—respondió Isaac de forma seca.
—Veo que no trae nada para nosotros, señor Peterson. ¿O es que acaso va a pagarnos lo que nos resta con un cheque?
Isaac respiró profundo y encaró a los hombres:
—Aún no tengo el dinero.
—Señor Peterson, teníamos un acuerdo: Cumplimos nuestra parte, y este es el lugar y fecha acordada para que usted cumpliera la suya.
—¡Lo sé, Marco! ¡Y les recuerdo que les pagué un buen adelanto para que hiciesen lo suyo! Pero no veré ni un centavo, hasta que se haga la lectura del testamento. Y sólo será después de que se realice su funeral.
—¿Y qué tanto esperan para hacerlo? —Le preguntó Marco molesto.
—La policía recién entregó los cuerpos. El funeral será mañana. Además vengo a decirles que dejaron a un testigo vivo.
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Charlie
Ficción GeneralCharlie: Odia los colores, por eso todo lo prefiere blanco. Le atemorizan los rostros, asi que siempre les da la espalda a las personas. No le gustan los ruidos fuertes, ni la música de ningún tipo. Prefiere la soledad y si puede se refugia en su es...