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Taehyung soltó una risa rota, llevándose la mano a la frente por la ironía de la situación. Acostarse con Jeon Jungkook una última vez. Odiaba a ese hombre por sugerirlo tan campante y peor aún, se odiaba a sí mismo por haber sopesado la idea al menos un segundo.

—Eres un descarado —murmuró con voz ahogada.

No podía ni siquiera conjurar en su mente que su libertad estuviera condicionada a algo como tal. Taehyung tenía la capacidad de liberarse a sí mismo, al menos de una manera sentimental y espiritual, lo sabía, pero dada su renuencia respecto a hacerlo, Jungkook podía tomar ventaja de eso.

Si Taehyung bajaba sus muros, Jeon tomaría lo último de su espíritu y lo haría pedazos.

—¿Descarado? —El pelinegro ladeó la cabeza con curiosidad y dio un paso al frente, haciendo que el castaño por inercia se alejara—. ¿Soy yo el descarado cuando eres tú quien se pasea frente a mí presumiendo su activa vida sexual? Esto —dijo tomando su corbata ante la expresión confundida que el castaño le dio. Su cuello quedó a la vista y con él varias marcas rojas, algunos mordiscos y chupones—. Esto es un descaro, Kim Taehyung.

—S-Suéltame —gruñó Taehyung con un manotazo, tratando a toda costa de esconder aquellas marcas, sintiendo algo muy parecido a la vergüenza. El menor dio un paso atrás y levantó las manos en señal de paz.

—No te molestes conmigo, Tae. ¿No deberías estar molesto contigo mismo? —Una pequeña sonrisa se deslizó en sus finos labios—. Después de todo, estás haciendo justamente lo que te dije que harías. Pensé que eras un poco más... Difícil.

Taehyung jadeó con indignación. ¿Ese hijo de puta acababa de decir, en pocas palabras, que era un facilón? Ni siquiera sabía en qué sentido tomarlo, y mucho menos podía formular un insulto coherente por la rabia.

—¿Difícil? —empezó. No sabes lo que es difícil, Jeon Jungkook... Difícil olvidarte. Difícil besar a otro sin pensar en ti. Difícil verte todos los días de la mano de Hana y fingir que estoy bien. Eso es difícil—. Difícil aguantarme las ganas que tengo de golpearte ahora mismo, imbécil.

Jungkook soltó una corta risa, relajada y serena. El minuto que habían pactado al inicio ya había llegado a su fin, pero parecía que ambos tenían muchas cosas que decirse. En especial Taehyung, por supuesto.

—¿Te atreverías a golpear a tu propio jefe?

—Ya no eres mi jefe. Renuncié —siseó Taehyung—. Renuncio y para eso no necesito acostarme contigo.

En un rápido movimiento Jungkook estaba sobre él otra vez, acorralándolo contra la pared mientras sonreía como si hubiese escuchado el mejor chiste. Sus manos sostuvieron sin delicadeza alguna el rostro de Taehyung, quien se vio seriamente afectado por la poca distancia entre los dos y no hizo más que jadear sorprendido.

—Tienes razón, ya no somos jefe y empleado. No somos nada —recalcó sobre sus labios, rozando los ajenos con mucho cuidado—. ¿Qué te impide aceptar entonces? —Su boca trazó un melifluo camino hasta su oído y mordió suavemente su lóbulo—. Comportémonos como adultos esta noche y tengamos sexo. Una última vez.

—¿Por qué me haces esto? —Taehyung se sintió flaquear y lo único que lo sostuvo fueron los brazos de Jungkook, que rodearon su cintura para evitar que cayera—. ¿Por qué yo entre todos? ¿Por qué no Jimin? ¿Por qué no alguien más?

—Porque me gustas.

Se aferró a la camisa del pelinegro con un nudo en la garganta. Claro que sí, porque le gustas. Cuando una flor te gusta, la arrancas. La destruyes, porque gustar involucra egoísmo. Y Jungkook era la persona más egoísta que Taehyung había conocido nunca, muy a su pesar.

Harmful love - KookV [[Sin editar]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora