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—Es una niña, hyung. Es una pequeña niña que no tiene culpa de nada.

En algún momento había comenzado a llorar; sus hombros se sacudían con fiereza con cada temblor y cada sollozo lo hacía sentir un poco más débil. Su vida era una ironía. ¿Cómo era posible que teniendo todo lo que había querido se sintiera como la persona más inútil en la vida? ¿Cómo era posible que entre tantos lujos se sintiera tan vacío?

Las flores se deslizaron de su mano y cayeron en la fría lápida a sus pies, en medio de todos los ramos marchitándose. Namjoon amaba las rosas. Seguramente esas le hubieran encantado.

—¿Por qué no estás aquí, hyung? —sollozó Jungkook—. ¿Por qué no estás aquí para decirme "te lo dije"? ¿Por qué no te quedaste un poco más para decirme que no cometiera más errores?

Odiaba el cementerio. El frío de aquel solitario lugar le calaba los huesos, le hacía sentir miserablemente vacío, sin valor. Estar frente al nombre tallado en piedra de su amigo solo hacía todo más tortuoso. Odiaba ir a visitarlo, odiaba verlo tres metros bajo tierra cuando Namjoon merecía estar en lo más alto, con su brillante intelecto y enorme carisma.

—Conocí a alguien —murmuró con una risa amarga—. A alguien maravilloso... y yo realmente lo arruiné, ¿sabes? Realmente lo jodí todo. La vida es una perra, ¿no es así? —rio—. Dijiste que la ambición y la avaricia iban a matarme... Y en serio lo siento así, hyung, de verdad siento que me estoy desangrando por dentro. ¿Podrías abrazarme y darme unas palmaditas en la espalda mientras me dices que está bien cometer errores?

Preso de la furia, Jungkook pateó la pila de flores en el suelo, desperdigando pétalos por todo el césped. Donde sea que Namjoon estuviera, quería hacerle saber que Jungkook daría todo para regresar el tiempo y evitar que se subiera a ese avión. Sin accidentes, sin noticias ni farándula. Una silenciosa muerte que parecía programada por el karma solo para joder a Jungkook.

—¿Ahora cómo le digo que lo siento, hyung?



[♥]



Hana estaba dormida cuando Jungkook bajó a la sala. Su primer impulso fue tomar el teléfono. Desgraciadamente, esa era la única manera que conocía de acercarse a él; siempre tan cobarde, resguardándose detrás de una pantalla y un par de tragos.

Ni siquiera terminó con la primera botella cuando sus dedos ya estaban marcando de forma ansiosa aquel número. Solo rogaba a los dioses que atendiera, porque necesitaba escuchar su voz, necesita saber si él era el único que se sentía asfixiado por la soledad. Rodeado de caros muebles, adornos exóticos y una elegante casa, se sentía como un mendigo.

Su corazón latió eufórico cuando el pitido de la llamada se detuvo. Taehyung contestó. Era un ritual enfermizo el que tenían, ese de llamar y solo quedarse allí por largos minutos, escuchando la respiración del otro. Esta vez... Jungkook quería que fuera diferente.

—Lo siento —farfulló en contra de su propia voluntad; la garganta le quemó al pronunciar esas palabras.

El silencio del otro lado de la línea provocó que un ruido amortiguado saliera de la garganta del pelinegro.

—Lo siento —repitió—. Taehyung, lo siento. Lo siento mucho.

Otro largo silencio se escuchó, acompañado de un suspiro hondo y pesado. Pensó que Taehyung colgaría, pero no fue así.

Harmful love - KookV [[Sin editar]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora