Un Dani sonriente me sonrió al abrirme la puerta principal de su mansión. Lo saludé con dos besos en las mejillas, sonriendo de la misma manera en la que sonreía él.
-Pasa, querida-dijo caballeroso. Asentí con la cabeza entrando en su preciosa casa, mientras se me escapaban un par de carcajadas.
Me pasé minutos siguiéndole el rollo mientras hablaba sobre que quería hacer no sé qué en no sé dónde. Asentía, pareciendo interesada, mientras por mi mente repasaba el plan mil y una vez.
-¿Que tal si hacemos palomitas?-dije yo, ofreciéndole mi mejor sonrisa. Parpadeó y sonrió de la misma manera, y automáticamente, empezamos a hacer las palomitas.
Entre chistes, fuimos con las palomitas en el cómodo sofá, y nos preparamos para la película. Dani empezó a encender el televisor y la hora iba llegando.
-Dani, cielo, voy al baño un momento, que después me pierdo minutos de la pel·lícula-dije yo, inocentemente, mientras me levantaba. El giró su cara para verme, y rió negando.
-Claro, Maddie, ves, más faltaría-dijo, volviendo su mirada al televisor.
Fui a paso ligero, el cual estaba en la parte de arriba. Cerré la puerta detrás de mí, y abrí el ventanal que había en el baño, para encontrarme con Hardin.
Le ayudé a entrar y silenciosamente lo conseguimos.
-A la carga, princesita-dijo él, sacudiendo con sus manos suavemente su sudadera negra, para quitarse arena del jardín.
-Allá vamos-dije yo, para salir del baño y ajustar la puerta detrás de mi.
Bajé corriendo las escaleras, para saltar hacia el sofá y caer casi encima de Dani. Me empecé a reír cómo una tonta, y le pegué mis carcajadas a Dani.
-De verdad que no sé de dónde sacas de golpe tanta energía-dijo, aflojando su risa, mientras me recomponía en el sofá.
-Yo tampoco-le dije, apretando mis labios, inocentemente, cómo una niña pequeña. El sonrió y puso la película.
Estaba tranquila, pues, Hardin era un experto en la discreción y el silencio. Todo saldría perfecto.
De pronto, el teléfono de Dani sonó a todo volumen, asustándonos. Él lo cogió rápidamente y se levantó del sofá de un salto.
-¿Que?-preguntó gritando al teléfono. Me asusté y también me levanté. Colgó rápido y me miró con algo de pánico en sus ojos, fruncí mi ceño, entre confundida y preocupada.
-Ha habido una masacre en el edificio, Madison. Han matado a Olivia y a David, y a casi medio personal, los están reduciendo, pero necesitan algo de ayuda-dijo él, empezando a ir a por su cotxe.
-Voy contigo-le dije siguiéndole. Paró en seco, y me miró profundamente.
-Te aconsejo que te quedes aquí, que estás a salvo-dijo él, intentando convencerme. Entre la gran tristeza que me inundaba, puse un rostro de enfado, y me puse rígida.
-Nunca he estado a salvo, Dani-dije, para empezar a ir a su coche. Me subí de copiloto, y sin ninguna palabra, encendió el motor y a toda velocidad, llegamos al edificio.
Entramos en la primera planta, los 4 agentes que siempre vigilaban estaban en el suelo, entre sangre. Tragué saliva fuerte y seguí a Dani el cual entró a la sala de armamiento. Me dió un chaleco anti balas y una pistola.
-Madison, si alguien te está apuntando, no dudes en dispararle-djio él, asentí manteniendo mi rostro neutro y nos dirigimos a las escaleras. Abrimos la puerta y vimos a los vigilantes apuntando a los atracadores con las pistolas, eran 4 atracadores que parecían temibles a simple vista. Tragué saliva.
Dani me colocó detrás de él, y avanzamos escondidos por un lado, para conseguir disparar a los atracadores. Antes de mirar al frente, vi a un lado los cuerpos de... Oliv y David. Aparté mi mirada, ahora llena de lágrimas que amenazaban con salir.
-Basta-dije yo, cabrada, entre lágrimas silenciosas, susurrando. Dani giró hacia mi, iba a hablar, pero me levanté de golpe-¡Al suelo, azules!-grité, y los vigilantes se pusieron al suelo rápidamente. A los atracadores no les dió tiempo a reaccionar, y disparé a todos. Era cómo si fuera a cámara lenta.
Apunté rápidamente al corazón, un disparo, apunto, otro disparo, apunto, otro disparo, apunto, y un último disparo. Todo en 1 segundo, pero lo veía ultralento. Observé los 4 cuerpos desplomarse en el suelo, sin vida, sin aliento y bajé el arma, mientras miles de lágrimas inundaban mis rostro. Los vigilantes se levantaron y no sé qué más hicieron, ya que fui corriendo a los cuerpos de Oliv y David.
Llegué al lado de sus cuerpos, sin vida, sin voz, sin aliento, sin nada. Me desplomé al lado de ellos, los sacudía, con la esperanza en el corazón de que sólo estarían inconscientes, ignorando toda la sangre que manchaba sus camisetas. Volvió a pasar todo a cámara lenta. Dani llegó corriendo a mi lado, tomó el pulso de los dos cuerpos, y tragó saliva.
Y ahí ya se me desplomó todo.
Grité, grité a los cuatro vientos, desgarrándome la garganta, cómo aquella vez que gritaba porque vi caerle encima un techo a Oliv. Vi que Hardin venía corriendo, y abrió sus ojos cómo platos, seguía llorando, sollozando y gritando. No me podía controlar. Todo mi mundo se venía a bajo. Hardin me abrazó, me abrazó tan fuerte, con tanto miedo por mí, que me dejé abrazar, dejé caer todas las lágrimas durante minutos.
Los demás empezaban a recoger cuerpos, limpiar y demás. Mientras Hardin seguí abrazándome, mientras que yo seguía llorando mares, mientras que Dani intentaba arreglar toda esta mierda.
Todo a cámara lenta, cómo si la vida quisiera acordarme perfectamente de cada movimiento, de cada sentimiento, y eso me estaba matando poco a poco, provocando más lágrimas, más sollozos desgarradores.
Después simplemente no veía nada, tenia los ojos borrosos de tantas lágrimas, de tanto dolor.
Hardin me llevó a casa, mientras lágrimas seguían cayendo por mis mejillas, sin parar. Lo único que cambiaba era que no gritaba, no sollozaba, mis cuerdas vocales ya no daban más de sí, tampoco tenía ganas de hablar.
Entró a la mansión abrazándome, ignorando a todos. Subí las escaleras con ayuda de él, entró a su habitación y me dió una sudadera suya, él se giró y en un momento me la puse. Me daba igual mi pelo, me daba igual mi rímmel corrido, sólo quería llorar.
Me arropó con mucho cuidado, cómo si fuera una delicada escultura de porcelana. Besó tiernamente mi frente y me miró, casi con lágrimas en los ojos. Se quitó la ropa y se puso unos pantalones de chandal junto a una camiseta simple y se arropó a mi lado, nos miramos y volví a llorar, mojando todo el cojín, Hardin me abrazó contra su pecho, acariciándome la espalda.
Con mucho esfuerzo conseguí cerrar mis ojos, llenos de lágrimas, para poder dormir, mientras Hardin me seguía abrazando fuerte.
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BEFORE®
Teen FictionMadison Lerman, lista, astuta, cabezona, y con mucho carácter. Todo un amor, eso si no la molestas ni te interpones en su camino. "Dicen que esta vez me he pasado... pero tampoco es para tanto. ¿Que hay de malo en planear una venganza cuando tu "no...