El Hilo Rojo

12

Suga

-Vamos Jin tienes que salir-Suga sobaba la espalda del nombrado mientras seguía encorvado sentado en la orilla de la cama-. Casi regresamos a clases ¿Cual es tú plan?

-Exigirle a mi padre que me cambie de escuela.

-No...

-¿Podrías convivir con la persona que amas pero no puedes tener?

-Si-Jin por fin levantó su cabeza para mirar incrédulo a su mejor amigo-. Pude estar a tu lado.

-Lo siento.

-Esta bien. Lo que quiero decir es que puede ser tu oportunidad de crear momentos inolvidables como yo contigo- recargó su mano en el muslo del rubio.- Jamás haz sido tan negativo incluso con tus problemas familiares. Se fuerte sino es por ti hazlo por Jungkook, enséñale que nunca debe dejar que la vida lo derrote, así como lo haz venido haciendo todos estos años.

Ambos se abrazaron uno aún con lágrimas y otro aún con cicatrices en el corazón.

Namjoon

-Somos​ sólo amigos, Hobi.

-Ya veo-respondía su mejor amigo por celular.- ¿Cuanto más crees soportar?

-Lo que sea que tenga que soportar.

-Nunca creí escucharte decir eso.

-Las cosas cambian-suspiró-. Más bien las circunstancias te hacen cambiar.

Después de estar escuchando su respiración que incluso eso me gustaba volvíamos a conversar de cosas aleatorias.

-¿Tienes novia?-pregunté y el río.

-Si.

-¿Cuántos años tiene?

-Uno menos que yo.

Seguí haciendo preguntas con emoción. Si el era feliz ¿Por que yo no? Todo compartíamos desde la primaria incluso las emociones.

Recuerdo el día que un niño grande y gordo empujó a Hobi tachandolo de gay, justo frente mío, ambos éramos miedosos así que nos quedamos callados una vez se fue lloramos, yo por él y él por mi. Nuestra amistad era más hermandad por eso sé que no puedo ver a Jin de la misma manera que a Hobi.

Nos despedimos en cuanto escuche a alguien golpeado la puerta de mi habitación.

-¿Hijo?

-Adelante, mamá-deje el celular en la cama-. ¿Estas bien?

-Necesito decirte algo ¿Puedo?- señaló el sillón a un lado mío y solo asentí-. Es sobre tu padre.

No podía decir nada, tenía demasiado tiempo esperando con ansias está plática pero ahora no sabía qué hacer ni siquiera con mi cuerpo. Me trate de sentar lo más cómodo posible sin verme tan obvio de que mis nervios se estaban descontrolado.

-Por favor, no me odies- comenzó.

Sus palabras cada vez se tornaba más incómodas e irreales, tuve que levantarme para tomar un poco de oxígeno delante de ella.

-Se suicidó -dijo entre lágrimas.

Quería abrazarla decirle que la amaba sobre todas las cosas pero no podía. Comencé a imaginarme mi vida con mi verdadero padre aunque no podía evitar sentirme molesto. En realidad no sé qué sucede ¿Como un ser humano puede sentir tantas emociones al mismo tiempo? Llevé mi mano a la cabeza, está no dejaba de punzarme.

Caminó hacia mí entonces retrocedí.

-Quiero estar solo- su mirada se veía cansada, no era solo por esta ocasión que lloraba.