El Hilo Rojo

Segunda vez

—¿En donde está mamá? 

—Siéntate y Jungkook ve a tu cuarto, por favor— le ordenó su padre.

El niño no se movió del lado de Jin hasta que este movió su cabeza asintiendo.

Cualquiera que los conociera sabia que si hay una persona en el mundo al cual el pequeño Jung obedecía era a Jin incluso más que a sus padres.

La sala permanecía en un silenció misterioso, el sonido de una puerta al cerrarse les avisó que ya estaban completamente solos.
Su padre junto las manos y recargo sus codos en las rodillas, tomó una bocanada de aire para luego expulsarla.

—Sabemos que tu madre no se encontraba bien, era un problema para los tres...

—Aquí el único problema eres tú, no culpes a mi madre, toda acción tiene una reacción.

—Desde antes ella ya bebía pero yo trataba de ocultarlo, de ustedes, lo que yo hice solo fue la gota que derramó el vaso— reposó su espalda en el sillón.— Nunca planee enamorarme de nuevo.

Jin tronó la boca.

—Entiende, la cuestión aqui no es el amor son tus acciones, nos abandonaste por irte a vivir con esa mujer y su hijo.

—Vengan a vivir con nosotros— su padre soltó sin pensarlo aún sabiendo la respuesta.

El rubio emitió una risa, sonrió de lado y miró a otro lado, mordiendo su labio inferior.

—¿Por que me iría a vivir con la mujer que engañaste a mamá y con el hijo que quieres mas que a tu sangre?— el pecho de su padre subía y bajaba ahora más rápido— dejemos las tonterías ¿En donde está mi madre?

El señor no podía dejar de impresionarle las palabras que usaba Jin a su edad pero por no pelear simplemente las dejaba pasar.

—La llevé a un A.A ya no solo era beber por gusto, tu mismo viste como sus emociones explotaron, el día que te puso una mano encima, sigo sin perdonarmelo.

—Hay algo más que no deberías de perdonarte... Nuestro desprecio hacia ti.

Se levantó sin esperar escuchar otra palabra de su padre el cuál se quedo con la boca abierta queriendo detener a su hijo pero al ver que no titubeó la volvió a cerrar y así dejar caer su cabeza en el respaldo del sillón. Claramente se veía agotado, solía dividirse en tres lo cual ya se estaba reflejando en su rostro.

Al final de las escaleras las piernas de Jin no respondieron más, se venció dejando salir todo en lágrimas, su cuerpo temblaba y no podía controlarlo.

Creía que en algún momento el dolor tomaría el control de su vida. Cada vez era más complicado ocultar su debilidad con una sonrisa, no solo a su hermano sino al mundo.

Jungkook...

Se puso de pie para luego tomar una gran bocanada de aire y aparentar frente a su conejito.

Escondido Jungkook lo miraba desde pasillo, debajo de una mesa. Salió de ahí y miró a su hermano con ojos amplios.

—Hyung ¿Que es A.A? 

Años después.

—Vamos, Jungkook tenemos que ir a clases.— Por décima vez jalaba las cobijas que cubrían a su hermano.— Si no te levantas no habrá desayuno.

—Estoy despierto...

Jin sonrió y salió de la habitación.
Sería mentira decir que todo se encontraba bien. En las noches el mayor seguía llorando en su almohada, de esas pocas veces que su padre los visitaba les trajo la noticia más impactante que recibirían en sus vidas.