Uno

1.4K 186 30
                                    

Era el año 538 en Silla, la ciudad se caracterizaba por estar llena de colores en la zona central. Todos aquellos de la élite de la ciudad podían caminar libremente y comprar cualquier artilugio.

Yoongi, era un chico pelinegro, hijo de uno de los generales del palacio. Era curioso por naturaleza, así que, cada vez que salía al mercado de la zona central, le encantaba detenerse en el pequeño puesto de la señora Cho. La anciana vendía distintas cosas raras, desde aparatos hechos de madera, hasta objetos que aseguraban medir el tiempo.

Fue una de esas tardes, donde su curiosidad lo llevó nuevamente al puesto de la vieja Cho, Yoongi tomó un objeto bastante peculiar. Era un cuadrado de madera, en el centro se encontraba un círculo que tenía distintas líneas en su interior, algunos palillos pequeños que se movían a cierto compás y unos puntos que señalaban distintas figuras.

Entre más lo veía, más capturaba su atención. Movió lo palillos y de pronto, el sonido de las voces en el mercado fue sustituido por otros sonidos peculiares, demasiado altos y molestos. Miró a su alrededor y se encontró con edificaciones altas, algunas del color de las espadas y otras simplemente llenas de distintos colores.

Las personas chocaban contra él mientras le observaban con un rostro de extrañeza, Yoongi comenzó a caminar sin saber dónde se encontraba, observó a un grupo de personas reunidas en círculo, mirando algo. Decidió acercarse, con la esperanza de encontrar una respuesta, al hacerlo, notó a alguien moviéndose al ritmo de algo, música, tal vez.

Era un chico, de cabello castaño y la piel ligeramente más morena que la suya. Se movía en sincronía con la música de fondo. Cada movimiento era tan preciso, tan ligero, parecía no tener huesos, como si su cuerpo respondiese a todos sus mandados y estuviera bajo un hechizo.

La gente iba y venía, pero Yoongi seguía ahí, embobado mientras miraba como el chico hacía de ese pequeño cuadro su pista de baile. Sin duda, era muy diferente a lo que se veía en Silla, pero era algo encantador, casi mágico.

La noche había llegado y Yoongi detuvo su encanto cuando el chico se sentó en el suelo, con el sudor cayendo por su frente. Nadie se encontraba a su alrededor, solo estaban ellos. El pelinegro vio que en sus manos todavía estaba el objeto de la anciana Cho.

-¡Hey! Chico disfraz- llamó el castaño –Vas a quedarte toda la noche observándome.

Yoongi se giró, mirando que fuese él a quien le estaba hablando –Lo siento, señor, ¿podría decirme dónde estoy?

-¿Señor?- el chico hizo una señal de estar herido en el corazón –No estoy tan viejo, ¿sabes?- sonrió- Estás en Busan.

-Disculpe, no fue mi intención.

-Hablas demasiado formal, ¿de dónde eres? ¿Silla?- bromeó.

-¿Conoce dónde está Silla?- los ojos de Yoongi brillaron de emoción, volvería a casa.

-Silla desapareció hace algunos, muchos años.

Yoongi no entendía, él había estado en Silla hace algunas horas, había compartido tiempo con su hermano y estaba en el mercado de la señora Cho, ¿cómo podría haber desaparecido hace algunos años?

-Soy Hoseok- dijo el chico castaño estirando su mano.

-Kim Yoongi.

El pelinegro observó la mano del chico y trató de imitar el gesto, pero antes que pudiese tocar su mano, simplemente desapareció.Yoongi se encontraba rodeado de las luces del mercado de Silla, el objeto cuadrado seguía en sus manos, pero la señora Cho ya se había marchado. Guardó el aparto entre sus ropas y caminó hasta llegar a casa, su padre no había regresado y su hermano estaba dormido. 

Se acostó en las mantas, que improvisaban la cama, sacó el objeto y lo miró por un tiempo, los palillos se habían detenido. Se preguntaba qué era ese aparato y porqué ese tal Hoseok estaba en un lugar tan diferente a Silla. Guardó el cuadrado y decidió dormir,esperando que mañana se volviese a encontrar en aquel lugar y deseando que no fuese un sueño.     

Mystery of love 《YoonSeok》Where stories live. Discover now