Tomo una hoja del escritorio. La única hoja que hay. Mis movimientos son lentos, temo olvidar algo más si me apresuro. Necesito hacer algo que me distraiga de esta perpetua blancura cegadora. Si me concentro en lo banco me dan ataques en los que pierdo parte de mis recuerdos. Es por eso que cada vez que recuerdo algo me apresuro a escribirlo. Incluso cuando soy consciente de que lo que escribo desaparece. Todo está pensado para hacerme creer que estoy loca, estoy segura. Mis memorias desaparecen, casi tan rápido como los recuerdos de los colores. Cada mañana, hay una hoja en blanco sobre mi escritorio. Como si yo no hubiese escrito nada.
Como si el tiempo hubiese vuelto atrás.
Estoy congelada en este maldito instante.
Estoy atrapada en el blanco.

[En Blanco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora