Capítulo 10. Sorpresas

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Siempre pensé que cuando jugáramos este juego la sorprendida no iba a ser yo, pasamos meses planificando todo, pero me he dado cuenta que nada ha salido como supusimos. El placer que he sentido estos días ha sido inexplicable, todos mis sentimientos están a flor de piel.

Pensé que me iba a desmayar en el momento que Mauro confesó que él era quien escribía los libros y que lo hacía pensando en mí. Llevo mucho tiempo enamorada de él y tenía miedo de aceptarlo, ahora nada me cohíbe, sé que mi amor es correspondido y que definitivamente somos una pareja de 4, por lo que he podido notar Ian y Becca también están enamorados.

Me jugaron sucio cuando me pusieron a darle sexo oral a mi casi hermana, a la final todo resultó bien, porque de la manera que lo manejamos no me sentí sola, ni cohibida; yo siempre pensé ser una mujer de mente muy abierta y planificando una encerrona como esta, más todavía, pero jamás imagine cohibirme tanto con el hecho de que me tocara darle sexo oral a Becca, en mi mente sólo cabían dos hombres dándose placer mientras pensaban en mí, pero a la larga todo resultó mejor de lo que esperábamos.

La mejor parte del día fue cuando nos tiramos todos al piso y después de tanto jugar sentí como Ian se corría en mi boca, mientras Becca lo hacía en la de mi hombre y nosotros uno alrededor del otro, todos en clara sintonía, el placer que sintió cuando Ian lo penetró con el dilatador fue desgarrador. Bajar hasta sus labios y sentir el sabor de los 4 pensé que había sido lo mejor de mi vida, pero cuando escuché ese leve susurro, casi imperceptible para los demás, pero clarito para mí -te amo Tessa- mientras que sentía dos nuevas embestidas y nos corríamos al mismo tiempo, creo que ahora si está más que claro que no sólo mi cuerpo, sino mi alma y todo mi ser le pertenecen a ese hombre, no hay nada, ni nadie que lo supere.

Mientras que nos sumergimos en la espuma y nos tomamos el vino, pongo en claro mi mente, a partir de mañana debemos mudarnos de casa, ahora debemos inaugurar la de Becca y al final de la semana si Mauro no me dice nada, se lo propondré yo, tenemos que vivir juntos, ya no imagino despertar en esta cama tan grande sola.

Lo bueno es que para ir a casa de Becca no necesitamos vestirnos, porque las casas se comunican entre sí, llevamos mucho tiempo planificando vivir los 4 juntos, pero no revueltos, lástima que ellos no lo vayan a saber hasta final de semana.

Cuando despertamos en la mañana, Ian y Becca están abajo en la cocina preparando el desayuno, bajamos y ellos nos indican que es nuestro tiempo de pareja para estar solos y que cuando avisemos ellos suben el desayuno, comemos juntos en la cama y mientras que nosotros recogemos la cocina y lavamos los trastes les toca a ellos el cuarto o donde deseen.

Yo decido llevarme a Mauro hasta el vestier, es el único sitio de la casa que falta por estrenar y lo quiero hacer sólo con él, cuando entramos me dice que todos estos días ha recibido mucho placer de mi parte y que ahora le toca hacerme feliz.

Me amarra las manos juntas y las piernas separadas, quedo totalmente expuesta, se dedica a observarme detalladamente y alabar cada parte de mi cuerpo, hasta de mí clítoris tiene algo bonito que decir, este hombre me va a matar y ni siquiera me ha tocado. Comienza a subir desde los pies hasta la cabeza sólo respirándome sobre la piel, mientras que le pido a gritos que me toque, me penetre y me dé duro, me dice que si sigo así va a tener que amordazarme para que no le quite la concentración, trato de hacer silencio, pero me es imposible, mis gemidos son muy altos y decide silenciarme con su boca, en mi desesperación por más, lo muerdo duro, hasta sentir su sangre en mi boca, se retira, me da una nalgada y me amordaza, mientras pone cara de niño tremendo y me dice que me porté mal y merezco ser castigada.

Besa poco a poco todo mi cuerpo, juega con mis senos y noto su indecisión cual preferir, así que se los introduce los dos al mismo tiempo en la boca y muerde mis pezones, mientras yo busco cerrar mis piernas para darme placer, pero me es imposible, siento que voy a explotar en cualquier momento, le dedica más tiempo del que quiero a mis pechos, mientras que anhelo atención en otras partes de mi cuerpo, sube lentamente hasta mi cara y me dice al oído que siempre ha soñado con tenerme así, sólo para él.

Es cuando caigo en cuenta que, por primera vez estamos amándonos en privado, lejos de los ojos de todos y aunque él no sepa todavía de las cámaras, aquí decidí no poner ninguna. El sistema de cámara de mi casa se ve donde Becca y viceversa, pero cada una reservó un espacio privado.

Me dice en mi boca que me ama y reparte besos por toda mi cara y mi cuerpo, por fin decide empezar a bajar, dedica un rato a jugar con mi ombligo y caderas, sigue bajando hasta el centro de mi placer y apenas siento que lo roza con sus dientes, mientras introduce un dedo en mi vagina y otro en mi culo, exploto en su boca, juega con sus dedos, lengua y dientes hasta que me da tres orgasmos seguidos, siento que llega al clímax y se corre en mis senos, pero estamos tan calientes los dos, que se introduce duro y rápido y me dice al oído que aunque se acaba de correr no cree que aguante mucho, mientras que yo siento como lo aprietan mis músculos ya cercanos a un cuarto orgasmo y nos corremos al mismo tiempo y viéndonos fijamente a los ojos, mientras declaramos nuestro amor, sin pronunciar palabra alguna y untamos nuestros cuerpos con su semen.

En lo que nuestras respiraciones se regulan me quita todas las amarras y besa cada lugar donde estaban, sus besos son tiernos, húmedos y expresan el mayor amor del mundo. Nos damos una ducha rápida enjabonándonos mutuamente, lo dejo escoger la tanga que me voy a poner y se decide por una roja con negro, les avisamos a los chicos y decidimos bajar a desayunar en la mesa.

Desayunamos en familia, como se está haciendo costumbre y luego los chicos toman su tiempo, mientras tanto entre Mauro y yo organizamos la cocina y preparamos una nueva jarra de café, obviamos el tema personal de nuestra conversación y le pregunto que si quiere ir de gira a promocionar sus libros, me pone como única condición que debo acompañarlo en cada viaje, que si supone un problema para mi trabajo no diga que vamos como pareja, sino como editora y autor, muero de la risa y le confieso que nadie sabe en la editorial, a parte del jefe, que la dueña soy yo, el único problema que supongo para la gira va a ser como mantenerme vestida y con las manos quietas cerca de él.

Pasión desenfrenada entre 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora