Capítulo7. Extraño amanecer

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Cuando me despierto no sé cómo sentirme, estoy sólo con otro hombre en la cama y desnudo, trato de taparme, me da vergüenza, pero recuerdo que es mi hermano y es un juego. En eso despierta Ian y no sabemos qué decir, ni que sentir, gracias a Dios entra Tessa en la habitación y como si lo hubiésemos planificado le decimos que la estamos esperando para bañarnos juntos.

Cuando entro al baño entiendo que su sueño se está haciendo realidad, toda la casa está diseñada como para 4 personas, la ducha es doble y el yacusi es para 4, de solo imaginarlo me vuelve a excitar la situación, definitivamente el sexo entra por el cerebro.

En la ducha me pongo detrás de ella, mientras juego con mi miembro erecto y su vulva húmeda por sus jugos, hago amago de penetrarla, pero la dejo con las ganas, mientras Ian la besa y juega con sus senos, los choca entre si y se los mete los dos en la boca, lo puede hacer fácilmente porque son naturales. Veo la escena y decido empotrarlos en la pared y agacharme entre sus piernas, la beso, la lamo, le muerdo el centro de su placer, ese piquito que está rígido y completamente erguido, la escucho gemir mientras que muerdo ferozmente su clítoris, tomo entre mis manos el miembro de Ian y lo posiciono en su orificio, mientras que yo la lamo y la penetro con mis dedos por detrás, justo cuando está a punto de correrse, decidimos dejarla con las ganas, tal como ella lo hizo con nosotros ayer y como si lo hubiésemos planificado los dos lo hacemos al mismo tiempo.

Siento que este juego nos está gustando mucho y se nos está saliendo de las manos. Decidimos salir de la ducha y bañarnos individualmente, de otra forma nunca lo haremos, mientras Ian se baña yo decido torturarnos un ratito más y la tiro a la cama, le agarro las manos arriba de su cabeza y sin tocarla con más nada que mis dientes y mi lengua la vuelvo a dejar a punto de explotar. En eso sale Ian y decido ir por una buena ducha fría, porque esta maldad que le estoy haciendo a ella, también hace estragos en mí ser, por mucha agua fría que me cae no logro bajar de un todo mi miembro erecto, la cabeza la estoy perdiendo, lo único que pienso es ¡SEXO! ¡QUIERO SEXO DURO Y SUCIO!

Salgo de la ducha y mientras que ella se baña Ian y yo revisamos los juguetes que ha dejado al alcance de nuestras manos y nuestra imaginación, de muchos tiene 4 cada uno de color diferente, pero vemos que siempre son los mismos colores, así como para que cada uno reconozca el suyo. Es allí cuando Ian me comenta que anoche Tessa le introdujo el dilatador anal y que jamás había sentido tanto placer. Me da miedo siento que mi amigo se está volviendo gay, pero a la vez me da curiosidad y deseo hacerlo. A la final decidimos pedirle a Tessa que se meta las bolas chinas y el diamante anal, para andar por la casa mientras desayunamos, la idea es dilatarla de tal forma que podamos penetrarla al mismo tiempo.

Encima se coloca un tanga negro, definitivamente aunque planificamos hacerle una maldad a ella, es ella quien nos tiene peor a nosotros, nos vemos cómicos caminando como perros falderos detrás de ella y con el miembro completamente erecto.

Llegamos a la cocina y nos sentamos a desayunar, en eso entra Becca y la obligamos a desnudarse, esta semana está prohibida la ropa en esta casa. Lo hace como toda una diva, contoneándose y provocándonos, sólo se queda con un tanga rojo de encajes, que me provoca romperlo con los dientes cuando veo como hace amago de penetrarse con un dedo y pone esa cara de niña tremenda.

Vamos caminando hasta otra habitación, hay un TV de 52 pulgadas con un sistema de sonido envolvente, casi que se me olvida todo, así somos los hombres; pero cuando empieza la peli y nos veo a los tres en el reservado de anoche y escucho nuestros gemidos, ya no puedo más agarro a Tessa por las caderas, le rompo el tanga y la empotro con fuerza contra la pared de vidrio que da a la calle -como nos gusta sentir que nos ven-, le saco las bolas chinas de un solo jalón y la penetro duro, ella se baja de mí y me deja loco cuando me saca de su caverna húmeda y caliente, no entiendo nada, hasta que se da la vuelta y me dice que así puede ver mejor.

La vuelvo a penetrar, muerdo su espalda, juego con el diamante, veo la calle, siento como Ian rompe el envoltorio de un preservativo -hay montones de cajas por toda la casa-, se lo pone rápidamente y se posiciona al lado de nosotros, los cuerpos de los cuatro se rozan, mientras que Ian empala a Becca por detrás, ella se vuelve loca por el sexo oral y anal. Unas pocas embestidas y llegamos los 4 al mismo tiempo, esta compenetración que estamos sintiendo es loca, jamás imagine que esto fuese posible.

Ian va a deshacerse del preservativo y mientras tanto nos tiramos en el sofá, así pasamos toda la tarde, dormitando amándonos y viendo pelis, hasta que llega la hora de irse de Becca para la disco, ella regresará mañana luego de dormir un rato.

Pasión desenfrenada entre 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora