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Ya estaban instalando a mi madre, en el cuarto que Martha le preparó, y pues, ya que el tenía mucho trabajo que hacer, revisar aquí yo estaba algo desocupada, así que estoy ayudando a mi madre a sentarse, nada me cuesta, de todos modos la veo como mi madre, aunque no me dio la vida, aunque me separo de mi verdadera madre, tal vez sin ella no hubiera conocido a Mario no hubiera terminado trabajando para él, cada uno tiene su destino, un camino que seguir y las cosas pasan porque deben pasar, si la vida fuera fácil, si le dieran a uno la persona de su vida, nadie la aprovecharía, la vida fuera muy simple muy fácil, no le encontraríamos sentido, pero si la vida es algo difícil, es cruel, no todos nacen en una cuna de oro.

—Natasha, no es necesario, ya sabes la verdad yo no soy tu madre, no tienes por qué hacerlo.—yo negué con la cabeza que mujer tan necia no importa cuanto se lo repita, siempre me sale con lo mismo, como darle a entender que aunque fue injusta conmigo, ya pude ver todo lo que hizo, ya recordaba algunas cosas que ella me ayudó y eso me hizo feliz, me acuerdo cuando me enferme de varicela ella fue en la noche a mirarme, siempre iba en la noche, para mirar como estaba, todos los días, cada vez que me enfermaba, ella era la primera en hacerme correr para un hospital, miraba por mi salud, me cuidaba, aunque no fuera mi verdadera madre, la quiero como una.

—tú eres mi madre, eso no se discute, ya lo dije y lo seguiré diciendo, eres mi madre y estos son tus nietos. -- le puse su mano en mi pequeño vientre abultado y ella soltó una pequeña risa de felicidad al entrar en contacto con mi vientre.

—no sabes lo feliz que me haces, cariño, pero perdóname. -- yo negué con la cabeza.

—no tengo nada que perdonarte, pero mejor descansa en dos horas llegan la madre y hermana de mi esposo, así que descansa que necesito hablar contigo.—dije sería, debía preguntarle a mamá si lucia tenía un novio o algo por el estilo, ella estaba golpeada, y tal vez no era justo que yo no supiera la verdad.

—Está bien, hija, pero hablemos ahora. -- yo me senté donde ella me indicó y la mire a los ojos.

—pregúntame lo que quieras.—dijo ella tenía la posibilidad de preguntarle lo que sea, tengo tantas preguntas, pero comenzaré por lo básico.

—lucía, tiene algún novio, o cosa por el estilo.—pregunta corta y rara.

—pues, porque la pregunta que yo sepa, ella tiene un novio, llamado pancho Aguirre.—pacho Aguirre será el quién le causó todo esos golpes.

—gracias, madre te dejo para que descanses.—le di un beso en la frente y ella se acostó.— cualquier cosa pega un grito, ella rio y asintió, no me gusta verla, así al menos tendrá una enfermera para que la cuide.

—señora no se preocupe, cuidaré de su mamá, como si fuera la mía.—yo asentí espero que la cuide mejor, de lo que cuidaría la de ella, porque si no la echo para la calle, pero por el momento debo adelantar algo el trabajo, ayer adelante algo, pero no es lo suficiente, he trabajado lo suficiente, pero no lo necesario, tampoco me puedo sobre esforzar y no soy de las que se quedan concentradas, demasiado tiempo, mi cabeza, me distrae el teléfono, Mario me distrae, todo me distrae hasta yo misma me distraigo con el cielo, miro todo mi pelo mi ropa, todo no soy las que su concentración se queda en una sola, me demoro demasiado borrando y trazando una línea, me demoro increíblemente cinco días, con cada diseño, contando días extras, revisadas extras, retoques, cualquier cosa para añadir y quitar, todo lo que me ayude a mejoras los diseños, tener los bocetos me ayudaría demasiado, pero apenas estoy empezando con todo le proyecto, ya me estoy imaginando, dos pequeñas criaturas estando por todos llorando, con sus ojitos serían hermosos, con este hombre me dan ganas de tener un colegio lleno de hijos, con sus ojos que se parezcan a el, en sus ojos en todo me llenaría de mucha ilusión y yo que creí quedarme soltera para siempre.

La puerta de la habitación se entró y yo que me quería acostar antes de poner manos a la obra.

—Natasha, amor, ¿que estás asiendo?.— Mario entró y yo me baje la camisa que la tenía para tocarme mi barriga.

—nada, pensaba ir a trabajar un rato, ya que mi madre está descansando.—dije mientras me acomodaba en la cama, no tengo nada que hacer, trabajar me despejara la cabeza.—y tu amor ya terminaste con tus cuentas.

El negó con la cabeza, tenía esperanzas que hubiera acabado ya y que me dijera que comiéramos algo, pero claro, yo pensando en comida, últimamente es lo que más pasaba, mil maneras de comer algo bueno, pero si sigo así, perderé mi figura no solo por el embarazo sino por la comida,

—mejor ve para que termines.—el negó con la cabeza y se acostó, estiró su mano y tocó mi barriga.

—no, nunca terminaré de trabajar, siempre termino todo mi trabajo en un día y al día siguiente, tengo más, así que decidí no terminar el trabajo del lunes hoy, lo termino el lunes.—me estás hablando en serio, yo solo como una ostra y tú adelantando trabajo, me acosté a su lado y me acurruque en su pecho.

—descansemos, un rato porque más tarde no podremos.—el río y me dio un beso en la frente, yo cerré los ojos y me entregue a los brazos de Morfeo, para descansar un par de horas antes de que Mario valla por su madre y hermana. Ya que ellas son las únicas en poder venir, porque sus esposos deben reemplazar al mío, todo por culpa de ese hombre.

Cuando abrí los ojos, está sola en la cama, tenía algo de calor de seguro Mario se fue a buscar a su mamá y hermana, por eso no me levanto, me metí al baño estaba sudando, el aire estaba apagado, no me acuerdo haberlo prendido, tal vez por eso parezco, un deportista del sudor que cae por todo mi cuerpo, abrí la bañera y deje que el agua refrescara mi cuerpo, he ganado peso, y me estoy acomplejando por eso, me siento indeseable, nada de atractiva me siento muy, pero muy mal, con mis cambios, pero a la vez amo este embarazo, amo a estos bebés, que están creciendo, amo todo hasta su padre, son mi adoración.

Una Aventura Con El jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora