Cuando llegamos al cementerio, él me acompañó a donde queda la tumba de mi abuela, ella me cuidó mucho, me dio mucho amor y fue muy importante para mi, aunque al final no tengamos ningún lazo.
—ella lo sabía, sabía todo.
Lágrimas salieron de mis ojos, ella sabía mi verdadero origen y sin importar eso, me cuido, Mario puso su mano a mi alrededor y yo escondí mi cabeza en su cuerpo.
—me hubiera gustado conocer a tu abuela, tuvo que ser una señora muy maravillosa.
—ella me cuidó, me protegió y siempre decía que todo estaba bien.
Mario empezó a acariciar mi cabeza.
Seguimos admirando la tumba de mi abuela por una hora en silencio, no era necesario hablar, se sentía una gran paz a su alrededor, me sentía tranquila, sin ganas de seguir llorando. Tenía los ojos cerrados sintiendo esa brisa que recorría mi cuerpo, me hacía sentir mejor, pasar seis meses en el pueblo, yo no quiero hacerlo, pero esperaré Mario sabrá lo mejor para mí y para mis bebes el no me pondría en peligro, no sería capaz de hacerlo.
Sentí mis ojos pesados, me estaba entrando el sueño.
—amor, tengo sueño.
Estaba muy cansada, sin darme de cuenta Mario, me levanto entre, brazos para meterse al carro, me dejo en el asiento de atrás acostada, no demore en quedarme profundamente dormida.
No sé cuanto tiempo paso, pero cuando me levante era de noche, todavía estábamos en carretera, me sorprende que estemos todavía en carretera, no entiendo nada.
Me levanté y prendí el bombillo que estaba dentro del carro, mire quién estaba conduciendo y no era Mario, Mario no estaba conduciendo, qué carajos estaba pasando, donde estaba Mario.
—ya despertaste preciosa.
Dijo la persona, esa voz la reconocí, demasiado me dio miedo, al escucharla como me pasaba siempre que la escuchaba en mis sueños.
—¿qué... Estás haciendo acá?, ¿dónde está Mario?
Me sentía muy nerviosa, donde estaba Mario, porque estoy con él, que paso aquí.
—cariño, te cuento tu adorado esposo, te dejo, el dijo que no podía estar contigo, asi que yo estoy contigo.
que eso no puede ser cierto, eso debe ser una mentira, Mario no haría eso.
—me mientes, el me prometió que estaría conmigo, que no me dejaría.
—te contaré luego de que te durmieras, el me llamó y sabía que no podía hacerse cargo de esta farsa de ti, y menos de esos escuincles, el nunca te quiso cariño, el solo te tenía por su bien, pero ya no te necesita.
Eso es una mentira, eso es una gran mentira, Mario dijo que no me dejaría que estaría conmigo, el dijo muchas cosas.
—ME MIENTES ESO NO ES VERDAD.
Debe ser una farsa, una horrible farsa, el no me puede hacer esto, no el no, luego de arruinarme mi vida me sale con esto, no puede ser cierto, todo es una mentira, eso es una cruel mentira, pero donde estaba Mario.
Me agarré a llorar, no sabía nada ni por qué le estaba acá, pero no me gusta su presencia cerca de mí, nunca me gusto soñar con él, sus gestos me da horror en tan solo pensar tenerlo cerca, solo escuché su voz una vez y desde que hay siempre le tuve miedo.
—pues créelo, ahora yo te llevaré a una ciudad muy lejos de él, para que no lo molestes según sus órdenes.
Debe ser todo mentira, no puede ser cierto, el me dijo que me amaba y ahora me traiciona, no entiendo lo que está pasando como puedo comprender cosas así, como me puede pasar hace unas horas estábamos felices y ahora el me deja, me abandona, me tira luego de todo lo que hizo, luego de todo lo que ha pasado me está haciendo eso, como puede hacerlo que se cree me quiso utilizar para sus fines, que trama porque no me dejo en manos de dante, porque me rescato porque me tuvo que hacer esto, y porque este hombre al que tanto, miedo le he tenido desde niña, no sé por qué, pero me asusta la idea de estar cerca de el.
—tranquila estarás bien, nadie sabrá quién eres, puedes calmarte sobre ese tema, nunca nadie se enterara de que fuiste la esposa de Mario Seymour, todo el mundo se olvidara de ti, tan rápido como el viento.
Eso un objeto el me utilizó y yo de tonta caí en su trampa, me usó y ahora me deja con mi peor pesadilla, fui tan estúpida al perdonarlo, fui tan estúpida al caer en su juego, eso fui una muy gran estúpida, pero el me las pagará, el sabrá regresaré Mario, lo voy a hacer y me pagarás todo esto que me hiciste y por tus hijos no te vayas a preocupar, ellos estarán bien, pero tú nunca lo conocerás, nunca me vengaré por todo lo que me hiciste.
—dígame, ¿para dónde vamos?
—a Charlotte.
conozco esa ciudad, es el mismo nombre que utilizaré si tengo una hija. Pero no voy a ir Hall todo menos eso, un lugar donde él me manda y luego que me busca para que le dé a mí hijos, no lo pienso hacer.
—no, lléveme a los ángeles.
—pero, debo seguir órdenes y me ordenaron dejarla en Charlotte en un departamento que tiene pagado un año, señora, entiendo, vamos a Charlotte.
—no, si el me quiere lejos, me voy lejos, si quiere lléveme a Charlotte, pero le juro que me largaré, cuando pueda, pero no me iría para los ángeles, me iría más lejos.
el me miro, tenía una mirada penetrante, una muy fuerte, pero no me voy a dejar, comenzaré una nueva vida en los ángeles, lejos de él, pero regresaré, regresaré y me las pagará.
—está bien, la llevaré a los Ángeles, señora Hall.
Tendré contacto con mi padre para que me ayude, pero también necesitaré dinero, revise mi cartera y encontré la tarjeta negra que me dio Mario, será divertido, pero no la voy a usar, no le daré el gusto de que sepa donde me metí, que me fui para otro lado, lejos de donde él me quería enviar, pero así tenga que viajar esa semana entera en el auto lo voy a hacer.
—dígale a su jefe que estaré bien y que le llegará el divorcio.
—En serio se piensa divorciarse estando usted embarazada.
—sí, me divorcié de él.
el empezó a mover la cabeza.
—mire, le aconsejo que no lo haga, mi jefe la buscara en tres meses, cuídese y no se mueva de los ángeles, señora, es por su bien.
Es en serio y cree que lo dejaré.
—no quiero volver a verlo.
Dije con lágrimas en los ojos, aunque me doliera, el corazón debía hacerlo, no lo quiero tener cerca, ni mío, ni de mis hijos, que se encuentre lejos, muy lejos, de mí no le perdonaré esto que me está haciendo.
—franco, no cambiaré de opinión
—señora, piénselo, sé que dije las cosas muy duras, pero no mueva ningún dedo.
—no tengo por qué hacerte caso.
—yo me quedaré con usted todo este tiempo.
Que, no, yo a ese siempre le tuve miedo, franco es un hombre de 30 años, guapo, y cuando soñé una vez con su voz me parece aterradora, luego lo conocí hace 7 años, casi me desmayo y después me enteré de que trabajaba para mi esposo, a perdón futuro exesposo porque el me las pagara muy duro.
Me levanté asustada, tenía lágrimas en los ojos, no puedo creer, que de eso.
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Una Aventura Con El jefe
RomantizmLas cosas empeoran, ellos deben buscar la manera de salir de ahí.