little pianist

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Min YoonGi era un hombre de 24 años de edad bastante respetado en aquel edificio pues ocupaba el cargo de productor, un alto rango en la empresa pues se encargaba de crear la música, letras y demás para los futuros cantantes por lo cual todos y todas se dirigían a él con respeto.

Solía ser alguien callado, y no serio si no más bien tímido pues no acostumbraba hablar con los cantantes, a menos que sea algo con respecto a su trabajo y eso le parecía justo pues no le interesaba otra cosa. O eso creía hasta que conoció a los nuevos aprendices.

[...]

Esa mañana había sido atareada pues los demás productores y cantantes que llevaban tiempo allí debían alistar todo para recibir a los nuevos aprendices. Debían de elegir correctamente a quiénes podrían tener un gran futuro en la industria y por ello debían de estar concentrados.

YoonGi no estaba presente en esos momentos. Se encargaba en todo momento a empezar con nuevas canciones y dejarlas preparadas pues no tendría nada que hacer. Vivía sólo, no tenía pareja y aquello lo beneficiaba ya que era adicto a su trabajo, nadie iba a distraerlo.

No hasta que salió de su estudio y escuchó una suave melodía que lo obligó a dar unos pasos hasta la escalera que llevaba a las salas de prácticas tanto como de baile y de canto.
La suave música lo estaba llamando y cada vez que se acercaba a la sala en donde estaban los instrumentos de prácticas frunció su ceño al ver aquella linda pero triste imagen.

Pequeños dedos presionaban con suavidad y casi con pena las teclas de aquél piano mientras cantaba una dulce melodía con lágrimas adornando esas regordetas mejillas. Aquella voz era tan dulce, tan preciosa que tocó su alma logrando que un pesado suspiro saliera de sus labios.

El lindo y triste rubio sollozo apretando sus labios pero con rapidez limpio aquellas lágrimas y se levantó cuando escuchó la puerta ser abierta.
Qué vergüenza lo habían visto llorar.

—¿Eres uno de los aprendices? — preguntó el mayor acomodando sus gafas mientras notaba al rubio temblar levemente por los recientes sollozos.

Este no respondió sólo asintió pero pronto logro decir casi tan inaudible que ya se iba.
Pero antes de que el más bajo tome sus cosas el pelinegro se posó delante de la puerta impidiendo que salga.
—Me gustaría escuchar tu canción.

Jimin casi se quedó sin aliento porque claro que sabía quién era aquel atractivo hombre, y le había pedido que volviera a tocar aquella dulce melodía.

No tardo en sentarse tembloroso y dándole una rápida mirada comenzó a acariciar las teclas hasta presionar cada una formando aquella melodía mientras cerraba sus ojos concentrándose y dejándose llevar hasta comenzar a cantar tratando de no ponerse nervioso ni fallar con las voces agudas. Y lo logró.

Logró cantar perfectamente y también logró cautivar el corazón de Min YoonGi quién sin darse cuenta se había sentado a su lado mirando atentamente como el lindo rubio hacia magia con su voz y con aquél piano.

Supo que no lo habían aceptado en la empresa pues había fallado en su canto por los nervios y para tratar de sanar su lastimado corazón se dirigió a las salas de prácticas para tocar una última vez su canción, pues sabía que no tendría más oportunidad pero estaba equivocado.

El pelinegro lo había mirado fijamente y con un suave tono le dijo que siguiera presentándose, que si ellos no lo habían aceptado el claro que lo haría, gustoso de escuchar la armoniosa voz otra vez.

Fue allí que el tierno Park Jimin de casi veinte años se presentaba todos los días a la hora justa en la que el pálido lo llamaba.
Lo ayudaba cuando estaba triste o agotado. Según el su voz lo calmaba y las delicadas melodías hechas con el piano lo cautivaba. Y no podía estar más feliz de aquello pues cada vez que los oscuros ojos se fibajan en los suyos sentía maripositas revolotear en su estómago pero decidía ignorarlo.
Min Yoongi solo era un ejemplar productor que se relajaba con su voz y que lo ayudaba a crear nuevas canciones. Dulces canciones y dulces melodías. Sólo eso.

Claro. Sólo eso.

Ahora no sólo iba a su estudio si no que el mayor lo llamaba a su grande casa que aunque era bastante amplia y se notaba sus riquezas él estaba solo.
Park se sintió mal tanto que se quedó todo el día junto al mayor, aunque el silencio reinaba se sentía bien de darle compañía.

Esa tarde mientras Jimin, inspirado comenzaba a escribir sonriente una linda letra para otra canciones su celular vibro en un mensaje. Un mensaje de Min YoonGi quien le pedía que fuera a su casa porque necesitaba de su compañía.

Jimin tan sonriente y emocionado tomó sus cosas y mintiendole a su tía con que iba a casa de sus amigos tomó un taxi hasta aquella grande casa y tomando aire tocó la puerta que de inmediato fue abierta. Pero lo que más lo dejo sin aliento fue los fuertes brazos de su mayor rodearlo de su cintura y abrazándolo con fuerza, tal parecía que lo había hechado de menos.

—Jimin...Park Jimin ¿Por que haces que te necesite tanto, pequeño?

Jimin tembló pero pronto sintió el aroma al alcohol. El mayor había estado bebiendo.

Con timidez se separó sólo para ver cómo el mayor extendía su mano la cual no dudo en tomar con tal suavidad que sintió un escalofrío rodearlo.

Subieron las escaleras con lentitud hasta dirigirse al amplio cuarto del pelinegro.
¿Que estaba haciendo?

Pronto los dos se sentaron en la cama y lo único que hizo el mayor fue apegar el pequeño cuerpo a él y esconder su rostro en aquel delicado cuello. —Cántame Jimin...haz que mi corazón se sienta cálido...

El rubio mordió su labio inferior pero aún así comenzó a cantar llenando aquella habitación con su preciosa voz que logró calmar el cuerpo, alma y corazón de Min YoonGi quien se sentía triste, quién necesitaba de alguien urgentemente.
Y ese alguien era el lindo Jimin quien con su pequeña mano acariciaba los negros cabellos de su mayor sonriendo, declarándose oficialmente enamorado de Min YoonGi quien ahora dormía con tranquilidad en su cama después de que Jimin pudiera calmarlo.

Aún así no se iba a ir.
Se quedó a su lado, sentado en el suelo justamente cerca del rostro del mayor apoyo sus brazos en el borde de la cama y dejó caer su mejilla sobre estos mirando atentamente al atractivo hombre quién dormía profundamente.
Se sentía tonto pues estaba enamorado y no podía controlar ese sentimiento.

Alli, durmió con una sonrisa completamente seguro de que cuando despertara todo cambiaría.

[...]

Había tenido razón cuando pensó aquello pues cuando despertó estaba recostado en aquella cómoda cama cubierto con las mantas hasta sus hombros sintiendo el embriagante aroma de YoonGi.
Se sintió tan avergonzado que con rapidez se levantó acomodando como pudo sus cabellos, bajó las escaleras y se asustó cuando vio al pelinegro tocando el gran piano en la sala. A su lado había una taza de café humeante.

Se acercó con tranquilidad sintiendo su corazón latir con mucha fuerza.

—Sientate Jimin.

Aquel grave susurró logró sonrojar al menor quién se sentó a su lado mirando atentamente los largos dedos presionar perfectamente las teclas.
No sé cómo sucedió pero sus pequeños dedos se dirigieron a las teclas y de un momento a otro los dos tocaron una hermosa melodía. Y cuando terminaron YoonGi miró atento al lindo pianista llevando una de sus manos a su regordeta mejilla lo acercó a su rostro hasta que sus respiraciones se entrelazaron.

—¿Eres tú pequeño? Tú eres a quien necesito en mi vida ¿mi pequeño y lindo pianista?

Fueron timidas miradas antes de que sus labios se unieran en un puro y dulce beso que prometía más.

Una bonita historia de amor entre aquel solitario y estresado productor, el gran Min YoonGi con el dulce Park Jimin, el pequeño aprendiz y pianista quién con sólo una melodía logró cautivar toda su alma. Su triste alma quién ahora permanecía llena de lindos colores y amor por parte de su hermoso Jiminnie quién se encargaba de despertarlo con lindas canciones en las mañanas.



nminyg
2018

little pianist » yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora