Capítulo 3 - Enamorado no.

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Craig se encontraba caminando al departamento, bastante cansado, se sentía fatal, la noche anterior no había podido descansar tranquilo, cierto rubio se paseaba por su pensamiento insistentemente, le costaba admitirlo, pero de verdad se había preocupado por él, al punto de salir en su búsqueda, pero nada... Fue cuando hablo con sus amigos que entendió que no tendría información alguna sobre él.
Token le había dicho que no sabia nada al respecto pero era obvio para el que mentía, el joven intento ayudarlo y hacer que se desahogara, pero para Craig aquello era innecesario, fue cuando llamo a Clyde que supo acerca del rubio
-Esta bien, esta sano y salvo- se limito a decir el castaño en ese momento.
Y el pelinegro se sintió de cierto modo satisfecho con la respuesta.
Craig estaba recorriendo todo el centro en busca de hacer su camino más largo y no llegar a casa, miro unos niños jugando en el parque, decidió abstenerse de fumar cerca de los chicos.
Para su desconocimiento, estaba justo en la visión de Tweek, que justamente había terminado de montar el corral para su cobaya, el rubio se sentó y lo miro desde un pequeño sofá, intrigado.
Craig parecia meditar.
Una pelota salio volando, estrellándose contra su cara, Tweek no pudo evitar reír levemente.
El pelinegro la tomo en sus manos y sonrió, esto le pareció peculiar a Tweek, noto a un pequeño rubio acercarse al pelinegro y este revolvió su cabello para devolverle su pelota, el chiquillo le sonrío con gusto.
El joven rubio miraba aquello con ternura, en otras circunstancias se habria acercado a él, lo habria abrazado aprovechandose de que fingían ser una pareja y le habría dado incluso un beso en los labios...
En esos delgados y suaves labios que amaba que recorrieran su piel con lentitud casi dolorosa.
Suspiro, como quien tiene un postre frente suyo pero sabe que no es correcto, se apartó de la ventana y cerro las cortinas para no ceder a la tentación de observar más a su ex novio.
Miro a su mascota, el pequeño roedor parecia tranquilo, simplemente recostado en la viruta de madera que tenia como suelo para dormir.
-Oreo...- Tweek penso en Red, casi inmediatamente... Se sentia bastante extraño con todo lo que había pasado, jamas se considero alguien con iniciativa, Craig siempre era quien tenia en dominio toda situacion, pero ahora que habia decidido separarse por completo de él se sentía... Culpable.
Amaba a Craig.
Eso no era un secreto y todos lo hablaban a voces, pues Tweek no fingía, nunca lo había hecho... Se habia enamorado de su amigo hacia mucho tiempo, quizás incluso antes de que los emparejaran, pero sabia como era el pelinegro, lo poco que le entusiasmaba cualquier cosa, tomando la decisión de jamas contarle nada... ¿Con que objeto lo haria? Seria estupido de su parte.
Pero ahora todo era distinto, se habia sincerado con el, dejando a Craig sorprendido por su declaración.
Pues ya que mas daba que se enterara, al rubio ya no le importaba perder su amistad y sabia que su amor nunca lo tendria... A veces se preguntaba si el pelinegro en verdad era capaz de sentir tal cosa...
Pero ahora no tenia que preguntárselo más...
Ahora habia una tierna y hermosa chica que había despertado su atención.
Y si bien, Tweek sabia que había querido con toda su alma al pelinegro con el que había compartido tanto...
No valia la pena... Todo ese dolor y maltrato jamas habia valido el amarlo...
Se hablo a si mismo, mirando su reflejo, miro sus ojeras, su cuerpo lleno de moretones y marcas...
-Ya basta... Vas a cuidar de ti... Y vas a quererte, los demas se pueden ir al infierno-
Y la noche llego nuevamente, Tweek se ducho y entro en su cama, durmiéndose bastante temprano, listo para rendir al día siguiente.
Craig por otro lado llego a su departamento algo tarde, habia decidido comer algo fuera, pues sabia que sin Tweek en casa, la cocina simplemente estaria vacía.
Cuando entro, noto un par de cosas diferentes, lo primero, la ausencia de algunos objetos en la casa, consternado el pelinegro penso en un robo, hasta que vio una nota dejada ahí para ser encontrada fácilmente.
La leyo con calma...
Otra vez...
La releyó una vez más.
Miro el papel con furia, penso en romperlo en mil pedazos, en quemarlo, en estar tan molesto pero... Solo sentia un vacio en su pecho y estomago muy doloroso.
Su garganta se sentia cerrada, adolorida.
Tomo la nota y la doblo cuidadosamente, poniéndola en su billetera.
La oculto lo mejor que pudo y observo la cocina detenidamente.
No estaban las tazas de Tweek, ni sus pequeños cactus que solía poner por todo el departamento ya que según él, eran una bonita decoración.
Fue a la habitación y sintió que era una de las cosas mas dolorosas que podia haber visto... Era simplemente su closet abierto de las puertas, de par en par, la mitad limpiamente vacía, dejando solo su ropa, era como si se hubiese borrado todo rastro del pequeño rubio en el departamento...
El pelinegro suspiro frustrado, dio un par de vueltas a la habitación, concentrado en lo que tenia ahí, Tweek se habia llevado absolutamente todo lo que pudiera denotar su presencia ahí... Incluso se habia llevado algunos broches que usaba en el cabello.
Craig no pudo mas cuando miro en él baño, Tweek no había dejado nada, además, se habia tomado la molestia de limpiar el lugar...
El pelinegro dio un fuerte puñetazo al espejo, sintiendo un dolor punzante en los nudillos, negó con la cabeza... Miro su reflejo en aquel monton de vidrios rotos...
Lucia terrible, lucia como un monstruo... Recargo su espalda en la cerámica de la pared y se deslizo hasta quedar sentado en el suelo.
Miro su mano sangrando, pero la dejo estar... No le importaba en realidad, solo suspiro y sintió que los ojos le pesaban...
Y se quedo profundamente dormido, tranquilo... Aliviado de que el sueño cesara su consiente y lo dejara en una pequeña muerte temporal, sin sueños, sin percepción de nada real...
-
El pelinegro desperto con cansancio, con sueño y un dolor insoportable en su mano, se retorció mal diciendo mientras veia la herida, escuchó la puerta abrirse y sintió la extraña sensación de vulnerabilidad que tanto odiaba, Token estaba ahí, se acerco y lo miro tendido en el suelo, la primera mirada que le dirigió fue de compresión, la segunda fue una asustada, alarmado por el estado de la mano de Craig, rapidamente se acerco a el y lo rodeo con su brazo.
-Viejo... dios eso no se ve bien... Ven, tenemos que ir a un hospital-
-Dejame...- dijo debilmente el pelinegro, Token lo jalo con fuerza sin escuchar lo que tuviera que decir.
-No te estoy preguntando, Tucker-
El joven llevo en su auto al pelinegro, Craig solo miraba a lo lejos algo inquieto.
Le gustaba ver por la ventana pero justo en ese momento sentia como si algo frio y duro le atravesara el corazon con fuerza, como si un metal congelado se le incrustrara en el pecho, apropiandose de toda su calidez y humanidad, desechandola y sustituyendola por una frialdad mecánica... Sin nada que sentir mas que un dolor agudo y constante.
Una vez que llegaron Craig ni noto las punzadas o cuando lo desinfectaron, solo miraba al piso...
Token noto este comportamiento, sintiendose mal por aquello...
-Es estupido, lo que sucedió...- dijo Craig alborotandose el cabello con la mano sana, sonrio con ironía.
-Fingimos tanto tiempo... y fue tan continuo, tan bien actuado, que ahora es como si de verdad me importara-
-Ya basta Craig... Puedes decirle esa mierda a otros, pero no a mi... No me vengas con que Tweek no te importa, ese dia por la noche viniste a preguntar por él, nadie puede fingir tanto un gesto de angustia como el que vi ese dia-
El pelinegro se quedo callado, miro a Token con furia.
Pero no era una furia dirigida a él... El joven lo sabia, Craig estaba furioso consigo mismo.
-No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, supongo, es un viejo cliche pero aplica tan bien en tantos niveles- dijo Token casi a modo de burla, Tweek estaba liberandose de toda atadura y sentimiento poco a poco... Pero Craig... Craig parecia haberse atado poco a poco, a lo largo de los años, y ahora, como un felino atorado, al momento de querer correr y escapar, se había amarrado aun mas a esos sentimientos, que ahora eran motivos de dolor, molestia, frustración...
Tristeza...
Pero el joven Tucker negaba esto, se negaba a pensar que de verdad había algo que ocultar pues para él, eso simplemente no existía.
No habia amor en él.
Por supuesto que no... Nunca lo habría.
Tweek era un capricho.
Una costumbre.
Un delicioso platillo que saborear.
Un hermoso trofeo que exhibir.
Tweek era un precioso chico rubio que lo volvía completamente loco en el sexo.
Oh y Craig sabia exactamente como enloquecer al rubio tambien, sonrio con suficiencia al recordar los orgasmos que le había propinado al joven Tweak, pero era solo eso...
¿verdad?
Solo era esa deliciosa sensación de tocarlo y mirarlo hasta hartarse... Cosa que en realidad... Nunca pasaba.
El pelinegro clasificaba aquel apego como una obsesión, un castigo del karma al ignorar los sentimientos de su pareja...
Tenia una fuerte obsesión hacia aquel joven rubio... Una que le quemaba las manos cada vez que lo veía, que lo hacia desear poseerlo, pero el pelinegro se decia constantemente en su cabeza, que aquello aplicaba en un ámbito puramente sexual. Sin embargo imaginar que Tweek fuese el foco de atención de otros le quemaba en el pecho, lo cual comenzaba a implicar un interes no tan superficial...
Una rara y toxica forma de cariño, si.
Pero no habia nada que hacer. Él era así... y comenzaba a sentirse terrible por lo que pasaba.
Craig tenia la cabeza hecha un desastre.

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