Capítulo 7 - Roto

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El rubio comenzó a acariciar al pelinegro juguetonamente, recibiendo la mirada avergonzada de Craig, que trataba de controlarse lo mejor que podía, tomo las muñecas del rubio y las agarro fuertemente sobre la cabeza de Tweek, el rubio le lanzo una mirada sugestiva mientras sonreía.

-Vaya... me gusta como luce esto- dijo con buen humor, Craig termino quitándose por completo del lugar donde estaba el rubio, dándole la espalda, mirando en dirección al televisor sin prestarle más atención.

-No me ignores– dijo Tweek con un puchero, el pelinegro suspiro con fastidio.

-¿Que te pico?- dijo el pelinegro, recibiendo sutilmente al rubio de nuevo entre sus brazos, volteándose lentamente en su dirección, Tweek escondió su rostro, acurrucándose contra su cuello, comenzando a entrelazar sus dedos con los del pelinegro.

-Solo quiero un poco de cariño...- dijo ronroneando en los brazos del más alto, Craig acaricio la mano del rubio con la suya y termino de hacer que el espacio entre sus dedos encajara con las manos de Tweek, sintiendo un cosquilleo en su estomago.

Era bastante divertido de alguna manera, habían tenido sexo muchas veces, de maneras increíbles, pero jamás un contacto de ese tipo, un contacto tan intimo y especial que lo hacia desaparecer de la realidad junto con la persona que quería, logrando desviar cualquier otro pensamiento que no fuera el rubio entre sus brazos.

Con lentitud y delicadeza, Craig beso suavemente los labios de Tweek, como las alas de una mariposa, el toque fue superficial, casi inexistente.

Las yemas de los dedos del pelinegro acariciaban con cariño el dorso de la mano de Tweek, mientras con su mano libre acariciaba su cuero cabelludo en espirales, haciendo suspirar a su compañero.

La sensación era increíble.

Tweek se dio cuenta aquella noche de que la intimidad no era necesariamente tener relaciones sexuales, Craig simplemente lo estaba besando de una manera tan romántica y dulce que aquello lo hacia sentir más en sintonía con el cuerpo de su pareja que nunca antes...

El pelinegro miro los ojos de Tweek, beso las pecas debajo de estos, beso su nariz respingada y el espacio entre sus cejas, marco caminos de besos por todo su rostro como si lo hubiese hecho ya un millar de veces más, pero aquello era espontaneo, era demasiado maravilloso como para parar y tan aterrador pues no sabia si hacia las cosas bien...

-¿Serás así de dulce conmigo siempre?- suspiro Tweek, abriendo sus ojos y topándose con los de Craig, abiertos levemente, aunque con un gesto frio, la mirada del joven estaba cargada de cariño, el rubio podía sentirlo, acaricio con su pulgar la mejilla de aquel chico tan frio e inexpresivo, sintiendo que su piel era fresca, algo fría, suave... comenzó a besar sus mejillas, terminando con mordidas juguetonas, viendo como su compañero fruncía levemente el ceño ante la presión de los dientes en su carne suave.

-Soy un idiota, no alguien dulce- declaro Craig sintiéndose algo culpable, Tweek se sentó en la cama, viéndolo con una sonrisa comprensiva.

-Te amo así... y se que tu me amas a mi, eso es suficiente...- dijo simplemente, Craig sintió que todos los tonos de rojo pasaban por su rostro, no terminaba de acostumbrarse a la sensación de sentirse descubierto en sus sentimientos.

-Me gustaría que me lo dijeras... que me amas- dijo el rubio con una gran ilusión, le quito el chullo azul a su acompañante, Craig miro a todos lados como buscando una respuesta adecuada, Tweek acaricio sus mechones negros y puso uno tras su oído.

-Pero se que es difícil... siempre es difícil darte cuenta de lo que sientes...- dijo el joven, acercándose a Craig, beso su frente y se recostó en la cama nuevamente, dándole la espalda al pelinegro, permitiéndole cierta privacidad.

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