Respetos mutuos.

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Llevo más de un mes de noviazgo con Perla, debo decir que aunque discutimos, siempre buscamos la solución, como dijo el sacerdote en una misa.

"No hay que acostarnos a dormir teniendo rencor a mi hermano".

Los problemas se solucionan siempre antes de ir a dormir, di el camino directo a mi trabajo pues salí tarde de casa, cuando estaba allí mi celular sonó y era ella mi hermosa novia.

-Hola mi pequeña- dije al descolgar.

-Hola mi gigante ¿Cómo estás?

-Bien, apenas llegando al trabajo ¿y tú?

- Yo camino al depósito tuvimos una reunión, amor te parece si cenamos esta noche, me toca el turno largo, tu tío prometió mi almuerzo, y recuerda que mañana a partir de mañana tengo la actividad en la universidad y el campo a donde vamos no tiene cobertura y no te veré hasta el lunes.

-Está bien amor, yo apenas salga del trabajo iré a tu casa para que cenemos juntos.

-Está bien, te quiero cuídate, que tengas un hermoso y provechoso día.

-Adiós, te quiero, ten mucho cuidado, e igualmente mi pequeña.- dije y colgué la llamada.

Me concentre en mi día laboral, la verdad había mucho trabajo, por lo que aproveche de almorzar en la empresa y así terminar mi trabajo, pues ya mañana sería fin de semana y necesito tener esto culminado.

Al terminar mi día trazo mi vía a la casa de mi novia y comienzo mi camino. Paso por una tienda donde logro ver un pijama amarillo con forma de animal y eso me recuerda a Perla. Entro a la tienda.

-Hola disculpe, ¿Qué forma tiene esa pijama?-Pregunto al vendedor.

-Ese es un León- dice él, miro el precio y me es accesible, miro la talla y es su talla.

-Me la puede empacar por favor-Pedí.

-Dudo mucho que le quede- dijo él con un aire gracioso.

- No es para mí, es para mi novia.

-Y dejas que tu novia use esto para dormir.

-Sí, se ve tierna cuando usa estos pijamas.

-Al fin un hombre que no dice que el pijama de una mujer debe ser una bata traslúcida- dice una mujer cerca del mostrador mientras lee una revista. Se levanta y se acerca con una sonrisa tranquila y luego con su revista golpea al hombre que me está atendiendo- ¿quieres saber cuando llegues nuevos?-Me pregunta.

-Si me encantaría, pero que no sean, ni de cachorro, ni gatito, ni conejo, ni canguro, ni león... porque esos ya los tiene- dije tomando la bolsa y pasando mi tarjeta. Ellos asienten y una vez que he pagado salgo de la tienda y sigo mi camino a su casa, al llegar simplemente abro con la llave que ella me dio de su casa. Y la escucho en la cocina.

-Hola pequeña- digo desde la puerta para que ella no se asuste.

-Hola gigante- dice ella girando hacia mí, me acerco y simplemente la beso- ¿Qué tal tu día?

-Agotador ¿y el tuyo?

-Largo, pero provechoso- dijo ella. Termino de servir la comida y me senté con ella en la mesa.

-Te traje un obsequio- dije extendiendo la bolsa.

-Amor ya te he dicho que no son necesarios los regalos.- dijo ella

-Pero este me recordó a ti y sé que te gustara- dije

-Está bien- dijo ella, lo recibió y lo observo y vi su sonrisa, saco de la bolsa su obsequio y lo extendió- ¡Un pijama de León!- grito emociona, brinco y corrió a donde estaba yo, se sentó en mis piernas y me beso.- Gracias- susurro.

Un Amor para DosWhere stories live. Discover now