Un diario... Un Amor... Una Boda

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La vida siempre tiene obstáculos, y para mí uno de ellos es, este diario, aunque sé qué suena insensible es mejor que lo aleje de mí... Hoy me he puesto de acuerdo con los papás de Mariana, estoy seguro que ellos querrán tenerlo.

Los días comienzan a pasar, y entre tantas cosas en mente me propongo dejar mi pasado atrás, dejar solo en mi cabeza los bonitos recuerdo que tuve con Mariana, y todo lo que compartí con ella.

El diario lo entregaré a las persona que se que lo guardaran como un tesoro.

Voy a visitarla antes de seguir adelante, una parte de mi quiere creer que ella lo entenderá.

Me dirijo al cementerio y al llegar a lo lejos diviso a sus padres, ambos hablando frente a su tumba, me acerco a ellos a paso lento con el diario en mis manos, hasta que siento que tiran de mi cuerpo, me hace girar dándole el frente a ella, frente a mi Perla con una hermosa sonrisa, por inercia sonrió.

-Te acompaño mi gigante.- dijo y asentí en silencio.

-Sabes es difícil saber que llego el momento de olvidarla.- dije mirando a los padres de Mariana.

-No es que la olvides amor, porque lo que viviste con ella y lo que sentiste por ella no lo olvidaras, tampoco te pediré que lo olvides, solo que aprendas a sobrellevarlo mi amor, que puedas compartir conmigo, formar una familia, que no lleves en tu mente que la traicionas constantemente, pues eso no es así.- dijo ella- Yo no pretendo Remplazarla, - dijo mientras caminaba conmigo- cuando lo quieras podremos venir a visitarla.

-No eres un remplazo mi pequeña quiero que quede claro, en cuanto a avanzar estoy de acuerdo contigo, ahora, lo de visitarla... lo veremos más adelante, necesito sentirme bien con esa parte.

-Bueno, cuando eso ocurra, dímelo; quiero acompañarte.-eso me hizo feliz, su compañía hará todo más fácil.

Llegamos al lado de los padres de ella, e inmediatamente tome su mano, esto sería difícil...

-Buenos Días- digo llamando su atención.

-¡Raúl!- dice la señora Marina, se acerca a mí y me abraza, veo que al señor Alejandro no se le pasa por alto que tenía tomada la mano de Perla, suelto está para saludar al señor-¿Cómo estás? Cariño- dice ella.

-Muy bien ¿y ustedes?, señor Alejandro- saludo y estrecho su mano, él sonríe.

-Muy bien Raúl- Responde él, le extiendo el diario y él toma- ¿y esto?.

-Es el diario de Mariana, el último que escribió antes morir, me lo entrego la noche antes de morir, pero creo que tenerlo a mi lado me hace mucho daño, es mejor que ustedes lo tengan.- dije y vi como la señora Marina lo revisaba. Y sus ojos se cristalizaron.

-Gracias- dijo ella, yo solo asentí, me acerque a la tumba de ella. Y me arrodille.

-Hola Reina- susurre con lágrimas en los ojos- Mi Arí hermosa, se que has visto todo lo que he pasado desde la última vez que vine a visitarte, sabes que necesito avanzar, y ella es parte de este avance, sabes también que cuando mi mente no esté hecha un lio, te visitaré... esto no quiere decir que te olvidaré, rezaré por ti cada noche y cada recuerdo hermoso a tu lado, lo mantendré en mi mente y mi corazón, te quiero mi Arí.- dije, bese la lapida fría y salí de allí despidiéndome de los padres de Mariana, cuando llegamos a la entrada del cementerio mi celular sonó, tome mi celular con mi mano libre pues con la otra sujetaba la mano de mi acompañante, un mensaje se veía en la pantalla, al abrirlo su contenido me hizo reír.

"Es bueno que rehagas tu vida, es momento de ser Feliz... Por cierto muy bella novia, falto el beso, espero lo haga antes de salir del cementerio, tus amigos aquí presentes lo queremos ver, te queremos Marina y Alejandro"- Alejandro.

Tome a Perla de la cintura pegándola a mi cuerpo, di un beso en su frente y pequeño en su boca, para complacer a mis amigos, ella se sorprendió.

-¡Raúl! ¿Qué has hecho?- dijo ella.

-Dos cosas, una besar a mi novia y dos complacer a ciertos amigos- dije extendiéndole mi celular, vi como leía el mensaje y comenzaba a reír. Se giro y con sus manos se despidió de los padres de Mariana.

Comenzamos un camino hacia la heladería, pues hoy no fuimos a misa en la mañana, pero en la tarde iremos. Pedimos cada uno un helado y nos sentamos en una de las tantas bancas.

-Gracias- dije- por acompañarme.

-Para eso, somos amigos, novios, futuros confidentes, amantes, esposos y padres- dijo ella con una sonrisa-Perdón olvida, lo que no te guste de esa respuesta- dijo y comencé a reír, causando que se pusiera toda rojita, me acerque a ella y bese sus mejillas.

-No olvidaré ninguna de esas palabras, porque me encantaría compartirla contigo- dije

La vi sonreír y luego ponerse sería, para luego cubrirse el rostro con mi cuerpo.

-¿Qué ocurre?-Pregunte en un susurro.

-¿Qué hace mi padre aquí?-Pregunto ella. Me gire y observe un señor rubio de ojos castaños, alto como yo con un cuerpo bastante voluminoso.

-¿Es enserio?- Pregunte y ella asintió.

-No quiero que me vea, él no quería que yo estudiara en la universidad.- Asentí.

-Vámonos- dije y tome sus manos, ambos nos levantamos con cuidado para salir, al llegar a la puerta, vimos como el padre de ella, beso a una joven de unos 28 años, mire a Perla. Y sus ojos se cristalizaron. Lo próximo que vi, esperaba nunca vivirlo. Perla corrió hacia él hombre y lo golpeo en la cara.

-Espero no verte nunca más cerca de mi madre, ya veo porque quitarme la oportunidad de estudiar, ojala te pudras en el infierno Francisco- dijo, el hombre frente a nosotros solo abrió los ojos en grande.

-Pe...Pe...Perla... hija.... Yo.... No.... – él la fue a tomar de la mano y ella simplemente corrió hacia a mí, simplemente la abrace, él hombre me observo y yo a él, tome a perla de la cintura y comencé a caminar lejos de allí- ¡PERLAAAA!- pude escuchar, ella tomo mi mano y comenzó a correr de mi mano.

Llegamos a mi casa, era la más cercana.

-¿Puedo quedarme contigo esta noche?-Pregunto ella, sonreí y tome un vaso y lo llene de agua y se lo di.

-Esta y todas la noches que tú quieras mi pequeña- dije y la vi sonreír.

Salimos de mi casa a buscar su ropa, y al volver simplemente ella busco que usar para misa, después de unas horas, salimos directo a misa.

La misa fue bonita, los niños hoy realizaron una actividad al final de la misma.

A la hora de salir de la iglesia vi que Perla se detuvo y se acerco a al párroco. Me acerque a ellos.

-Padre ¿cuánto tiempo mínimo debes tener de novio con una persona antes de casarte?-Pregunto ella y él sonrío.

-Perla, no existe límite de tiempo, solo que es favorable que se conozcan y sepan convivir juntos- Ambos sonreímos. Ella se giro a mí.

-Señorito Raúl ¿me haría usted el gran honor de aceptar casarse conmigo?-Dijo ella y comencé a reír-Prometo, ser más organizada, hacerte reír, cuidarte, amarte, ayudarte y apoyarte, no discutir por tonterías, celarte mucho y en días de estrés hacerte olvidar todo.- dijo con una sonrisa, vi que él párroco negaba con la cabeza, tras él tanto los del coro, como algunos feligreses esperaban mi respuesta.

La abrace y bese su frente-Si acepto casarme contigo mi pequeña dormilona- dije y escuche como todos aplaudían.

-Bueno dicen que los matrimonios en Dios son eternos sin necesidad de tener mucho tiempo de noviazgo, solo avísenme con tiempo la fecha de boda, para preparar mí percha y al coro.- dijo el párroco.

Las risas se oyeron en toda la iglesia, además de los aplausos.

En definitiva con esta chica en mi vida nada será igual.

Un Amor para DosWhere stories live. Discover now