texting - Sebastian Michaelis

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Tenía frío, y más frío tuve aún cuando alguien me cubrió la boca y logrando visualizar a un hombre extraño unos segundos antes de que aquella venda tapase mis ojos y mis manos fuesen atadas. Lloriqueando pataleé pero nada ocurría, escuchaba gruñidos y al menos 3 personas me sujetaban.

Una aguja, como si nada, penetró mi piel, las últimas lágrimas que puse soltar, salieron mojando la venda y caí cansada. Oscuridad.

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No había hecho el amor en la vida, siempre tuve sexo, claramente, de parte de James, el único novio que tuve.
A él le gustaba dejarme evidencia, moretones en los pechos o golpes, ahí veía el porqué terminé con él. No me arrepiento de nada.
Me dolía. Y me duele, justo ahora.

2 meses y él seguía jugando con mi cuerpo. En mi nueva "habitación" sólo había una cama y un baño en otra puerta, ni una sola ventana. No tenía nada, él venía cada vez que quería, me daba comida, me violaba y se iba.
Recordaba el primer día que tuve relaciones con él, me golpeó tanto.
Se parecía a mi padre.

Tenía sueño, pero miraba mi brazo lleno de sangre por la fuerza que había implementado en mí, tratando de ponerme esas estúpidas agujas para drogarme (que lo logró) que... Bueno, debía y me estaba obligando a querer ducharme.
Cuando me levanté, caí de rodillas y finalmente me desplomé contra el suelo.

Lloriqueando recordé una vez más a Sebastian.
Todos los días lo recordaba.

Sabía que él me ayudaría, pero saber que mi alma sería suya... No podía soportarlo.

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2 días después

Tenía hambre, estaba drogada y había vomitado, sin embargo, sabía que no estaba embarazada, porque también, él sabía como prevenir, parches, píldoras, inyecciones, agujas y más agujas.

La luz se estaba apagando, a veces pasaba, por lo que sabía que no era Sebastian.

Me fui a la cama y me cubrí. Lloré y lloré hasta que mi cabeza dolió.

-aún le quedan dos deseos - escuché y un abrazo desde atrás me proveó calor, un calor único, del cual me comencé a sentir mejor, no veía nada, eso significó que al darme vuelta, él sólo esperó a que me pusiese cómoda para luego abrazarme y que mi cabeza quedase en su pecho - ¿se encuentra bien?- me acariciaba la cabeza tan dulcemente que sonreí - tranquilicese, respire y piense -

Pensar... ¿Pensar en qué?
¿En los dos deseos restantes?

Ni hablar, no vendería mi alma.

Pero él... Su amabilidad me gustaba, pero había veces que él utilizaba su poder contra mí, eso no me gustaba.
Pero algo que sí me gustaba era... Era su forma de mostrarme que era importante y querida.
¿Pero qué podía decir? Me gustaba que me mimasen luego de tanto llorar y ser violada, además, ni siquiera aparecí en la televisión o eso creía, porque James me lo comentaba.

-Nadie te quiere, Rose, deja de pensar, nadie vendrá por ti y es un hecho, nadie más que yo piensa en ti y es un hecho, te amo ¿lo recuerdas? -

No vendería mi alma por...

A la mierda.