🌼5🌼

719 68 12
                                    

Hoy ya era Jueves.

Aquel hombre no me había hablado ayer. Pero sí las gemelas cuyos nombres sabía pero no distinguía muy bien quién era quién.

Me senté detrás de todo, siempre lo hacía, no me gustaba hablar en clase, las personas te miraban fijamente, esperando a que te equivoques ¿curioso, verdad?

Gratamente me estaba yendo bastante bien, los exámenes la pasaba como si nada (mis ojeras eran prueba de aquello)

El profesor Samuel había entrado hacía bastante rato, y sólo hablaba y nos mostraba cómo hacer correctamente una disección en el esófago.

Yo me puse a dibujarlo de forma en la que pueda entenderlo mejor, realizaba la parte anatómica.

-¿verdad que sí, Señorita Rose? - levanté mi mirada, aquel hombre me miraba fijamente - hable, por favor- Tragué en seco - se ve algo pálida ¿necesita ir a por agua? - la campana sonó estruendosamente- pueden irse - su mano se posó sobre la mía - Usted no -

Me lo quedé mirando mientras las personas salían.

No todas eran de mi edad, algunos tenían 18, como yo, o 21 o 30... Pero la mayoría estaba entre los 18 y 21, lo que me espantaba.

La puerta se cerró por el viento que corría por las ventanas grandes con cortinas amarillas, estampadas con puntos blancos casi invisibles. Pero yo notaba esos detalles insignificantes.

-¿Cómo se encuentra? - mi celular sonó - ¿no va a responder? - negué - muy bien - sonrió para sentarse enfrente de mí - usted es una de mis mejores estudiantes y... - sonó de nuevo-

-Lo siento, nadie me habla, de verdad, es por eso que ni siquiera lo apago y...

-Solo dígale que está ocupada - asentí.

Evité aquellos mensajes, me estaba vigilando.

Una mano fría me tocó el cuello.

-tiene fiebre- algo asustada, quité su mano, negué - lo estoy afirmando-

-estoy bien - sonrió -

-de acuerdo, qué le parece hablar de su problemilla - me guiñó un ojo-

-No - me levanté y puse mi cuaderno y lápices en mi pequeña mochila. Comencé a irme con pasos rápidos hacia la puerta.

Salí de allí.

Lastimosamente, pasé por al lado del cuadro de honor, recordando lo del viernes, también, los ojos de un hombre con una barba bastante notable, se fijaron en mí, me sonrió.
Quité mi mirada dirigiendome hacia la clase 8 B.

Al entrar,,fui al fondo como siempre, pero antes de sentarme, escuché una de mis peores pesadillas, me llamaron por los megáfonos que estaban en cada rincón, de los pasillos de la institución.

-Rose Amelie Armstrong, reportarse inmediatamente en la oficina del director, repito, Rose Amelie Armstrong, reportarse inmediatamente en la oficina del director, muchas gracias- me cubrí la cara respirando profundo.

-¿qué hiciste ahora? - James apareció por la puerta, la cerró y caminó con gracia hacia mí, poniendo para atrás su cabello oscuro, sus ojos verdes me miraban con risa y superioridad, lo evite para tratar de pasar por su lado, me tomó firmemente de los hombros- por favor, estoy faltando a clases por ti cariño - nadie se encontraba en la sala, ya que aún faltaban unos 10 minutos, pero al parecer era la única subnormal, imbécil que entraba a esta hora para no estar entre el ajetreo.

-Yo no te mando a hacerte el rebelde, James, disculpa -

Pensé que terminaría todo allí, sin embargo me jaló de las muñecas y tiro mi mochila a uno de los bancos cercanos.

-suéltame joder - abrió los ojos -

-así que me voy unos meses, ¿y a ti se te ocurre hacerte la perra contestandome así? - me zafé rápidamente y mi mano abierta se fue a su mejilla, tomé la mochila y simplemente escapé de sus garras corriendo.

Lo grato, él no actuaría con tanta gente a su alrededor.

Entré en el ascensor a punto de cerrarse, pero a él se le ocurrió la misma idea y corrió para meterse, al cerrarse, su mano se dirigió a mi cuello.

Y apretó.

-¿te crees lo suficientemente lista? ¡Eh! ¡Contestame! - las lágrimas salían por la falta de aire en mis pulmones, me dolía demasiado y mis ojos se querían cerrar.

-aún... T-te amo - musité débil.

Él me soltó y sus brazos me abrazaron fuertemente.

-Yo también - besó mi mejilla y el ascensor se abrió- luego te hablo, hermosa- lo vi salir dando un pequeño trote al no visualizar gente al rededor.
Le aseguré seguirlo con la mirada hasta que pasó por la puerta de las escaleras y desapareció por allí.

Tomé mi mochila, y tosiendo me desaté la goma del cabello, saliendo de aquella cámara de tortura, me lo acomodé para que la sangre estancada no se notase, me quité las lágrimas y fui hacia la oficina del "jefe".

Me dije para ir primero al baño, pero no quería volver a escuchar mi nombre por el megáfono de las noticias y reproches.

Al entrar, 4 personas me miraron con fijación.
Mis manos no sudaban por alguna acción divina.

El director me sonrió, el profesor Samuel me guiñó un ojo y dos personas totalmente desconocidas para mí, comenzaron a dar varios aplausos suaves, uno de ellos era el señor con mucha barba que había visto hace unos minutos, y la señorita con grandes pechos y unos lentes rojos de pasta gruesa, había sido mi profesora en mi primer año de Medicina.

-¡Felicidades Rose! - El director se paró de un salto provocando que su estómago revotase, mi celular vibró varias veces antes de callarse y agradecí el apasiguamiento del grosor de la tela de la mochila -

-Ven, siéntate, debes estar confundida - la señora Manning, habló- ¿Cómo te encuentras? Hace varios años que no te veía - tomé asiento entre el profesor Samuel y aquellas dos personas -

-Tenemos una buena noticia -

☕🗝️🍪
     ♡
🗞️🔫🎩
     ♡
☕🗝️🍪

texting - Sebastian Michaelis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora