Sick (BillDipp/DippBill)

XIX: Enfermo

Ahí estaba el condenado a muerte Bill Cipher, caminando a la silla eléctrica por haber asesinado a sangre fría a su ex novio y su hermano gemelo. También habían asumido que asesinó a su padre, nadie había creído su historia acerca de que los autores de ese crimen eran los últimos dos difuntos.

Él no se lamentaba por lo que había hecho, estaba feliz por haber cobrado su venganza. De lo último que se arrepentía era de haber arrastrado a su novio en todo eso, y de no haber pasado cinco minutos más con él, recostados en el sótano, leyendo algún cuento. Definitivamente, en ese momento sólo podía llorar al recordar a su castaño, ese castaño que lo había seguido ciegamente a cualquier parte, la única persona en su vida que de verdad se había entregado a él, la única persona a la que él se había entregado completamente... Los carcelarios sonreían al saber que un asesino así iba a morir en la silla eléctrica, un poco de público había asistido, pero lo último que esperaba al llegar a esa sala era ver a su novio parado con la misma ropa que él llevaba puesta, listo para ser ejecutado de la misma forma.

Los ojos de Dipper se iluminaron al verlo, les permitieron darse su último abrazo. Corrieron a los brazos del otro, sin mostrar la más mínima intención de soltarse, ambos con el rostro hundido en el cuello ajeno, sollozando.

—¿Que demonios hiciste?— murmuró Bill, molesto por ver a Dipper ahí pero feliz de poder tenerlo en sus brazos una última vez.

—Yo ya no tengo nada porque seguir si tú no estarás conmigo...— acarició su mejilla suavemente, dando un suave beso a los labios de Bill, un beso que fue felizmente correspondido. Los guardias los separaron después de eso, sentando a Bill, ataron sus muñecas y sus tobillos, pusieron la esponja húmeda en su cabeza y le pusieron el casco, Dipper no podía parar de llorar al ver lo que estaba sucediendo, ¿En qué momento habían terminado así?¿En qué momento se convirtieron en personas que merecían ir a la silla eléctrica?

Bill por su parte no lloraba, sonreía enormemente, feliz por haber pasado sus últimos minutos con su adorado Dipper. Volteó a verlo y le arrojó un beso antes de que activaran la palanca y la gran cantidad de electricidad comenzará a recorrer su tejido óseo. Convulsionaba en su silla, el castaño sollozaba sin descanso, estaba viendo morir a la persona que amaba...

—Es tu turno maldito enfermo— dictó uno de los guardias, empujándolo a la silla que ya estaba preparada para él, se estaban llevando el cuerpo ya sin vida de Bill. Ataron a Dipper sin más problemas.

—No estoy enfermo, estoy enamorado— respondió él, antes de que nuevamente bajaran la palanca, terminando con su vida.

Así terminó su historia, la historia de esos dos estudiantes que sólo querían estar juntos hasta el final...