[1] Subasta

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Pov Jimin.

El pensar en todo lo que había pasado era solo causar un gran dolor de cabeza y de corazón.
Mi mente no reaccionaba a nada, aún me encontraba en shock...

La subasta terminó, extrañamente hubo una pequeña pelea por el hecho de decidir quién se quedaría conmigo... al final ganó un hombre gordo y anciano...

Me causaba mucha repugnancia la clase de personas que se encontraban aquí... pero no podía hacer, ni decir nada...

Me encontraba esposado de las manos con unas -esposas- rosas de algo que parecía piel... sin embargo cargaba con pequeñas decoraciones de peluche y destellos del mismo color pero en tonalidades diferentes.

Al final de toda la subasta tenían que arreglarme.
Estas subastas no eran normales. En las que comúnmente se hacen, arreglan bastante al sugar baby para que sea mas fácil conseguirle un sugar daddy...

Aquí no.

Aquí... simplemente podías vestirte como quisieras... la cosa era que... cuando alguien te comprara... debían arreglarte.
Por ejemplo...
El imbécil de Kayto. -japonés por cierto- Está a cargo de 10 sugar baby's... al final de cada subasta se le pregunta al sugar daddy de qué color quiere que su baby esté vestido y Kayto se encarga de vestirnos personalmente.
El nos pone bonitos...
Al final, nos entregan con nuestro nuevo amo.

La subasta ya había terminado, me despedí de mis compañeros y a todos nos llevaron a habitaciones diferentes.
Mi nuevo daddy se llamaba Kang Mo Gul... Un viejo adinerado lleno de fetiches.
Cuando le preguntaron la forma en la que quería que me vistieran el dijo que de rosa, con una falda que deje ver mi trasero y una camisa que resalte mi cintura pero sin quitarme el efecto tierno, infantil e inocente.
Me colocaron una corona de flores artificiales; una gargantilla de color rosa fiusha con un idintificador el cual decía "Daddy"; una ombliguera color blanca de manga medio corta, cubría bien mis hombros pero no llegaba a mi codo; una falda de tablones demasiado corta, dejando ver el comienzo de mis glúteos; unas medias rosa pastel con encaje blanco que me llegaban a la mitad de mis muslos y tenían unas cintas las cuales se ataban arriba, a mi ropa interior; me pusieron unas zapatillas bastante altas, a petición del señor Kang; me llenaron de cremas y perfumes los cuales olían a fresa... todo esto después de que entre dos mastodontes me bañaran a la fuerza, limpiándome profundamente y privandome de cualquier vello... tanto en mis piernas,  como en mi cara, mis axilas...y... por supuesto... en mi zona íntima.
No quiero describir como me sentía en estos momentos. Era algo tan vergonzoso...
Kang se mordió el labio de una manera tan repugnante en cuanto salí y me vió, me guiñó un ojo de forma coqueta, yo solo hice una mueca en un intento de sonreír y  guié mi mirada a otro lado para evitar mostrar mi cara de repulsión.

Cuando volteé, noté una cabellera diferente a las comunes... Ésta era de un color azulado-verdoso.
Me sentía intimidado al darme cuenta que aquella persona con tinte de cabello extraño no me quitaba la mirada de encima.
Me cohibí un poco al notar que se acercaba a mi a una velocidad bastante rápida y desparramando seguridad por todos lados, dando pasos firmes y con una postura muy derecha.
Cuando llegó enfrente mío no pude evitar tragar saliva de manera inconsiente provocando un sonido algo extraño.
Kang frunció el ceño y se acercó a nosotros.
Kayto se paró detrás mío y jaló de mis hombros dándome a entender que retrocediera.
Apenas di unos cuantos pasos atrás, los dos hombres se acercaron, Kang se veía molesto... El otro tipo... no se veía como nada.... no tenía algo que te dijera como se sentía.

—Buenas noches.— dijo el de tez más blanca.

El señor Kang no dijo nada, solo le dedicó una mirada algo retadora mientras formaba una pequeña sonrisa en muestra de saludo.

—Mi nombre es Min YoonGi.— Continuó sin titubear.

Inmediatamente vi como Kang tomaba un color pálido en su piel, como si hubiera visto a un fantasma; noté como los hombros de Kang se tensaban y los labios de Kayto eran mordidos ansiosamente.

—Estoy interesado en comprar a su sugar baby. No pude asistir a tiempo... Estoy dispuesto a pagar el doble de lo que usted pagó por él, señor.

Sin entender mucho volteé a ver a Kayto y me acerqué un poco a su oído, tratando de hablar lo más bajito posible.

—¿Cuanto pago el señor Kang por mí?— pregunté curioso

—Tres...

-¿Tres? ¿Tres mil?
¿Tan poco?
Eres un idiota, ¡pudieron darte más!, le estas jodiendo la vida a alguien ¿y te conformas con TRES MIL?. Creo que deberías arreglar tus precios... con tres mil no podrás mantener tu sucio negocio... pien-

Antes de poder terminar de hablar, el estúpido maleducado me interrumpió.

-3 millones... esa fue la primera oferta...
8 millones, fue otra oferta...
Él te compro en 12 millones...

Lo mire asombrado, inconscientemente abrí mis ojos grande y separé mis labios.

-una casa grande en una zona buena cuesta como 4 millones... cuesto tres casas super lujosas. -dije divagando sin prestar mucha atención a mis palabras-.

Sonreí, era estúpido, ¡lo sabía!, pero vamos... si ya no tengo esperanzas de poder ser feliz por estar con un gordito feo... al menos debía estar feliz por el hecho de que valía mucho dinero, ¿o no?

-¿Cuánto fue lo que usted pagó, señor?—Dijo el peliverde-azul, insistiendo—.

-Doce.—Dijo Kang en un susurro—.

-¿Doce mil?

-No señor Min, Doce millones...

-Ohh claro, entonces. Le compro a su sugar baby en 24 millones , señor.

Si no fuera por que es imposible... Los ojos del señor Kang se hubieran convertido en dos signos de pesos.

-27.—Dijo el señor Kang aprovechándose de la oportunidad—.

-25.—Contradijo el peli-verde—.

-30.—Kang tomó una postura un tanto retadora pero también se le veía miedo—.

-17.

-De acuerdo... 25.—Aceptó Kang viendo que comenzaba a perder la oportunidad de obtener más dinero por codicioso.

Genial... ahora no estaba vendido en 12 millones... ¡Había sido vendido por 25 millones!
Solo pienso en lo que es tener dinero y no saber en que gastarlo. Después de aquella negociación, Kayto se acercó a ellos.

-Primero... Un gusto volver a verlo señor Min...
Hmmm... ¿Cómo quiere que vistamos a su sugar baby, señor?

-Por favor permita que él escoja su ropa, solo que mantenga el color y que no sea muy holgado.
Kayto asintió y me llevo dentro de nuevo.

-De acuerdo Jimin, ¿qué te apetece usar?—Me mantuve unos momentos callado y antes de poder continuar, Kayto continuó—. Voy a preparar algo, por favor vístete de manera adecuada. Ni se te ocurra usar pantalón. Ahora vuelvo.—Y se fue. Se metió a alguna habitación y yo opté por apurarme a vestirme antes de que saliera y me viera--.

Tomé una falda a medio muslo de color palo de rosa. Me puse unos converse igualmente rosas, pero éstos de un tono más pálido, decidí dejar mi piel al descubierto pues de no ser así, Kayto me regañaría. No sabía qué playera usar, no soy muy bueno combinando, así que escogí una sudadera un poco ajustada a mi cintura pero muy bonita. Me hubiera gustado poder usar ropa de otro color, pero lamentablemente casi todo, sí no es que todo lo que llevaba puesto, era de color rosa.

25 Millones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora