[5] ¿Te hiciste daño?...

566 38 15
                                    

-S-señor Min...

Lo había hecho por reflejo, al darme cuenta de a quién pertenecía el cuerpo que se encontraba bajo el mío di un brinquito asustado y termine por caer de la cama haciendo un estruendoso ruido al haber caído con mi brazo y rodilla derecha en un intento de proteger mi cabeza de cualquier daño.

-Vaya forma de desar los buenos días Jiminnie.

Sentí mis mejillas ponerse rojas mientras intentaba levantarme del piso viendo como él se sentaba en la cama y volteaba, tenía una mirada de preocupación.

-¿Te hiciste daño?

¡¿CÓMO PODÍA PREGUNTAR ESO?!
¡Había golpeado su cara y solo se preocupaba por mi!

-Y-o... Yo estoy bien, ¡pero usted!

Me levante rápido ignorando el fuerte dolor que sentí en mi cuerpo acercándome al rostro de mi amo.

-Enserio discúlpeme... Solo fue un reflejo, y-o... Estaba so-ñando c-co-cosas m-uy feas y- y-justo u-usted entró y yo.—las apalabras que salón por mi boca eran más cómo balbuceos, ni yo mismo podía entenderme—.

Como ya había dicho... Ya había sido un sugar baby... La vida que me daban... Enserio era una mierda.

Una puerta la cual cerraba una habitación llena de recuerdos se abrió dejando libres muchos de los traumas que habían sembrado en mí durante varios años.
Sin darme cuenta ya me encontraba balbuceando sin poder pronunciar bien ninguna palabra y revisando con mi mirada y con ambas manos el rostro del señor Min derramando más lágrimas de las que ya habían salido, las cuales, lo hacían sin permiso.

-Eres rápido pequeño... pero no tanto. Logre ver tus intenciones de golpearme y esquivé tu puño antes de que pudieras hacerme algo, lo demás... solo me dejé hacer...
No soy una presa tan fácil, hermoso.
Tranquilo, fue solo un sueño... Todo está bien... Tranquilo pequeño...

Seguía revisando su rostro con mucho arrepentimiento, vergüenza, preocupación y una pizca de miedo, sin embargo él sólo se preocupaba por mi.

-Basta, no te preocupes, no estoy lastimado.... pero tú si...

Sentí como tomó mis manos para evitar que siguiera revisando su rostro y las bajó, estiró mi brazo derecho y subió la manga de mi pijama, sobó mi codo el cual se hallaba rojo por el impacto anterior.

-ah-h, du-ele.

Cerré mis ojos con fuerza cuando sentí sus caricias suavizarce.

-Te abriste la piel.—Dijo en un susurro lo bastante audible para mí pero con una voz demasiado grave la cual hizo que se me erizara la piel—.

-Espera aquí.—Ordenó—.

Vi como se levantaba de la cama y se dirigía hacia el baño, minutos después regresó con una cajita blanca, llegó hasta donde estaba y volvió a sentarse en la cama, abrió la caja y colocó alcohol en un algodón.

-Eso ¿va a doler...?—Sabía perfectamente que dolería pero quería fingir que no pues era una forma de desconcentrarme y engañar a mi mente—.

-Solo arderá un poco Jiminnie...

¿Jiminnie? ¿Qué clase de apodo era ese?, suspire frustrado y asentí, quisiera o no, debía dejar que el señor Min hiciera lo que quisiera.
Sentí como comenzaba a picar y luego a arder mucho mi herida, chillé bajito y cerré mis ojos, después sentí una corriente de aire, abrí rápidamente mis ojos de nuevo y vi como el señor Min soplaba a mi herida, después ponía un curita demasiado tierno, al terminar bajó mi manga y me miro.

25 Millones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora