[3] Solo Digame Kyu...

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-Sí señor, la he visto.

-Bien, ¿recuerdas bien las escenas?

Comencé a ponerme nervioso, tragué saliva con mucha dificultad provocando un sonido al tragar. Asentí lento, ninguno de los dos separaba la mirada del otro.
Era un sugar baby, sí, pero también era un hombre, y el hecho de que me hayan vendido no significaba que tendría que ser sumiso y con la cabeza gacha todo el tiempo, aparte... No era tan tonto como para retarlo con la mirada, solo la mantenía firme y no la bajaría hasta que él lo hiciera primero.

-Okey Jimin, te diré algo sincero.—Se acercó a mi recargando sus codos en el escritorio, corriendo la silla más adelante—.

-En un principio mi plan era hacer un contrato, pero después caí en cuenta que en la película hacían un contrato, eso no es todo, yo tenía muchas ideas pero no quiero que pienses que lo saque de aquella firmación. Así que el contrato lo anularemos, pero aun así habrán reglas.

Asentí lento de nuevo, cualquier movimiento leve que hiciera el señor Min, desprendía un agradable olor a loción, la verdad no escuche lo que dijo. Me quede hipnotizado oliendo su loción, lo acepto.

-De acuerdo, las reglas te las daré mañana.
Antes de que puedas retirarte... Quiero dejar algo muy en claro.
Eres un sugar baby, mi sugar baby, y me perteneces, no fuiste nada barato y creo que lo sabes. Así que quieras o no, tendrás que obedecerme.

-Sí señor...

-Bien, puedes retírate.—Dijo un tanto frío, o tal vez solo fue firme, realmente no lo sé pero no me tomé el tiempo de meditarlo. Asentí lento, me baje de la silla dando un pequeño brinco ya que mis pies no tocaban el piso y me dirigí a la puerta. Antes de salir voltee e hice una reverencia de 90 grados, volví a voltearme y salí de aquel despacho.

Un sujeto alto de cabello negro se acercó a mi con una sonrisa. El señor Kyu, según recuerdo.

-Buenas noches, mi nombre es Kim Kyu Jong y soy el mayordomo del señor Min, si necesita algo, sin dudar puede acercarse a mi o a cualquier trabajador y le brindemos ayuda o algún servicio. Si alguien de la muchedumbre de esta casa lo trata mal, puede notificármelo y personalmente me encargaré de ello.
¿Ya a comido algo joven Park?

-No señor... No lo he hecho... ¡Pero no tengo apetito!—Esto último lo dije rápidamente negando con mis manos—.

-No me agrada que la gente se vaya a dormir sin cenar... Hagamos esto:
Usted prueba la comida, si le gusta, continúa comiendo, si no le gusta, la deja, podrá retirarse y después usted podrá pedirme lo que quiera, y yo estaré obligado a cumplirlo si está en mis capacidades hacerlo claro.
La única condición es que debe ser sincero en si le gustó o no, ¿De acuerdo?

De verdad no tenía hambre, pero ese pequeño destello que tenía en sus ojos me hacía querer hacerlo.

-De acuerdo.—Acepté un poco obligado sin embargo sonreí por la amabilidad de sus intenciones—. El señor Kyu sonrió convencido y comenzó a caminar, lo seguí hasta llegar a una habitación demasiado grande, había una mesa con un mantel muy hermoso bajo una lámpara demasiado grande y fina, unas velas las cuales se hallaban apagadas y un plato con cubiertos puestos.
Me indicó que me sentara y así lo hice. Después de unos cuantos minutos llegaron varias personas y comenzaron a poner comida frente a mi y a servirme.

-¿Nadie más va a cenar?—Dije con la voz un tanto apagada—.
Odiaba cenar solo pero no me encontraba en una posición en la cual pudiera ponerme quisquilloso, el señor Min lo había dejado en claro, solo soy un sugar baby... Alguien que fue vendido para servir a alguien más y obedecer sin poner peros, yo aquí no tenía ni voz ni voto... Yo aquí no tenía ningún valor.

-Al parecer el señor Min ya cenó...
Joven Park... ¿Le desagrada la idea de cenar solo?—Sentí mis mejillas ponerse rojas, ¿acaso este tipo leía mi mente?... Tal vez solo era demasiado obvio... Siempre he sido malo mintiendo—.

No hubo respuesta de mi parte, entonces el señor Kyu asintió y se fue; suspiré cansado, me sentía frustrado y mi estomago me daba vueltas, aparte me delataba pues no dejaba de "gruñir" por hambre.
Me quedé viendo a la nada, reflexionando sobre lo ocurrido en el día, hasta que escuche ruiditos y algunos pasos acercarse. Volteé sin ninguna discreción y vi a él señor Kyu y a más trabajadores caminando hacia mi dirección.

-Joven Park, ellos son trabajadores de ésta casa, ésta noche cenaremos con usted, no se preocupe.

El señor Kyu indicó que se sentáran mientras sonreía de oreja a oreja.
Todos tomaron asiento. -Gracias por la comida!—dijimos al unísono—.

Todos comenzamos a comer, ¡estaba muy deliciosa la comida!, de repente alguien hizo un comentario y otra persona contestó, de ahí salió una gran conversación la cual venía acompañada de varias bromas, el momento fue muy agradable.
Al terminar los alimentos cada uno de nosotros se levantó de la mesa e hicimos una reverencia de 90 grados, tomamos cada uno nuestros platos usados e íbamos a llevarlos a la cocina. Todos los trabajadores me impedían hacerlo pero simplemente les hacía un puchero y ellos aceptaban, ayudé a lavar los platos, acabé con todos, solo dejé las casuelas y trastos grandes.
El señor Kyu me llevó por unos pasillos hasta que llegamos a una puerta, él abrió ésta y me dejó pasar primero.

-Muy bien joven Park, está será su habitación, espero que la cena haya sido de su agrado y me siento muy halagado por aceptar comer antes de dormir.
Si algo no le agrada sobre su habitación, podrá decírmelo a mi, y buscaré la manera de cambiarlo de inmediato.
Entonces, me retiro, que pase buena noche.

-¡Espere!, Señor Kyu.—Tome su brazo y lo jalé antes de que se fuera—.

-¿Qué sucede joven Park?

-¿Cómo es que sabe mi nombre?
Digo... Ni siquiera se lo he dicho y ya todos ustedes lo saben.—El señor Kyu soltó una risita y después volteó a verme—.

-Todo estaba planeado joven Park... Incluso... La ropa otorgada a usted es de su talla, aún que habrán prendas que le queden más justas o más holgadas pero será a propósito...

-¿Cómo que planeado? Señor Kyu, por favor dígame...

-Joven Park, para su comodidad puede solo decirme Kyu... Y sobre el otro tema... Supongo que es algo de lo que debe hablar con el señor Min...
Entonces, me retiro, que pase buena noche joven Park.

Y diciendo ésto, se dió media vuelta y se fue no sin antes haber cerrado la puerta de la habitación.

25 Millones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora