[7] ¿Celos...?

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-¡Daddy!

Gritamos Jungkook y yo al mismo tiempo  notando cómo los mayores volteaban a vernos rápidamente.

Koo-ki es mi a-ami-go da-daddy...—dije temblando por los nervios—.

-¿¡Pero que mierda?!—dijeron ambos mayores al mismo tiempo. Posteriormente voltearon a verse con cara de odio y se soltaron. Tae fue con Kooki y Daddy vino conmigo tomándome de la cintura posesivamente—.

Daddy Tae... él es Jimin... y... el señor Min... Su daddy.—Dijo Jungkook respirando un poco entre cortado cómo si quisiera calmarse—.

Daddy... él es Jungkook y... bueno a decir verdad no conozco su nombre, pero él es su daddy...—Tae tomó de los hombros a Jungkook—.

Bueno kooki...—ví cómo el señor Min frunció su ceño ante aquel apodo— Tal vez sea mejor vernos en otra ocasión...

-S-i Mochi... —ahora Tae frunció su ceño ante aquel extraño apodo—.
N-os vemos l-uego...

Tanto Jungkook cómo yo teníamos un mal presentimiento pero solo Jungkook sabía lo que realmente le pasaría pues... Tae era demasiado posesivo, me lo dijo él mismo. Yo no tenía ni una idea de lo que me iba pasar al llegar a casa, no sabía de lo que Daddy era capaz por celos.

El señor Min me llevó casi arrastrando a la limosina la cuál supuse que esperaba por nosotros desde hace unos minutos.

Daddy le dio indicaciones a Namjoon de que fuera lo más rápido posible a la mansión, se le notaba molesto y se podía ver claramente cómo se saltaban algunas venas en la zona de su cuello. Para ser sincero tenía mucho miedo, pero también tenía un helado. Si ésta misma noche moriría, aprovecharía hasta la última gota de helado. Lo devoré con fervor, pero cuando me faltaba tan solo la punta del cono llegamos a la mansión.

El señor Min ordenó que bajaran todas las bolsas para después abrir rápidamente la puerta, salió y me jaló bruscamente de mi brazo para que saliera. Lamentablemente mi cono cayó, aunque por suerte ya no había helado adentro.

Daddy me cargó  cómo costal de papas y se metió furioso a la mansión, subió todas las escaleras ignorando los saludos por parte de la muchedumbre y llegó hasta la habitación mi habitación adentrándose en ella para posteriormente cerrar la puerta detrás de él. Caminó hasta la cama y al llegar me dejó caer sin ninguna sutileza sobre ésta.

Solo se me quedó mirando al rostro el cuál solo podía temblar inconscientemente pues estaba lleno de miedo, cuando miré sus ojos, sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo. Mis ojos comenzaron a inundarse de lágrimas pero no. No iba a llorar.

Simplemente me quedo viendo directamente a los ojos de mi amo, esperando con muchos nervios y miedo aquel castigo que sabía que me darían pero desconociendo la razón del porqué me lo propinarían.

Yoongi tenía la respiración entrecortada y las venas de sus brazos también comenzaban a saltarse de estos.
Se quitó el saco, la corbata, y desabrochó unos botones de su camisa, todo esto sin despegar la vista de los ojos de Jimin.
Para cuando había terminado unas lágrimas traicioneras provocadas por el miedo salieron lenta y sigilosamente de los ojos de Jimin.

Yoongi se quitó el cinturón y se aproximó a la cama, ya estando frente de él, antes de siquiera tocarlo, soltó  un gruñido demasiado ronco y de un segundo a otro, se encontraba ya en la pared con un puño pegado a esta. Había golpeado la pared... Un ruido demasiado sonoro se escuchó inmediatamente. Jimin no dijo nada, solo comenzó a hipar cuando vio aquel golpe en la pared, pues había dejado marcado sus nudillos.

Yoongi se acercó nuevamente a Jimin y subió ambas rodillas a la cama, luego colocó ambos brazos a los costados de su cabeza; la respiración de ambos no era normal, se les dificultaba de la misma manera pero por razones diferentes.

-¿Quién mierda era ese estupido mocoso?—preguntó sin piedad alguna—.

Yoongi había perdido la forma linda de tratarlo, estaba completamente cegado por sus celos que eran provocados por  aquella imagen que no dejaba de pasar por su mente, una y otra vez, cuando aquel mocoso abrazaba a SU bebé.
Jimin nisiquiera podía hablar, pero al tardar tanto, Yoongi dio un golpe con su puño cerrado en la cama, demasiado cerca de su rostro.

-Te lo preguntaré una vez más, y más te vale contestar a menos que quieras que tu rostro quede igual que aquella pared.
¿Quién mierda era ese estúpido mocoso? Y ¿Por qué te tenía abrazado?

Ya no podía soportarlo más, el miedo me carcomía hasta la más mínima célula de mi cuerpo, ya estaba llorando sintiendo los latidos de mi corazón en mi garganta, estoy seguro que se veía mi pulso en mi cuello aún de lejos.

-Contéstame Jimin.
Enserio no quieres que me enoje. —Daddy frunció su ceño y su voz se hacía cada vez más ronca—.

-S-se  lla-llama  Jun-gko-ok.
E-s  m-mi  a-mig-o  y-y  s-iem-pre me ay-yudó...

Yoongi frunció en un 100% su ceño, Jimin tragó saliva y aclaró su garganta, con todas las fuerzas que tenía habló correctamente.

-Ambos somos sugar baby's, pero tres meses antes de la subasta nos separaron a él y a mi porque me defendió de uno de los trabajadores de Kayto... querían abusar de mi... Jungkook siempre me ayudó y me apoyó cuando más sólo estaba, había pasado un tiempo desde que no lo veía...

El señor Min se me acercó demasiado dejando casi rozando nuestras narices; podía sentir su respiración, su aliento, y cómo si fuera posible, aquel olor a enojo.

-Escúchame bien Jimin. —Dijo Yoongi.
-Tú eres Mío.
Me perteneces y puedo hacer lo que yo quiera contigo. Tienes estrictamente prohibido tocar y dejar que toquen tu cuerpo, personas que no sea yo, a menos que te lo autorice, ¿entendiste?

Se podría decir que incluso los ojos de Yoongi comenzaban a ponerse rojos, pues por las venas de estos corría sangre más rápido provocando que se hincharan un poco, su respiración en vez de calmarse sólo se aceleraba más.
Jimin no había dejado de temblar ni de hipar, pero sí de llorar, no le gustaba verse tan frágil ante los demás aunque asífuera.

-Solo por si las dudas, te marcaré como mío, y más te vale no moverte ni intentar quitarme, porque sufrirás más.

Solo pude asentir, percibiendo la presencia de mis lagrimas invadir de nuevo mis orbes.
Sentí una respiración ajena en la curvatura de mi cuello y hombros. Luego sentí unos labios posarse delicadamente sobre mi piel; inconscientemente solté un pequeño suspiro de alivio, pero antes de poder disfrutar de la sensación, sentí una succión demasiado fuerte en esa zona. Aquel suspiro se había convertido en un jadeo. Sentí algo mojado recorrer mi piel de mi cuello hasta mis clavículas y luego algo verdaderamente duro enterrándose ahí sin piedad. Sus dientes parecían cuchillas recién afiladas las cuales podrían cortar hasta la tela más dura... las cuales podían lastimar mi piel de sobre manera. Claramente aquel jadeo se convirtió en una queja, en una súplica de que parase, que había entendido la lección. Quería gritar con todas mis fuerzas que me lastimaba, pero eso simplemente no le importaría. Guíe mis manos a los hombros de mi comprador con la intención de apartarlo pero sólo recibí un gruñido cómo respuesta, recordando así que si intentaba evitar aquel castigo, me iría muchísimo peor.

Mis lágrimas comenzaron a salir en cuento sentí este mismo procedimiento pero ahora un poco más abajo.
Sin poder evitarlo, chillé de dolor y, como si eso hubiese hecho reaccionar a mi amo, se apartó rápidamente de mi, y se incorporó de la cama, saliendo realmente molesto de aquella habitación azotando la puerta en cuanto salió.

25 Millones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora