[8] Por Favor Daddy...

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"Nunca dejes
Que se vaya
Molesto..."

Esas palabras no dejaban de rondar en mi cabeza. Si Kayto había hecho algo bien, era haberme enseñado cómo ser un buen sugar baby.

Una de las mil reglas que me enseñó, es que no permita que mi daddy se vaya molesto, bajo ninguna circunstancia...
Siempre debo tratar de arreglarlo.

Después de aquella escena tan extraña de celos, me quedé acostado en la cama sintiendo las lágrimas recorrer mis mejillas. Tenía las manos temblando.
Por más simple que haya sido la situación, me encontraba en shock.

Min Yoongi... Aquel sombrío hombre al cual todos temían, estuvo a punto de golpearme después de haberme tratado cómo la más fina pieza de porcelana. Gracias a una escena de celos... mi cuello y clavícula izquierda están lastimados.

Kyu entró a la habitación no sin antes preguntarme si podía entrar.
Pasó acompañado de algunas muchachas de la servidumbre y dejaron varias bolsas enfrente de la cama. Era la ropa que habíamos comprado ese día...

-Si no debe irse enojado... Tal vez debería hacer algo.—dije en un susurro.—

Me rasqué la cabeza y desordené mi cabello, harto.

-Mierda Jimin.
Yo aún quería ser virgen!—me regañé entre dientes. Bufé molesto y me senté de golpe en la cama.

-¿Por qué ahora lo que proviene de Kayto me es de ayuda?, Ahh... Como sea.

Me levanté y fui hasta las bolsas, comencé a buscar hasta que encontré la ropa que Daddy había elegido para mi.
La tomé y me fui al baño para cambiarme.

-Supongo que su animal favorito es el gato...—dije un poco sorprendido después de ver lo que habíamos comprado en la tarde.—

Me quité toda la ropa y me puse unas calcetas largas de color negro, después me puse una falda la cual llegaba dos dedos abajo del comienzo de mis glúteos, pero con bastante vuelo, si me movía, al menos un poco, era fácil de que se levantara. Una gargantilla negra y unas orejas las cuales eran de broche, no de diadema; Las atoré en mi cabello dejándolas simétricas, la gargantilla tenía una argolla, en ésta abroché una correa. De playera me puse una ombliguera olgada, ya casi acababa hasta que vi algo peludo.

Lo saqué lento y vi que era una cola, ya las había visto antes, pero para mi suerte, ésta no era de meter, se amarraba a una ropa interior especial la cual tenía seguros para poder juntarlos sin que se cayera. Ambos eran un conjunto y por lo mismo compartían el color, negro con algunos destellos los cuales hacían que pareciera brillar. Me lo puse cuidadosamente comenzando a sentirme algo extraño.

Salí con una bata encima para cubrir mi cuerpo, y llegué a su habitación, la puerta estaba un poco abierta.

-Si no está cerrada, no es necesario tocar...—Dije bajito, luego empujé despacio la puerta para evitar hacer ruido, comencé a caminar y al estar por completo adentro de la habitación caminé en puntitas no sin antes cerrar bien la puerta, y me paré enfrente de la cama.—

Daddy se encontraba boca abajo con los ojos cerrados.

-Daddy... yo...—Dije algo nervioso—.

-Vete Jimin. Quiero estar solo en estos momentos.

Su voz sonó demasiado autoritaria, pero debía lograr que me disculpara, no quería que se molestara conmigo.

-Por favor Daddy solo escúcheme y-

-Jimin.—dijo con voz ronca— Te dí una orden, ¿no es así?

-No le haré perder su tiempo, si tan solo me escuchara un momento, yo-

Daddy gruñó, parecía molesto. Se levantó de golpe, sentándose en la cama. Abrió los ojos, pero aún no me veía, solo veía la puerta.

-¿Me estás desobedeciendo?—dijo con voz ronca—.

-N-o  y-o  realmente solo quiero-

-Porque yo creo que sí...
  Y a menos que quieras un castigo, te recomiendo que salgas en este mismo instante de aquí.
Créeme que me estoy controlando mucho Jimin. No me quieres conocer molesto.

Sentí mi sangre helarse, por supuesto que quería irme, pero... Si ya había llegado hasta acá, para que huir.
Tragué saliva con dificultad, y lleve mis manos al borde de la falda, jugando con ella nervioso.
Bajé mi mirada y movía mi pie en forma de un poco de estrés.

-Si así va a escuchar lo que quiero decir...—Dije en voz baja tratando de no sonar retador.—
-D-addy... N-o lo estoy retando...
Simplemente... Quiero arreglar las cosas.

-Tu realmente no sabes lo que dices.
Sal de aquí ahora mismo antes de que lo haga yo.

-¿Puede... al menos mirarme antes de que me vaya?

-No. No puedo, ahora vete.

Daddy cerró los ojos y suspiró con fuerza.
Derrotado di unos pasos a la puerta haciéndolos resonar por toda la habitación, después abrí y cerré la puerta para después colocar el seguro.

No había salido. Después de cerrarla, sin hacer ruido, regresé a mi lugar y me quedé parado por un buen rato.

El silencio reinaba por toda la habitación, Yoongi no se había percatado de mi presencia, pero cada vez su enojo aumentaba dente de él.
Solo gruñía molesto y hacía ruidos de inconformidad

-¿Lo ve Daddy?, Incluso usted necesita que le explique las cosas...

-pero que Mier- SAL DE AQUÍ JIMIN.

Sentí mis ojos comenzar a picar, yo solo quería arreglarlo, y él se molestaba. Con todo el valor que tenía, hablé, pero sin evitar sonar con voz de llanto.

-¡N-o!

-Jodida mierda mocoso, ¿¡quién carajo te crees para desobedecerme?!

Yoongi se levantó de golpe, bastante molesto, de su amada cama, dispuesto a sacar aunque a patadas a Jimin de su habitación, pero cuando lo vio, toda la furia que tenía, pareció convertirse en sangre la cual bajó directamente a su entrepierna.

-¡N-o sé q-ue hice m-al...!
Pero si no me lo dice... No sabré qué es lo que le molesta, y volveré a hacerlo sin saber. Aquel hombre. Su nombre es Jeon JungKook. Tiene 17 años y me a acompañado desde que mis padres me abandonaron.
Es dos años mayor que yo, y siempre me defendió. Él es como un hermano para mi, unos meses antes de la subasta, a él y a mi nos separaron, por qué alguien trato abusar de mi, pero Jungkook lo impidió, lo castigaron, y lo encerraron.
Por esa razón es que ambos estábamos tan felices de encontrarnos...

Bufé molesto y después suspiré tratando de calmarme.

-No quise ofenderlo de ninguna manera Daddy...
Por favor disculpe mis fallas... Hágame ver mis errores... Y permítame enmendarlos...

Después de un silencio bastante prolongado, Yoongi habló sin poder evitar que su voz saliera ronca. Aquella imagen que tenía de Jimin lo calentaba muchísimo.

-Y ¿cómo piensas enmendarlo?

Yoongi se acercó a Jimin provocando que éste retrocediera unos pasos y terminara chocando con la cama.

-Con...
Lo que usted quiera, mi señor...

25 Millones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora