Unos pasos podrían escucharse a lo lejos. Me resultaba familiar ese modo de caminar.
-Señorita Whirgutt, la cena está...- Decía Zulan, alzando una ceja para después preguntarme:
-¿Ocurre algo, señorita Whirgutt? Luce felíz y ... eso no es normal...¿Está enferma? - Especuló Zulan.
Rápidamente entre en sí, quitando mis manos de mis mejillas y regresando a mi realidad.
- ¡Qué tonterías dices Zulan! ¡Yo siempre he sido feliz!¡Soy una Van Whirgutt! - Alegué, tratando de ocultar mi cara, mirando a otro lado, arreglando mi cabello.
- De acuerdo... como decía, la cena está lista - Respondía Zulan sin bajar su ceja y alejándose lentamente de la puerta de la habitación.
- ¡Ya era hora! ¡Me muero de hambre! - Grité, me levanté del lugar y me dirigí detrás suyo, hacia la cocina donde todos se reunían.
Un tipo no muy alto y sin gracia con modales de caballero, me había ofrecido un asiento en la mesa y viendo que no tenía opciones, me senté. La mesa era rectangular y estaba forrada de un plástico tan viejo que parecía sucio a comparación del blanco mantel del cual cubría, sin mencionar que eramos 7 personas intentando caber en ese apretujado lugar.
Sólo escuchaba parloteos y risas. Me resultaba incómodo, algo molesto. No estaba acostumbrada a tanto bullicio.
De la nada, aquel hombre poco agraciado dirigió su mirada en mi, haciéndome un par de preguntas, al mismo tiempo en el que todos callaron.
- Oye Ellesa ¿Cómo era vivir en esa mansiónciota? He leído artículos y cuentos que exageran la realidad, pero no sé... - Espetó al momento que volteaba su silla y colocaba sus brazos en el respaldo
- Era un hermoso palacio, con grandes ventanas que...- Fuí abruptamente interrumpida por otro sujeto.
- ¡Qué cosas dices! ¡Ninguna mansión se puede comparar con esta casita! ¿A poco no...? -
- ¡Obviamente no se puede com...!- Y de nueva cuenta, fui interrumpida.
- ¡Pero papá, eso es obvio, nuestra casita es acogedora! - Respondía una mujer de aproximadamente 27 años que en mi opinión tan poco era bella.
Y de nuevo ese desesperante parloteo continuó. No pude contener mi enojo, me levanté de la silla, azoté mis manos en la mesa y grité.
-¡Basta! ¡Ustedes no tienen ni una pizca de decencia! ¡Ya estoy harta de tanto alboroto! ¿A quién le importa su tonta casa?¡A nadie! ¡Así que podrían guardar silencio de una vez! -
Las personas se quedaron sin habla con los ojos bien abiertos, lucían como si hubieran visto a un fantasma.
- Veo que ya está conociendo a mi familia - Decía Zulan de una manera muy fría, apareciendo detrás mio, acomodando los platos y cubiertos sobre la mesa junto con Roxter.
- Zulan... Tengo hambre ¿por cuanto tiempo debo de esperar? - Pregunté un poco preocupada, mirando mi plato vacío. Sin embargo, algo en el plato captó mi atención.
-Zulan, este plato se ve desgastado y además está desportillado de los bordes.- Alegué con porte y alejando de mi ese inmundo trasto.
-En un momento se lo cambio, señorita Whirgutt - Respondía Zulan mientras dejaba otro en su lugar.
De pronto, se escucharon risas tímidas. Al mirar a las personas, noté que se tapan la boca y disimulaban voltear a otros lados.
Miré mi plato y me percaté que estaba peor que el anterior.
-¡Zulan! ¡Qué clase de broma es esta! ¡Claramente pedí un plato decente! - Espeté de forma ofendida.
Mayor fuer mi sorpresa al voltear y mirar a Zulan. Nunca en mi vida había a visto su cara llena de alegría ni mucho menos escuchado su risa tan prominente. Era perturbador y a su vez contagioso que una leve sonrisa se dibujó en mi rostro.
Por otro lado, cuando todos se disponían de disgustar los platillos, aquellos sujetos a mi alrededor parecían comer el mejor manjar de sus vidas aunque sólo se tratase de una pieza de carne con verduras.
-Zulan, pensé que cenaría la mejor langosta con las especias más exóticas de todo el mundo, DEL MUNDO, ¿entiendes?, y no... esto - Cité.
Zulan me miró y lanzó una mirada retante "comete este platillo o no te daré nada". No tuve opción y degusté la cena, no sabía nada mal. Sentándose a mi lado sin decir nada y acomodando su vestido, la cruel Zulan empezó a comer también.
Miré a todos lados y no encontraba a Elliam. Los demás, no parecían preocuparse por su presencia. Y entre tanto ruido, aproveché la oportunidad.
-Zulan, no es que me importe pero... ¿dónde está Elliam? - Pregunté.
De pronto, un gran silencio cubrió el momento. Me sentí observada. Todos dirigían su atención hacia mi dirección y lanzaron esa mirada picarona.
-¡Qué! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No es lo que piensan! ¡No digan nada!- Grité al mismo tiempo que mi cara se ponía tan roja como un tomate. Y seguí comiendo de mi plato.
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Princesa de hielo
Teen FictionDespués de su inesperado quiebre en tan famosas empresas, la familia Van Whirgutt debe salir adelante para sobrevivir en la sociedad. Sin embargo, Ellesa Van Whirgutt, hija única de la adinerada familia, y conocida como la "Princesa de hielo" en su...