-Capítulo IV-

239 25 19
                                    

-Capítulo IV-

Desperté con un enorme dolor de cabeza, percibí con claridad que me encontraba a bordo de un barco, podía sentir como la marea mecía con suavidad la madera debajo de mi; me tomo tiempo enfocar mi visión, pero cuando al fin lo conseguí, lo que se develó ante mi no fue para nada alentador.

En mi labios había una especie de tela gruesa que estaba ajustada firme rodeando mi cabeza, las partes de mi cuerpo se encontraban apresadas entre cadenas y cuerdas, trate de alzar mi cuerpo pero fue inútil, no pude moverme ni un poco. Esto es un desastre, lo último que recuerdo es a ese niño encima de mi...¡Oh no! Esto es malo, significa que yo el gran capitán Seto he perdido ante un simple infante del rey, ¡Que humillación! ...¡Mokuba! ¿Qué le habrá pasado? ¡Juro que si ese maldito le hizo algo a mi inocente hermano lo pagará caro!

— Veo que despertaste al fin Seto, vaya que me diste una buena pelea haya arriba, vamos hombre, no tienes que poner esa cara, pudo ser peor y eso tú lo sabes.-Dijo el capitán Yami que interesado decidió bajar a ver personalmente si su prisionero aún se mantenía como lo había dejado hace unas horas.

Seto desde donde estaba le dedicó una de sus miradas más letales, cargadas de odio puro, enserio que ese niño no sabía con quién estaba hablando, lo peor de todo, parecía que no le importaba en lo absoluto, no pareció intimidarse en cuanto sus iris chocaron como olas en la arena, tan directo e intenso cual tormenta.

— Sabes gracias a la búsqueda que emprendí me aleje bastante de casa, así que por lo mismo aún nos queda un enorme tramo para llegar a Inglaterra, pensé que lo mejor para ti sería poner el ejemplo a tus hombres, ya que algunos han sido problemáticos y nos hemos visto en necesidad de parar en varias ocasiones nuestro rumbo porque han querido escapar y armar un motín, sin éxito, claro está, y tengo que reconocerlo, no sabía que una tripulación llena de vagos criminales prófugos de la ley fuera tan devota a ti, para ser un vil pirata es algo peculiar; hablando de casos peculiares, no sabía que tenías un hermano tan dulce, es todo lo contrario a ti, y que fuera tu contramaestre, es algo que no esperaba, está muy preocupado, es un niño de lo más adorable, ¿Te gustaría verlo?.

De inmediato mi cuerpo se tensó, ¡Ese bastardo lo pagará caro!, intente quitar las ataduras de mi cuerpo moviéndome brusco, pero fue inútil, quien me apresó hizo un trabajo bueno para mi mala suerte, intente amenazarlo sin embargo era vergonzoso solo poder emitir palabras ahogadas.

— Mokuba, puedes bajar, solo que ten cuidado, las escaleras son resbalosas.-Dijo Yami mirando a la entrada, se escucharon en ese momento pasos pausados descendiendo firmes, junto con un sonido hueco que producía un eco conforme avanzaba.

Ambos hermanos cruzaron miradas, de inmediato Mokuba no pudo contenerse y descendió rápido sin importar nada más que estar cerca de su querido hermano mayor, solo que había un detalle, una cadena sujetaba sus muñecas, la persona que tenía la otra parte de la cadena era Joey, quien asumió una expresión incómoda en el rostro, no le había parecido para nada que el capitán castigara tan severamente a un niño, sintió que algo en su interior se contraia, pero se mantuvo en completo silencio.

Con ellos dos venía un espejo que Mokuba casi dejó estrellar, de no ser por los brazos hábiles del capitán. El joven muchacho ignorando lo lastimadas que se encontraban sus muñecas se aferró a los barrotes de la celda donde su hermano se encontraba aún tratando de liberarse

— ¡Seto! ¡Hermano! ¡Lo lamento tanto! Yo sabía que era una mala idea, no debimos escucharlos, pero es tarde...demasiado tarde-Las lágrimas desbordaban sin control por su rostro, ver a su hermano en esas condiciones le rompía el corazón, de inmediato decidió dirigirse al responsable de su predicamento y el único que podría cambiar las cosas, sin importar nada más, se arrojó a los pies de Yami esperando que lo escuchara. — ¡Por favor Capitán Yami! Tenga compasión y libere a mi hermano, si lo lleva a Inglaterra es seguro que lo mataran, no quiero quedarme solo en el mundo, él es la única familia que me queda, se lo pido, deje a nuestros hombres libres, le prometo que renunciaremos todos a esta vida, si le perdona la vida a mi hermano, se lo suplico...

Todo a EstriborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora