Feli.

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F e l i

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Entonces lo volvió a sentir. Volvió a sentir las ganas de vomitar, volvió a sentir el asco al ver la comida. Su cabeza le volvió a susurrar esas asquerosas palabras que nunca la dejarían en paz. Volvió a mirar esos asquerosos vídeos que la alentaban a dejar de comer. Sentía cada caloría en su boca y lo vomitaba. Se daba asco, otra vez.

Su hermana le gritó que nadie la quería, que dejara de dramatizar, su papá pensaba que era porque no le daba nada de lo que ella quería. Sus profesores pensaban que ella era la engreída y creída de la escuela. Se volvió a sentir un estorbo para el todo el mundo, realmente sintió que no le agradaba a nadie. Sus ojos picaban y amenazaban con llorar.

Su amiga la llamó, le dijo que dejara de estar amargada. Luego la llamó otra, pero su señal no entraba así que colgó con la esperanza de que volviera a llamar, pero eso no pasó. Sintiendo una presión en el pecho se encerró en el baño y lloró. Sus demonios le susurraban ideas, ella trataba de ignorarlos pero era como si todos se hubieran puesto de acuerdo para atormentarla al mismo tiempo. Se estaba hundiendo en su oscuridad y nadie estaba para salvarla. Necesitaba a alguien que le recordara, lo que ella era, pero nadie estuvo ahí.

Realmente nadie nunca esta ahí. Todas juran ser sus mejores amigas pero nadie la entiende ni la apoya como quiere. Llega un momento donde te pierdes a ti mismo y los únicos que te acompañan son tus demonios y lo peor de ellos es que nunca mueren. Cuando crees que los estás superando vuelven más fuertes para hacerte caer y darte cuenta que son ellos los que mandan. Ella se dio cuenta que la misma niña que sonríe durante clase es la misma que llora durante la noche y se venció. Ellos ganaron. Otra vez.

Desahógate. ➳ CerradoWhere stories live. Discover now