Abandonos y esperanzas

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Dos meses habían pasado.
Casi nada había cambiado, las clases, la rutina, los problemas, las preguntas, los secretos, las visitas al hospital y las caricias de los menores. Todo seguía igual.

Menos por una pequeña parte: Kim Namjoon.

El moreno se encontraba en su casa removiendo papeles, cartas y revisando llamadas con desesperación.

¿Que ocurría?

El dinero que su padre le enviaba para que pudiera vivir en la casa mientras él no estaba. No había llegado.

No había ni rastro de su padre tampoco, había intentado localizarle de varias maneras, pero todas fueron inútiles.
Ya habían llegado cartas del banco que avisaban con sacarles la casa si no pagaban. Pero Namjoon no tenía dinero, si su padre no le había enviado nada, no podía pagar.

Y entonces entró, entró en la cuenta del banco de su padre, y se encontró con la cruda realidad.

No se había enviado ninguna cantidad de dinero. Más bien. Estaba vacía.

Todo el dinero de la cuenta había sido traspasado a una cuenta nueva.

Su padre...¿lo había abandonado?

Ese día Namjoon no fué a clases, quería ver a su mayor, llevaba demasiado tiempo sin verle

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Ese día Namjoon no fué a clases, quería ver a su mayor, llevaba demasiado tiempo sin verle.

En menos de una hora llegó al hospital y entró en la habitación de Seokjin, se sentó en la silla de al lado y agarró su mano.

─Hyung, siento no haber venido antes...han pasado muchas cosas y yo...no creía poder verte en este estado mucho más. Lo siento...─suspiró y acarició con su pulgar la mano del mayor─Hace unos pocos días... Llegaron cartas del banco a mi casa...parece, que mi padre no ha pagado nada, ni me ha enviado dinero...por lo que veo, no se ha ido tres meses...me ha abandonado.─soltó un largo suspiro y apretó un poco su mano─Hyung...tienes que despertar... Soy menor... Y no tengo dinero, cuando vengan a quitarme la casa...se me llevarán...tienes que despertar, por favor...por lo menos...quiero volver a oír tu voz antes de que me lleven...por favor...

Namjoon notó como sus ojos se humedecían y lloró.

El Monstruo de la calle, nunca llora. Pero este monstruo había sido ablandado por su princesa y ahora ya no le importaba llorar.

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El monstruo y su princesa (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora