De labios partidos y algodón

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─¿Algún familiar tuyo? 

Seokjin no podía moverse. No era posible.

─Seokjin. Acerté ¿cierto? ─ Namjoon suspiró y se situó delante del mayor. ─Está bien...

Ni siquiera él era consciente de lo que estaba haciendo. Ni siquiera se dió cuenta de lo que hacía. Pero tenía a su mayor entre sus brazos. Estaba abrazando al chico. Estaba consolando al chico del cuerpo magullado y el labio partido.

Namjoon esperaba cualquier cosa. Un empujón, un golpe, una patada, un grito, lo que fuera... Pero no eso.

No que le correspondiera.

Seokjin abrazaba a Namjoon con fuerza y no tardó demasiado en llorar. Mojando la camisa del menor y causando que este le abrazara con más fuerza.

Namjoon acariciaba el cabello y espalda del mayor tratando de calmarle. Al mismo tiempo que se daba cuenta de que algo había cambiado. Dentro de él.
¿Rabia?
¿Tristeza?
¿Nostalgia?
Tal vez todas ellas. Pero todas tenían algo en común: Seokjin. El chico de las sonrisas falsas.

Y algo mas creció en él. Algo que hacía crecer todas las opciones anteriores. Y que hizo despertar a una más:

Protección.

¿Qué era eso?

No lo sabía. No lo entendía. ¿Que era? Solo estaba seguro de algo:

Hacía tiempo que no se sentía así.

Y estaba seguro de que difícilmente alguien más podría hacer despertar eso de nuevo. Le gustaba. Y le dolía.

Espera.

Eso es.

Le dolía.

Le dolía ver a Seokjin llorar.

¿Porqué? ¿Como podía ese chico haber despertado tal calidez en si y hacerle daño a la vez?

.
.
.

Seokjin se sintió aliviado.
Quería llorar con fuerza y que alguien estuviera ahí para consolarle.
Quería soltar todas sus lágrimas y que alguien estuviera ahí para secarlas.
Quería caer al suelo y que alguien estuviera ahí para sujetarle.

Alguien que no fuera él mismo.

Y cuando sintió a Namjoon abrazarle con más fuerza no pudo evitar sentirse bien. A pesar de todo. De los golpes. De los cortes. De su labio partido y sus ojos rojos.

En ese momento. Seokjin sintió como si de verdad ese chico pudiera ayudarle.

No quería separarse, no quería hablar, nisiquiera pensar. Solo le gustaría permanecer así.

Con alguien capaz y dispuesto a tenderle una mano para poder salir del pozo.

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El monstruo y su princesa (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora