Dos semanas y un deseo

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Cuando Yoongi y YoungJae terminaron de arreglar el problema Yoongi se preguntó si debía volver al cuarto con Jimin o solo irse al suyo.

Obtó por la segunda opción.

Yoongi no era estúpido. Él sabía como había cambiado desde que estaba viviendo con el menor. Él sabía que era bisexual, ya que otras veces se había enamorado de algún otro chico. Y ese rubio había logrado meterse en la reducida lista del peli-azul.

Pero temía asustarlo. Algo que anteriormente no le había importado.

Iba a meterse en su cuarto cuando JB apareció y lo agarró del brazo antes de que entrara.

—Te equivocas de cuarto, Yoongi...

—¿Ah?

Jaebeom sonrió y señaló el cuarto de Jimin.

—Tu príncipe está allí

—Qué gracioso...—suspiró—no creo que pueda verle ahora...o al revés...

—Joder. Que plasta.

Jaebeom abrió la puerta del cuarto de Jimin y se metió en este. Yoongi le observó.
Jaebeom tumbó a Jimin y se situó encima.

—¿¡Jaebeom que haces!?

—¿No tenías que protegerle Yoongi?

Yoongi mataría a Jaebeom en ese maldito instante por hacerle esto.

—Eres un idiota JB...

Yoongi fué hasta ellos y agarrando al pelinegro de la cintura lo alzó y echó del cuarto cerrando la puerta.

Jimin se sentó confuso.

—¿Qué ha sido eso...?

—Eso a sido un Jaebeom pasándose de listo.

Jimin respondió con un suspiro y recordó lo de antes provocando un leve sonrojo en sus mejillas.

—Hyung...ven

Yoongi se sentó junto al menor observándole en silencio.

Jimin observaba sus manos jugando con ellas. Al mayor le parecía demasiado tierno, y no pudo evitar acercar lentamente una de sus manos a su cabello y revolverlo.
Jimin se sorprendió un poco pero luego cerró sus ojos disfrutando del tacto del mayor.

Yoongi no pudo aguantarse. Bajo su mano a su mejilla lentamente acariciándolas sonriendo ante el tono rojizo que iba agumentando en ellas.
Jimin no se movía, seguía atento los movimientos del pálido sintiendo algún que otro escalofrío recorrerle el cuerpo.

—Jimin...—el peli-azul rompió el silencio sin apartar su mano —¿puedo probar una cosa?

Jimin asintió con la cabeza y abrió un poco sus ojos para descubrir a que se refería su mayor. Pero en cuanto abrió sus ojos, la mano del pálido agarró su rostro obligándole a girarse y sin darle tiempo a reaccionar juntó sus labios con los suyos.

Jimin quedó inmóbil.

El beso no duró mucho, lo suficiente como para confirmar que Yoongi lo deseaba y lo suficiente como para confundir aún más al rubio.

Cuando se apartaron ninguno de los dos tuvo el valor de romper el contacto visual sobre los ojos del contrario.
Yoongi no pudo evitar lamerse los labios y Jimin no tardó en reaccionar ante tal acto.

—¿P-porque has echo...eso?

—Me has dicho que podía probar.

—¡Pero no sabía que te referías a eso!

El monstruo y su princesa (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora