Hermanos Kim

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Demasiado tiempo.
Eso pensaba Namjoon sentado en su ya habitual rincón del orfanato. Ese sitio era un asco.

Le daba igual que día era, que hora, que estación o incluso cuánto tiempo había pasado.
Solo creía que era demasiado.
Demasiado tiempo sin Seokjin.
Demasiado tiempo sin tenerlo entre sus brazos.

Pero era consciente de que no era sencillo sacar un niño de un orfanato.

Y menos en una situación así.

Se levantó algo frustrado por la surrealista situación en la que estaba y caminó lentamente a la ventana observando el exterior. Oyó una voz seca y apagada de una mujer y seguidamente esuchó las pisadas nerviosas de los niños salir apresudaramente del cuarto.
Debía ser hora de comer.

─¿Vendrás hoy? Hay ramen

─Comeré luego.

Otra vez, "comeré luego" la mujer encargada estaba cansada de escuchar esa frase.
El chico extraño de cabello morado siempre se negaba a comer con los demás. O simplemente a veces se negaba a comer. Estaba cansada de preguntarle siempre lo mismo y obtener la misma respuesta una, y otra, y otra, y otra vez. No había visto a ese chico hablar con ninguno de los otros niños.
Una vez encontró debajo de su cama una libreta, parecía que estaba escribiendo una canción, ya lo había visto con esa libreta alguna vez, aunque ahora ya hacia un tiempo que no le veía escribiendo...tal vez la había terminado.

─Oye chico ¿porqué siempre te la pasas así? Podrías hacer amigos...pero siempre te la pasas mirando la ventana...

Namjoon miró a la mujer por unos segundos y volvió a dirigir la mirada a la ventana.

─No estaré aquí mucho tiempo. No me hace falta.

El silencio volvió a invadirlos, con un Namjoon viendo pasar a la gente por la calle y una mujer observando al más extraño de los niños a su cargo.

─¿Esperas a alguien?

El rostro de Namjoon formó una media sonrisa que duró poco más de dos segundos.

─¿A quién esperas, chico?

Namjoon dirigió su mirada al cielo, nublado.

─A la única persona capaz de entenderlo.

Esa respuesta confundió aún más a la mujer, pero no quiso insistir. Cuano esta iba a irse, la grave voz del peli-morado la detuvo.

─¿Cuánto llevo aquí?

─Hará un mes...

Namjoon asintió con la cabeza.

No podría tardar mucho más.

.

.

.

Y así era.

Y así era

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El monstruo y su princesa (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora