Capitulo 1: Caza

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El día había sido agotador, tratar con adultos a veces era peor que tratar con niños. El auditorio estaba vacío y silencioso, concentrado como estaba no escucho la puerta abrirse hasta que alguien le llamo:

-Hola Jonathan. - el nombrado levantó la cabeza encontrando a Albert Wood.

-Hola detective Wood. – el rubio froto su frente incómodo.

-No hay porque ser tan formal, Jonathan. – el castaño se sujetó el puente de la nariz empezando a guardar sus materiales en su portafolios. -. Espera Jon. Por favor solo escúchame. – el detective quito suavemente los lentes de pasta fina de la cara de Jon que se quedó inmóvil mirándolo con el ceño fruncido.

-¿Qué es lo que quieres, Albert? Y no me vengas a decir que te de otra oportunidad porque no lo voy a hacer. –dijo Jon con su portafolios en la mano, vio al rubio poner sobre su escritorio un folder con unos documentos, levanto la vista exigiendo una explicación con su penetrante mirada azul.

-No vine a aquí para hablar de lo que paso. Estoy estancado en un caso desde hace un año, y tu eres el mejor profesor de psicología que conozco –hizo una pausa breve como si le faltara el aire por los nervios. –. Solo me gustaría que le echaras un vistazo a lo que tenemos hasta ahora, te traje un resumen – señalo el folder, acaricio con suavidad la montura entre sus manos dejándola sobre el escritorio. -. Sé que te gustaba ayudarme en estas cosas y me ayudaría mucho que lo vieras e hicieras un perfil psicológico del asesino. Te lo agradecería mucho.

-¿Qué te hace pensar que me interesa ayudarte? Después de casi cuatro meses sin dar la cara vienes a mi trabajo a pedirme ayuda en un caso. Eres increíble Albert. –dijo el castaño caminando hacia la puerta, Albert tomo su mano impidiendo su huida del salón.

-Por favor Jon. Hay vidas en juego, al menos haz el intento de verlo y decirme tu opinión ¿sí? –dijo el rubio pasándole los documentos, el castaño dudo mirando los ojos avellana de Albert, rodó los ojos tomando el folder.

-Te enviaré un correo con la respuesta, solo no vengas a mi lugar de trabajo. –el castaño se soltó del agarre tomando sus lentes del escritorio y el resto de documentos saliendo presuroso del salón. Una vez en su auto soltó la respiración que no se había dado cuenta estaba conteniendo, recargó su cabeza contra el volante respirando profundo.

El camino desde la universidad hasta su casa era largo, alrededor de 5 kilómetros, tenia que recorrer diariamente pero no le disgustaba la distancia, le daba tiempo a pensar, mas en la nueva situación en la que le había puesto su ex compañero. Miró el folder con los documentos tirado descuidadamente en el asiento a su lado, una foto se había salido del paquete, la tomo con desgana mirándola detenidamente después de unos segundos, sintió un escalofrío recorrerlo por completo al ver en la foto a una mujer desollada de pie en un parque como si fuera una estatua, rodeada de hiedras y rosas, la cabeza con rizos perfectamente peinados y adornados con flores era acunada en los brazos de la victima, la cara inexpresiva y hermosa de la joven hizo que apartara la imagen dejándola nuevamente en el archivo.

Quizás podría hacer solo el perfil del asesino sin involucrarse más como paso en el ultimo caso en el que trabajó y que le hizo terminar su relación de forma prematura. Puso las manos en el volante y emprendió su camino hasta Lakewood. Estacionó el auto frente a la modesta casa, había comprado el terreno hacia unos años atrás, entró al pórtico abriendo la puerta de su casa, el gato salió a su encuentro apenas le vio entrar, sonrió dejando que el animal se frotara de sus piernas pegando pelos blancos a su pantalón. Se encaminó a la cocina seguido del felino que de un salto se subió a la encimera de la cocina, dejo los documentos en la mesa, abrió el refrigerador y sacó la comida enlatada para gatos, la puso en el pequeño comedero de plástico que dejó en el suelo y volvió al refrigerador a guardar lo sobrante, sacó unos pedazos de pizza para calentarlos.

Abrió el archivo del caso una vez metió la pizza en el microondas, leyó con detenimiento, no había muchas cosas ademas de las muchas victimas, no había huellas, ni rastros que seguir, era como si un fantasma hubiese asesinado a mas de una docena de personas de forma brutal, pero siempre sus salidas a escena eran distintivas de otros, eran hermosas en cierto aspecto casi etéreas, aunque parecía tener alguna fijación pues empalaba a todas sus victimas de una manera u otra, pudo notar que era bastante perfeccionista, hasta el punto de parecer quisquilloso, no dejaba ningún cabo suelto. No escuchó el sonido del microondas detenerse, estaba demasiado ensimismado viendo las fotos y leyendo las paginas que estaba leyendo, el gato rasguñando su pantalón fue quien lo trajo de vuelta.

Apretó el puente de su nariz mientras el animal le miraba fijamente, suspiró dejando los papeles a un lado, sacó la pizza del microondas abandonado la estancia rápidamente, se dejó caer pesadamente en un sillón de su sala, odiaba perderse de esa manera. Hacia varios años que había dejado de trabajar como psicólogo porque tendía a perderse en las historias y las vidas de sus pacientes, después de ciertos inconvenientes particularmente desastrosos decidió no trabajar mas como psicólogo particular, desde su nueva posición se sentía seguro de cierta forma, sin tener que meterse en la vida de nadie, era casi pacifico. Ahora Albert quería arruinar dicha paz con sus trabas y casos extraños.

Cuando se fue a la cama esa noche se sintió raro, como si estuviera ahí pero al mismo tiempo no, su mente estaba reviviendo lo escrito en los documentos y las sangrientas imágenes. Despertó varias veces en la madrugada empapado en sudor, le iba a hacer el perfil pero no quería tener mas contacto con el detective nunca mas si era para ayudarle nuevamente en algún caso.

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