Capitulo 8: Carne

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Se estiró suavemente en la cama sintiendo sus huesos entumecidos por su posición al dormir crujir placenteramente, aun abrumado por el sueño se levantó calzándose unas bonitas pantuflas rojas, entró al baño sintiendo un fuerte dolor de cabeza atacarlo, abrió un pequeño armario donde guardaba las toallas y algunas medicinas, se tomó una pastilla para el dolor en cuanto las encontró, a veces solía levantarse con migraña, algunos días podía ser peor que otros. Después de tomarse la pastilla duró un buen rato en la bañera de mármol, remojándose en agua perfumada. El sonido de su teléfono le distrajo, estiró su mano hasta el la meseta del lavamanos donde lo había dejado la noche anterior, el numero que le llamaba era extraño pero pudo reconocer que era de otro estado, contesto luego de que sonara dos veces mas:

-¿Hola?

-Señor Weiss que gusto escucharlo, realmente es difícil de contactar.

-¿Quién es? -pregunto sentándose adecuadamente en la tina.

-Soy quien no permitió que la policía diera con usted luego de su debut en televisión. Digamos que me debe una. -su piel se enfrió a pesar de lo caliente que estaba el agua, rechinó los dientes incómodo, totalmente furioso de que un desconocido estuviera restregándole el haberlo ayudado en algún momento que ni siquiera el mismo recuerda. El debut de su primer asesinato dirigido al publico, en aquel entonces no se esmeraba tanto en los detalles, fue un poco tonto, demasiado brutal y morboso, eran las acciones de un principiante en su auge.

-No se de que habla. -escucho una inhalación profunda del otro lado de la linea.

-Deje de hacerse el tonto señor Weiss, no le queda el papel.

-¿Qué es lo que quiere? -preguntó luego de un momento de silencio.

-Seré directo, necesito que elimines a alguien que esta en Nueva Orleans, durara un mes ahí...

-No soy un asesino a sueldo. -le interrumpió el rubio el monologo del desconocido.

-Lo se. Te llamé por una recomendación. Tienes talento en lo que haces pero necesito a alguien para esto, será beneficioso para ti también obviamente. Si no aceptas el trabajo esta bien, pero deberás vigilar tu espalda con mas cuidado, podrían empezar a buscar a un criminal internacional. -sus nudillos estaban blancos de lo fuerte que apretaba el borde de la tina, sentía que el dolor que se había adormecido volvía con mas fuerza que antes.

-Si pudiste dar conmigo significa que tienes gente a tu servicio, ¿porque no utilizas a esas personas para hacer tu trabajo? -la cabeza le palpitaba de la furia, su voz salió ronca y malhumorada.

-Por supuesto que tengo gente que no dudarían en hacer lo que les mande pero tu kleiner Lotus, tu eres a quien he elegido para esto. -la voz sonó dulce casi como si le hablara a un niño lo que hizo que el mal humor del actor se alterara mas. -Deberías aceptar. La Interpol podría llegar en cualquier momento, así que sal de la tina, vístete y escucha mis indicaciones. -rápidamente miró a la ventana que estaba cubierta por cortinas blancas muy finas, su corazón acelerado en su pecho, como si hubiera corrido desde el su casa hasta el teatro.

-¿Desde cuando me estas vigilando? -se levanto rápidamente envolviéndose en una bata de baño.

-Desde hace un tiempo. Bien, espero que haya tomado la decisión correcta, señor Weiss. -dijo el hombre. -Lamentaría mucho que su supervivencia se viera comprometida.

-Claro. -su voz sonó plana mientras se sentaba en un pequeño banco al los pies de la tina.

-Le mandare las instrucciones en un mensaje de texto, tiene dos días para cumplir con su objetivo, serás bien recompensado. -el sujeto colgó la llamada dejando al rubio mirando con ira silenciosa el teléfono en su mano, se contuvo de arrojarlo al otro lado del cuarto de baño, tomo una toalla que estaba junto al lavamanos para secarse el cabello empapado. Después de recibir el mensaje con las indicaciones del extraño, se vistió con unos pantalones y un suéter de cuello alto.

Ese mismo día siguió las indicaciones del desconocido, se sentó en su auto viendo a las personas pasar por su lado sin tomar en cuenta que había alguien dentro, un sujeto salió del hotel del frente del brazo de una mujer rubia de baja estatura, parecía un hombre de negocios, vestido con un traje azul marino con una barba abundante, miró su teléfono viendo la foto que el desconocido le había enviado confirmando que eran la misma persona. Los trabajadores del hotel estaban vestidos con una camisa blanca y pantalones negros de satén, con una especie de delantal negro que completaba el uniforme, utilizables, pensó el rubio desde su auto. El auto donde se subió el hombre de negocios se había ido, Adrian no lo siguió se quedo mirando la placa del vehículo, la descripción era correcta.

Volvió a su casa luego de hacer una pequeña compra en la tienda de jardín a la que regularmente acudía, a varios kilómetros de distancia había una abadía abandonada, será un buen lugar, pensó mientras organizaba su compra en el cobertizo detrás de la casa.

.

Se sentó en un tronco viejo en el bosque, miró a su alrededor confundido, escuchó una voz a lo lejos, se parecía a la voz de Albert, le levantó del tronco siguiendo a voz. El lugar estaba oscuro y la voz del detective se escuchaba distorsionada por la lejanía, caminó lo que le parecieron horas por el bosque retorcido y oscuro hasta que de repente la voz se hizo más cercana, una lampara alumbró su camino, siniestra y silenciosa en medio de la niebla del bosque, su cuerpo se sentía ligero, con pasos dudosos caminó viendo como se desvanecía la lampara y lo dejaba a oscuras de nuevo.

-¡Ayuda! -esta vez la voz del detective se escuchó claramente, desesperada, aterrorizada, nunca lo había escuchado así, corrió hacia el sonido sin encontrar nada, nada mas que una silueta enorme parada a la distancia, media oculta entre los arboles desnudos, su cuerpo se detuvo mirando a la cosa que permanencia quieta al parecer sin percatarse de su presencia, tragando la poca saliva que tenia acumulada se alejó lentamente sintiendo un escalofrío en todo su cuerpo, su corazón palpitaba con fuerza, el sonido de las hojas y ramas secas sonaba profundamente en la quietud del bosque, sin apartar los ojos de la silueta trató de alejarse pero su cuerpo se paralizó y su corazón casi se detiene al ver a la cosa estirarse en ángulos imposibles y antinaturales, de la silueta salio la lámpara de nuevo dejando ver la cara retorcida de Albert, desfigurada en una mueca de horror perpetuo, un jadeo aterrado se escapó de su boca llamando la atención de la criatura que miró en su dirección son un sonido como si algo se hubiera roto, el antinatural ser abalanzo hacia el con sus grandes alas y forma deforme, gritando con la voz distorsionada de su mejor amigo convertida en un sonido roto y espeluznante.

Despertó bruscamente empapado en sudor, Jon se llevo las manos al cuerpo examinándose, su corazón latía desbocado en su pecho, suspiro tumbándose en la almohada mojada por la sudoración, el gato se subió a la cama de un salto, con la cola blanca y esponjosa en alto, maullando suavemente se froto en las piernas de Jon mirándolo con sus profundos ojos amarillos. Luego de un merecido baño y de cambiar las sabanas sudadas, se hizo un desayuno, poniendo a prueba una de las recetas simples que el actor le había dicho. Miro la mezcla de red velvet un largo rato, sin hacer nada mas, imaginando rostros muertos y sangrientos en la mezcla, las nauseas le abordaron separándose de la meseta dejando la mezcla roja abandonada, por eso no quería volver a eso de ayudar a Alberth, su ultima experiencia aun estaba demasiado fresca en su subconsciente como para eso.

Tomó jugo de naranja del refrigerador, mayonesa y pan, se conformaría con eso para desayunar. El teléfono sonó sacándolo de sus pensamientos sobre cuerpos podridos y llenos de sangre, se levanto rápidamente atendiendo la llamada.

-Reed. -dijo en cuanto contesto.

-Buenos días Jon. Llamaba para saber como estabas, hace casi dos semanas que no sabia nada de ti.

-Estoy bien. -mintió, su estómago estaba revuelto todavía y su cabeza hecha un desastre doloroso.

-¿Sabes?, abrieron un restaurante cerca de la estación, tiene unos cortes de ternera espectaculares. ¿quieres venir?, puedes pasar el día aquí si quieres. -sonaba entusiasmado, el castaño cerró los ojos suspirando profundamente.

-No como carne, Alberth. Deberías saberlo. -su voz salió mas aburrida e indiferente de lo que esperó.

-¿Qué?, ¿desde cuando no comes carne? -el rubio sonaba confundido.

-Desde que vi como se comieron a una persona delante de mi Alberth. -el silencio se propago por las dos lineas -voy a colgar, no me siento bien. -colgó la llamada recargándose en su sillón, sentía que todo le daba vueltas, se sentó respirando agitadamente, pasó su mano por su frente encontrándola sudorosa a pesar de que el termostato decía que habían 17 grados en la casa. 

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2021 ⏰

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