Al principio, ella no se movió. Siguió hecha un ovillo dentro de la furgoneta, adormilada, no del todo consciente pero sin cruzar el umbral del sueño. La imagen de Krista acudió a su mente cuando oyó el nombre, haciéndola sonreír. Le llevó casi un minuto asimilar lo que Reiner había dicho y entonces abrió los ojos de golpe al tiempo que se incorporaba. Salió del vehículo precipitadamente, casi cayéndose al poner fuera el primer pie, y empezó a llorar sin remedio cuando vio a la chica rubia esperándola frente a Reiner.
– ¡Krista! – lloriqueó, trastabillando hasta ella y aferrándola entre sus brazos. Krista no se resistió.
Sintiéndose fuera de lugar mientras Ymir giraba sin sentido levantando a la chica en el aire, Reiner se acercó al coche y se inclinó hacia la ventanilla del conductor. La golpeó suavemente con los nudillos, esperando que quien estaba dentro la bajara, pero no fue así. Repitió el gesto sin obtener respuesta y bordeó el coche para abrir la puerta del copiloto y sentarse dentro.
Otra chica rubia lo miró con indiferencia desde el otro asiento. Sería poco más alta que Krista, pero en vez de su aspecto aniñado tenía una nariz prominente y un aura hostil que no recomendaba meterse en problemas con ella.
– ¿Eres tú quien se llevó mi coche? – preguntó en el tono más amistoso que pudo.
– En realidad me llevé tus armas y tu comida; el coche pensaba devolverlo luego – respondió ella con desgana. Reiner no supo qué decir –. Historia no me dejó.
– ¿Historia? – Annie señaló a Ymir y Krista con la cabeza.
– La chica a la que tu amiga está estrujando es nuestra jefa.
– ¿"Nuestra"?
Annie suspiró, sacó la cabeza por la ventanilla y llamó a las chicas a entrar. Ymir pidió tiempo con las manos y corrió a la furgoneta. Krista se encogió de hombros y esperó a que volviese con su rifle de francotirador y el machete de Reiner antes de entrar con ella en la parte trasera del coche.
– ¿Llevas tu rifle, cierto? – se aseguró Ymir abrochándose el cinturón de seguridad. Reiner lo levantó un poco para que ella lo viera y Annie puso el coche en marcha.
– Entonces, ¿vas a devolvernos nuestras cosas? – preguntó Reiner mirando por el retrovisor la parte de atrás.
– Ya hablaremos.
Para poder vigilar más eficazmente el coche nuevo y que además no afectase demasiado a su guardia, Bertolt había decidido sentarse encima con la escopeta en las manos. No debería haber problemas, pero tampoco era la primera vez que a algún listo se le ocurría morder la mano que le daba de comer robando algo a sabiendas de que no se podía coger. Siendo de noche era mucho más fácil, pues la oscuridad siempre había sido amiga de las alimañas y el campamento no estaba demasiado bien iluminado para no llamar la atención ni de vivos ni de muertos.
El suelo crujió a su izquierda y Bertolt apuntó con el arma al lugar donde se había producido el ruido antes incluso de girar la cabeza. Zeke levantó las manos, sonriendo, y se sentó vagamente en un lateral del capó. Bertolt se relajó un poco, pero no bajó la guardia. Aunque siempre había sido simpático, no dejaba de ser el hermano mayor del chico al que había matado y él no podía sacarse de la cabeza la idea de que bajo aquel rostro amigable se escondía un plan de venganza.
– ¿Crees que encontrarán a los dueños? – preguntó Zeke acariciando un rasguño del parabrisas –. Si no, no me importaría quedarme con esta preciosidad...
Bertolt no entendía de qué estaba hablando y prefirió no contestar. Para él solo era un coche bastante normal de un verde tornasolado que quizá hubiese sido bonito recién comprado, pero ya no. Un simple trasto meramente funcional.
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Apocalipsis
Fanfiction[SNK // ALTERNATIVE UNIVERSE] Nadie supo nunca cómo había empezado aquello. Quizá fuera un nuevo patógeno de origen animal o un experimento fallido cuyos efectos no pudieron contenerse a tiempo. El caso fue que, en cuestión de días, el mundo se acab...