Capítulo 7

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La mañana siguiente, Reiner despertó con la cabeza ladeada y una baba seca en la comisura de su boca abierta, a tiempo para ver cómo una figura alta se apartaba de la ventanilla rápidamente y se alejaba de forma extraña. Se sobresaltó, moviendo la manta que lo cubría, y alguien gimió a su lado.

- ¿Ya es de día? - preguntó Bertolt sin abrir los ojos.

La verdad era que Reiner se había olvidado de él. Y del campamento. Estaba tan acostumbrado a dormir en el coche con Ymir que había creído que esa vez era más de lo mismo. Aún medio dormido, se giró hacia él, observando con detenimiento los párpados oscuros y... aquella nariz... Su estómago dio un vuelco. ¿De qué lo conocía?

- Sí - contestó, dándose cuenta de que ya hacía rato que lo había preguntado. Bertolt gimió de nuevo y se giró un poco en el asiento, acomodándose.

- No me quiero levantar - protestó en tono infantil. Reiner sonrió levemente.

- Si no lo haces no podremos irnos.

Bertolt abrió los ojos de golpe, alarmado, y se incorporó para encararlo.

- ¿Os vais?

- Claro. Vinimos a buscar a Kri- Historia. Ahora que la hemos encontrado, nos vamos - él parpadeó, confuso.

- ¿Llevaros a Historia? No podéis hacer eso, es nuestra líder.

Reiner chascó la lengua.

- Seguro que tenéis un montón de gente válida para ocupar su puesto. Historia viene con nosotros.

- ¿Y ella lo sabe? - preguntó Bertolt, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda al imaginarse a Zeke autoproclamándose líder. La pregunta cogió a Reiner desprevenido.

- Supongo... que Ymir se lo habrá comentado...

- Ella quiere quedarse aquí - espetó él, abriendo la puerta y poniendo un pie en la hierba -. Y yo quiero que se quede.

Saliendo del coche también, Reiner se dio cuenta de que Bertolt todavía tenía su rifle. Siendo Historia la jefa de aquel grupo, no debería haber nada de qué preocuparse, pero esperaba que el poder no se le hubiera subido a la cabeza y le diese por quitarles las armas o la comida.

- ¿No vamos a dejar esto sin vigilancia, verdad? - preguntó, refiriéndose al coche. Bertolt negó con la cabeza.

- Hay que esperar órdenes - dijo, sentándose en el capó. Reiner ocupó el sitio a su lado y él lo miró a la vez que se apartaba un poco -. No soy tu niñera, ¿sabes? Puedes moverte por ahí...

- Prefiero quedarme contigo. Al menos sé cómo te llamas.

Un suspiró de resignación se escapó de la boca de Bertolt mientras desviaba la mirada hacia ningún lugar concreto. Le gustaba estar solo, pero no quería ser maleducado y echarlo. No podía decirle que su presencia lo incomodaba, aunque fuera verdad.

Alguien salió de su tienda y empezó a caminar hacia ellos, pero Bertolt no lo vio hasta que estuvo a un par de metros. Porco saludó, echándose el pelo hacia atrás con una mano y mirando a Reiner con curiosidad.

- ¿Qué me he perdido?

- Este es Reiner - empezó Bertolt -. Él y otra chica, Ymir, dejaron que Annie les robara el coche, lleno de comida y armas, y cuando ella volvió resultó que Historia los conocía y fue a buscarlos. Y aquí están. ¿Qué tal está Pieck? - preguntó tras terminar la explicación.

Reiner, que había reconocido ese último nombre, estrechó la mano del desconocido pelirrojo y Porco se giró de nuevo hacia Bertolt.

- Sigue hecha polvo. Adoraba a ese crío - resopló -. Iba a llevarle algo de desayunar... aunque no creo que quiera comer nada.



Ymir e Historia aún no se habían levantado del colchón, aunque hacía ya rato que ambas estaban despiertas. A diferencia de la noche anterior, ahora era Ymir quien estaba acurrucada contra Historia, la frente contra su pecho, mientras ella le acariciaba el pelo distraídamente.

- ¿Qué vas a hacer ahora? - preguntó.

- No entiendo la pregunta - la voz de Ymir quedó amortiguada por la sábana que le cubría parcialmente la cabeza y el cuerpo junto a ella -. La idea era venir, encontrarte y luego seguir el plan de Reiner.

- ¿El plan de Reiner?

- Quiere llegar al mar, cree que es más seguro.

Historia tardó un momento en responder, durante el cual su mano dejó de acariciar la cabeza de Ymir.

- ¿Queréis que vaya con vosotros?

Ymir levantó la cabeza y se deslizó fuera de la manta, poniendo su mirada a la misma altura que la suya.

- Mi futuro eres tú, amor - susurró, inclinándose hacia delante para besarla. Historia se apartó y negó con la cabeza.

- No puedo - dijo -. Debo quedarme.



Reiner necesitaba hablar con Ymir, y rápido. No podían quedarse allí, tenían que marcharse enseguida. Con o sin Historia. Con los nervios se le había olvidado pedirle indicaciones a Bertolt para encontrar la tienda de su líder, pero en algún momento tendría que encontrar a alguien que pudiese ayudarlo.

- Eh, chico nuevo - dijo una voz a su espalda. Reiner se giró para ver a un hombre cojo con barba y unas gafas muy sucias al que no tardó en reconocer.

- ¿Tú eres el cotilla de antes? - preguntó. Él se acercó dando brincos y le tendió una mano.

- Zeke - dijo cuando Reiner se la estrechó -. Parece que has hecho buenas migas con Bertolt... ¿Sabes que es un asesino?

Aquello sonaba a chismorreo y Reiner no le dio mucha credibilidad, pero se encogió de hombros.

- Todos lo somos - dijo. Zeke insistió.

- Dejó morir a mi madrastra, a la que se le cayó un armario encima cuando los putos zombis consiguieron entrar en su casa. Él llevaba tres días refugiado allí. Y más tarde le rompió el cuello a mi hermano.

«Y yo le destrocé el cráneo con un machete a Falco», pensó Reiner, conteniendo las ganas de escupírselo en la cara.

- ¿Puedes dejar de echarle mierda encima a Bertolt y decirme dónde encuentro a Historia?

- No me malinterpretes, Bert es un chico fantástico... pero parece más inocente de lo que es. Solo digo que no te confíes demasiado - sonrió -. La tienda de Historia es esa de ahí.

Reiner ni siquiera le dio las gracias y echó a andar hacia allí, deteniéndose frente a la puerta de tela.

- ¿Puedo pasar? - preguntó, temiéndose la respuesta que Ymir le dio desde dentro.

- No, espera.

Él obedeció, sentándose en la hierba y contemplando su alrededor con un tic en la pierna. Debían irse de allí cuanto antes. Ymir salió de la tienda al cabo de un rato y se sentó a su lado.

- ¿Pasa algo?

- Tenemos que irnos - susurró -. Es el grupo de Falco.

Ymir tragó saliva.

- Pero... no saben... lo que pasó, ¿verdad?

- La chica que mencionó él está aquí, y al parecer no ha contado mucho. Tampoco sabe qué pasó después de que volviera, pero no estoy a gusto aquí. Vámonos.

Ella negó con la cabeza.

- No, Reiner. Me quedo - Reiner la miró, boquiabierto. ¿Estaba hablando en serio? -. Historia no quiere irse, y yo no pienso separarme de ella. Me quedo aquí.

ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora