Necesidad

75 8 1
                                    



Pasaban ya de las de las 10 de la noche, la calle se encontraba casi vacía a pesar de ser el centro de la ciudad, podría ser por el hecho de que era entre semana, o por el hecho de que los noticieros ya habían mencionado que los ghouls estaban más activos últimamente. Inclusive al ir en camino pasamos frente a las oficinas de la CCG. Que se veían en demasiada actividad en la sucursal.

Íbamos a bordo de un taxi que nos dejó exactamente en la avenida entre los dos templos, antes de pagar, el taxista nos miró detenidamente y aunque nos miró de forma sospechosa, se fue por su camino y no le di más vueltas al asunto.

―Bien, vámonos― le dije a Brenda comenzando a caminar hacia el norte de la ciudad por la misma avenida.

Se sentía aun el frio de una noche de inicio de año, los adornos navideños que ponían en todo el centro aun colgaban, brillantes y coloridos. Las personas que todavía estaban por las calles, se abrazaban a sí mismos para darse un poco de calor. Dentro de las tiendas de autoservicio, la gente hacia pequeñas filas para comprarse un café. El alumbrado público de la ciudad y la arquitectura de los edificios daban un aire bohemio a la noche.

Al llegar a la avenida Juárez, nos desviamos unos metros al oeste por la construcción de la nueva línea del tren ligero que ya llevaba varios años desde que inició. Por fortuna la deuda que se había creado hace ya casi 4 años, estaba siendo pagada. Fue un golpe duro a la economía, incluso la de los ghouls. Muchas de nuestras fachadas dependen mucho de un trabajo estable para no levantar sospechas.

Regresé a la realidad cuando por fin estuvimos a contra esquina de la rotonda de los Jaliscienses ilustres. Estábamos en plaza Guadalajara, frente a la imponente catedral.

Sus dos torres de casi 70 metros de alto, alumbradas con luces blancas y amarillas, denotaban su arquitectura neogótica con majestuosidad. No parecía que ya eran casi 500 años desde que se construyó.

Brenda se quedó mirándola por un momento, le parecía hermosa.

―Démonos prisa―le dije bajo. ―espero que aun siga ahí.

Atravesamos el andador Alcalde y caminamos pegados a la enorme iglesia, la rotonda estaba junto a ella.

Un parque que abarcaba una cuadra con jardines a cada esquina. En el centro se alzaba el monumento, 17 columnas estriadas sin base, sosteniendo un anillo de cantera, en el cual, del lado que daba hacia el oeste tenía la leyenda "Jalisco a sus hijos esclarecidos". En el centro justo del monumento, había un pebetero encendido con una llama. El interior de la rotonda estaba iluminado con luces azules que marcaban más aun las estrías de las columnas. Por suerte para nosotros, no se veía ninguna persona alrededor.

―Vamos― dijo Brenda, comenzando a acercarse con rapidez. Al llegar a la valla metálica que rodeaba la estructura, Brenda divisó el pequeño panel de electricidad que controlaba las luces, se veía la esquina de un pequeño bolso de piel tinto.

―Ahí está, que suerte. ― dijo saltando la valla y corriendo hacia la bolsa. Seguí sus pasos y me puse junto a ella mientras abría el bolso. No había nada dentro de él, salvo un collar que ella sacó para mostrármelo.

Era un collar de oro, con cuentas cuadradas hechas de jade, también enmarcadas en oro.

―Temía que no estuviera. ― dijo aliviada. Metió el collar en uno de los bolsillos de su nueva sudadera y la cerró con el cierre.

Estaba a punto de decirle que había sido bastante sencillo, cuando una bala impactó en el suelo, a un metro de dónde estábamos.

Una ráfaga de balas comenzó a hacernos retroceder hacia el otro lado de la rotonda. Nos quedamos ahí cubiertos por las columnas y los nichos que quedaban bajo el nivel del suelo, pero solo era una protección mínima. Estábamos en una trinchera circular que no tenía más de medio metro de profundidad. Una nueva ráfaga de balas nos hizo volver a movernos. Estábamos rodeados. La ventaja que teníamos solamente era que ellos no podían cruzar la valla con facilidad.

GDL GhoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora