Xibalba

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En una Gran casa, en la sierra de Michoacán, se daba un sangriento enfrentamiento entre Ghouls vestidos con indumentarias Aztecas.

Los Gritos, los disparos y los choques de kagunes resonaban entre los pinos en el monte. En los salones y las habitaciones de la mansión, la sangre salpicaba las paredes y algunos miembros de Xibalba estaban consumiendo de una vez las victimas de sus batallas.

La habitación principal, se encontraban algunos hombres atrincherados, los pocos sobrevivientes del cartel Michoacano. Por fuera, los combatientes caían tras los gritos desgarradores. Cuando el resto de la mansión se puso en silencio, los miembros que estaban siendo asediados se pusieron en formación.

― ¡No dejen pasar a nadie por esa puerta! ― Gritó José, el encargado de la seguridad del interior de la mansión.

Todos los hombres, aprovechando el valor que la cocaína les metía en sus sistemas, estaban esperando con sigilo, apuntando todas las armas hacia la puerta, por desgracia esas armas no iban equipadas con balas Q. Una de las ventas laterales de la habitación, explotó arrojando trozos de vidrio, desde fuera, una pinza enorme parecida a la de un insecto tomó a uno de los armados y lo arrojó al aire, escuchando de nuevo como los gritos iban seguidos del sonido de la sangre al ser derramada a chorros. De las otras ventanas comenzaron a salir más kagunes intentando tomarlos o herirlos, rompiendo la formación frontal, los sicarios se resguardaron donde podían, evadiendo los ataques que llegaban por doquier. Una ráfaga de cristales rojizos comenzaron a atravesar las gruesas paredes de madera matando a otros 3 hombres. Al estar lo suficientemente dañadas, un firme golpe de un kagune las hizo añicos dejando el paso libre hacia el interior de la habitación que sirvió como un último refugio inservible.

Los atacantes invadieron el lugar, usaban maquillajes y máscaras prehispánicas, algunas con pieles de animal otros con piedras preciosas, intimidaban bastante a los hombres del cartel, a quienes sacaron de sus escondites y pusieron de rodillas en una hilera, solo habían quedado cuatro de ellos.

Al final, entró un ghoul bastante alto y fornido, se veía imponente con su máscara de serpiente esmeralda y una melena de plumas del mismo color, llevaba un enorme collar de oro alrededor del cuello, era casi tan ancho como una pierna. El kagune que había derribado la puerta era de ese enorme ghoul, un rinkaku formado por cuatro tentáculos anchos de color rojizo que terminaban en una punta chata, tenía placas filosas alrededor. En su hombro izquierdo, había una especie de armadura formada por mandíbulas inferiores humanas. Un taparrabo largo de color verde con manchas rojas de sangre por todos lados y otras piezas de joyería hechas de oro, jade y piel. A través de la máscara de serpiente no se veía nada más que los rojos ojos brillantes de un ghoul.

Llevaba cargando en la mano derecha el torso de uno de los encargados de seguridad por parte de los ghouls que habían contratado.

―Mi pueblo, se pregunta a veces que motiva a uno de los nuestros, congeniar con los de su especie― Dijo el enorme sujeto serpiente, con una voz áspera y gruesa, como la voz que esperarías que saliera del fondo de una cueva oscura.― Para nosotros, es traicionar quien eres. Si fraternizas con la comida, ― Dijo tomando al ghoul que estaba partido a la mitad, lo despojó de las pocas ropas que le quedaban, dejando ver sus heridas viscerales. ― te vuelves la comida.

Comenzó a comerlo desde la parte de la herida donde aún ciertas partes de los órganos estaban colgando de él. Chorros enormes de sangre salpicaban al guerrero azteca mientras los otros cuatro sobrevivientes miraban horrorizados, uno de ellos no logró evitarlo y vomitó escandalosamente en el suelo, manchándose a el mismo de vomito.

Nakakua, dejo de lado su bocadillo, y con un certero golpe en el hombro de aquel sicario, lo partió casi a la mitad, dejando más sangre y más viseras frente a los otros tres que quedaban.

GDL GhoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora