Capítulo 27: "Desahogo"

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— ¿Por qué no me dijiste que te ibas?— Mi hermano me acarició los cabellos, mientras se sentaba en mi cama.

Dirigí mi vista hacia un lado, hacia el tumulto de ropa sucia que tengo en una esquina de mi cuarto, más específicamente.

— ¿Nico te lo dijo? Agh, ese idiota...— aparté su mano de mi cabeza.

— _____, te vas mañana, maldita sea, ¿¡Planeabas decirnos todo a último minuto!?— Ya empezó con los griteríos — ¿¡En qué estabas pensando!? ¿¡Sabes cómo me sentí al escuchar que te ibas!?— Lo ignoré y me encogí de hombros.

— No es para tanto.

— ¿¡No es para tanto!? ¿¡Estás escuchándote!?— Rodé los ojos, y Pedro me tomó de los hombros para que lo mire — ¡Esto no es un juego, _____!— gritó.

— Pedro, de verdad no estoy de humor. Vete, por favor— Me recosté nuevamente en mi cama.

Y es cierto, no estoy de humor. Nunca antes me había sentido tan decaída en mi vida, no tengo ganas de nada y la comida que me ha traído mamá siguen intactas en el velador. ¿De verdad mi vida se derrumbó en tan solo unos pocos días? Es increíble como las cosas pueden cambiar de un segundo a otro.

Cuando me fui del parque aquel día, lloré toda la noche, traté de ser lo más silenciosa posible. El día siguiente no fue la excepción, sollocé mucho y las lágrimas nunca pararon en horas, y ahora creo que mis ojos ya se encuentran secos. Mi mamá piensa que es porque me voy, pero no saben las ganas que tengo de irme luego de aquí y no ver a Matteo nunca más. Pues luego de toda mi tristeza, lo que surgió después fue una terrible furia hacia él. ¡No puede ser! No me dejó ni siquiera explicarle mi situación y me tuvo llorando dos días enteros por él, detesto eso, detesto como me hace sentir. No lo he visto desde ese día, y espero no verlo nunca más en mi vida.

Lo amo, sé que lo hago, más de lo que me gustaría. Lo amo tanto que incluso la furia que siento se va al recordar que hay una pequeña posibilidad que él tambien me quiera a mí, pero no me voy a arrastrar por él. Nunca he perdido mi dignidad por un chico y él no será el primero.

Nadie será el primero.

Pero recordar mi encierro por horas en ese lugar, y saber que Matteo me esperó hasta tan tarde de la noche... Hace que quiera lanzarme hacia sus brazos rogándole amor. Soy patética, ¿Cierto?

— Yo... _____, debiste decírmelo, debiste decírmelo... Yo hubiese aprovechado el tiempo, hubiese estado contigo, días de hermanos, yo, yo...— se le enredó la lengua — ¿Te alejarás de nuevo, _____?—

Voltee a verlo, mis ojos me picaban pero pestañé muchas veces para que esta sensación se largara de mi cuerpo. No más.

— Sé que estás mal, _____. Pero soy tu hermano, puedes confiar en mi— Seguí el movimiento de sus ojos, con los míos mirándolo fijamente. ¿Por qué él sigue aquí?
Le dije que se vaya.

— Pedro, yo...

— No estás así por lo del viaje, ¿Cierto? —Lo miré sin responder, demasiado enjaulada en mis sentimientos como para poder reaccionar — Escuché una conversación entre Luna y Nina, dijeron algo sobre... Uh...

— ¿Matteo?— Sonreí cínicamente, Pedro de verdad piensa que es un tema sensible para mí —Puedes pronunciar su nombre, lo sabes ¿No?— Murmuré — ¿Me crees tan tonta como para derrumbarme sólo por escuchar... El nombre de M-Matteo?— Maldita sea, no quiero llorar, ya no más.

— Él tampoco se ha aparecido por el roller...— Demonios. Este sentimiento de nuevo, yo realmente soy... Aish, mi corazón no debería estar latiendo así de veloz ahora.

La hermana de Pedro - Matteo y tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora