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Semana 1

El departamento parecía sacado de una revista de arquitectura minimalista, de aquellas que te muestran el objetivo de limpieza, pureza y perfección que cualquier perfeccionista desearía. Harry era perfeccionista, muy perfeccionista. Luego de horas intensivas de limpieza, ya no había ni una partícula de polvo flotando, y a donde miraras había un mueble reluciendo de lo pulcro. Así que Harry había terminado, y luego de mirar con orgullo todo lo que había ordenado, guardó los elementos de limpieza en el armario, satisfecho, y se dirigió al cuarto para cambiarse.

Se calzó un par de jeans, se cambió la camiseta y volvió a la sala de estar, prendió la televisión y se lanzó al sofá, para hundirse y ver la nueva temporada de 13 Reasons Why que acababan de estrenar. No era su serie favorita, pero tan sólo quería que pasara el tiempo hasta que llegara su invitada.

Finalmente sonó el timbre, y Harry saltó del sofá feliz para abrir la puerta rápidamente y encontrarse con su rubia amiga al otro lado.

— ¡Cara! —exclamó mientras la abrazaba con fuerza— ¡Feliz cumpleaños!

— Hola, ricitos —le respondió la rubia, correspondiendo al abrazo—. ¡Gracias! Ahora, hazte a un lado, porque muero de hambre y tu comida es la única razón por la que sobreviví estos veinticinco años.

Harry se movió para dejarla pasar y cerró la puerta detrás suyo, volviendo a entrar al departamento.

— Siéntate, yo traigo las cosas —dijo y caminó hasta la cocina, mientras buscaba los platos volvió a hablar—. Y, dime, ¿cómo fue tu cumpleaños hasta ahora?

— Pues... Estuvo bien, creo. Ya sabes como es mi familia —respondió Cara desde el salón—. Mi hermana trató de esconder la indiferencia de mis padres, así que fue como siempre. La verdad es que me importa una mierda que les importe una mierda.

— Cara, el vocabulario —la regañó mientras llevaba con cuidado todos los platos a la mesa—. Bueno... No te pongas mal. Eso es lo bueno de tenerme a mí como mejor amigo, los cumpleaños me importan, así que ¡bien por ti por ser mi mejor amiga!

Cara soltó una carcajada y se abalanzó sobre la comida, probando un poco de todo. Harry puso Love, Rosie en la televisión y luego se sentó junto a su amiga a ver la película y cenar.

Horas después, cuando ya habían terminado toda la comida y se encontraban viendo El Club de los 5, Cara suspiró pesadamente.

— Demasiada. Comida. Voy a... Explotar —dijo y se recostó en el sofá, apoyando su cabeza en las piernas de Harry—.

— Lo sé... Aún siete años después de conocerte, sigo sorprendido con la cantidad de alimento que puedes comer de un saque. Es increíble. ¿No deberías estar en el Récord Guiness? Tal vez deberías llamarlos, aunque ellos también se asombrarían.

— Cállate —respondió Cara—. Oh, esta escena es tan buena. Ahora se drogan y bailan y ¡mira! Este se encierra en ese lugar y grita y se rompen los vidrios —dijo, feliz, y suspiró—. Amo esta película.

— Yo también... —comenzó a decir Harry, pero fue interrumpido por el timbre, frunció el ceño— ¿Esperamos a alguien?

— Yo no —dijo la rubia y soltó un quejido cuando su amigo se puso de pie para abrir la puerta—. Vuelve, almohada.

El rizado caminó hasta la puerta y la abrió.

— ¿Si?

— ¡Hola! ¿Pedido de Pappa Roma Pizzeria? —exclamó un chico desde el otro lado.

Cara levantó la cabeza.

— ¿Pizza? —preguntó desde la sala.

— Uh... —Harry negó con la cabeza— Lo siento, quizás te confundiste de apartamento.

pizza guy ; l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora