—¿Por qué estás siguiéndome?— Repitió. De hecho estaba espiando, pero igual tenía razón.
—¿Yo? ¿siguiendote?— traté de hacerme la desinteresada o desentendida. —¡Bah! Por favor...
—Deja de seguirme.
Él pretendía estar viéndome pero más que eso parecía que estaba viendo por encima de mi hombro, cosa que me pareció extraña, había hablado con mucha confianza y seguridad en un principio, pero al final lo hizo en un susurro y a no ser que estuviera prestándole atención a cada movimiento en falso que pudiera hacer no pudiera haberle oído.
Después de haber dicho eso se dió la media vuelta y se marchó, me quedé viéndolo hasta que llegó al fondo del apartado de habitaciones y no pude verlo más.
—¿Tú crees que vaya a delatarnos? Si él hace eso nos matarán ¡nos echaran Ali!— dijo la pelirroja una vez que Eunwoo se había ido.
—¿Viste cómo me miró?— me di la vuelta, aún impresionada de haberle visto, la voz de Eunwoo era angelical a pesar de que estaba molesto.
—¿Con asco?
—¡No!— empecé a saltar escaleritas abajo.
— Parece que nuestras miradas se cruzaron en un momento cósmico.— dije cerrando los ojos y di un par de vueltas aún con la ilusión de estar escuchando su bonita voz y viendo sus bonitos ojos de asiático.
Y Florence... ella me miraba con pena.
—No puedo creer que estoy a punto de perder mi lugar en esta escuela por ti y tus tonterías.— dijo señalándome con enojo.— Vámonos antes que decida golpearte, debemos estudiar algebra.
—¡Oye, oye! No quiero, debo continuar con mi plan — lloriqueeé mientras que ella me agarraba de la muñeca con fuerza para llevarme a rastras a la biblioteca.
—¡Tengo una magnífica idea Florence!
