Gritó con tal fuerza el nombre de su mujer que pensó se desgarraría la garganta pero no le importó en lo más mínimo, maldijo a todo dios que lo estuviera viendo por haber sido tan lento y permitir que esa puta criatura lastimara a Kagome pero no lo volvería hacer, sólo sobre su propio cadáver la volverían a lastimar.
Empuño con firmeza su espada cortando de un limpio movimiento la pata de la bestia que pretendía atacar a su mujer, el demonio chilló en protesta alejándose unos cuantos pasos de Kagome hecho que InuYasha aprovechó a toda prisa para levantar a su esposa del suelo tomándola por la cintura, cargando el ligero cuerpo femenino que no opuso resistencia.
Guardó su espada y con su mano libre alejó utilizando sus garras a las nuevas arañas que habían nacido al cortar la extremidad de la araña madre, sujetó a su esposa con firmeza y de un hábil salto se apartó de aquel lugar lo más lejos y seguro que le fuera posible.
Todo había pasado a una velocidad impresionante que sólo su esposo había podido conseguir. De lo contrario, muy probablemente hubiese terminado gravemente herida...o muerta.
Su cuerpo parecía no responder por él mismo cuando sintió que fue cuidadosamente colocada en el suelo, bajo la sombra de uno de los árboles cercanos a la zona donde se suscitaba la pelea.
Atinó a levantar su cabeza para encontrarse con la mirada de InuYasha, esperó a que le gritara, que le regañara por haber tardado tanto en disparar su flecha, pero los ojos de su esposo sólo la estudiaban de arriba abajo con urgencia.
—InuYasha —acertó a decir en apenas un ronco susurro por la falta de aire en sus pulmones, ¿Qué esperaba para gritarle que era una idiota y una descuidada?, intentaba encontrar su mirada pero InuYasha no dejaba de examinarla.
—¿Estás bien? No te pasó nada grave, ¿verdad? —preguntó él con desesperación, preocupado de una manera sobre humana, sintió la mano masculina sujetar su mentón con intenciones de levantar su rostro—. No, parece que no es grave. Tampoco despide la horrible peste de esos hongos, es un alivio.
InuYasha tranquilizó su tono de voz e incluso relajó los hombros, sinceramente aliviado, usando la manga de su ropa limpió toda la sangre que corría de la mejilla herida para justo después juntar su frente con la de su esposa y la sujetó por la nuca enredando su oscuro cabello entre sus dedos, haciendo que unos cuantos mechones se soltaran del agarre del listón que aún la peinaba.
Kagome pudo notar como InuYasha trataba de relajar su respiración con aquel acto, solo se quedó congelada en su lugar sin saber qué decir. Él no parecía estar enojado con ella, ni siquiera un poco.
—Quédate aquí —le ordenó InuYasha separándose de ella y poniéndose de pie, ella intentó al menos asentir con su cabeza pero parecía estar tallada en piedra, de igual manera él no esperó una respuesta de su parte sólo se dio la media vuelta y corrió de nuevo hacia Sango y Miroku quienes seguían tratando de eliminar a las arañas antes de que lastimaran a alguien más.
—¡InuYasha, necesitamos ir por el arco de Kagome! —gritó Sango apenas lo vio de regreso, tomando de nueva cuenta su boomerang en el aire, InuYasha dirigió su vista hacia la araña madre quien atacaba las casas de la aldea, las mujeres corrían aterrorizadas mientras los hombres se enfrentaban como podían a la terrible amenaza.
—¡Nos quedamos sin tiempo! —gritó Miroku tratando de alejar a la enorme criatura del resto de cabañas que permanecían a salgo, esquivando tanto como le era posible sus atacas al mismo tiempo que la golpeaba con su báculo sagrado logrando que la criatura retrocediera para evitar ser lastimada—. Sango, necesitaremos tu boomerang.
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Listón [InuKag] [+18]
Fanfiction"Naciste para conocerme y yo nací para ti" No estamos equivocados...es este nuestro destino, ¿Cómo un trozo de tela puede causarte tantos inconvenientes? No me importa, pero no permitiré que sientas lástima por ti misma. -Situado después del final d...